Introducción: Contexto de las Revelaciones Privadas en la Vida de la Iglesia

Las revelaciones privadas, a lo largo de la historia de la Iglesia, no pretenden ni deben añadir nada nuevo a lo que ya está escrito y revelado por Dios en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia. El papel de las revelaciones privadas aceptadas por las autoridades eclesiásticas, de acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, “no es la de «mejorar» o «completar» la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia.”[1] Estas revelaciones son, en palabras sencillas, un recordatorio amoroso de Dios acerca de las verdades contenidas en el Evangelio y necesarias para nuestra salvación, las cuales tienden a ser olvidadas o ignoradas en ciertos momentos críticos de la historia. Por tanto, todos los mensajes atribuidos a la Virgen María en sus diferentes apariciones no revelan nada nuevo, sino que ofrecen una luz especial para entender y vivir mejor los misterios y verdades de nuestra fe. Dentro de esos misterios y verdades de fe, el papel de la Santísima Virgen es esencial en la historia de la salvación. Sin embargo, a pesar de su gran importancia en la Redención del género humano, es interesante notar lo poco que sabemos sobre la vida personal de la Santísima Virgen. La Sagrada Escritura se limita a contar solamente lo esencial de su persona, sin entrar en muchos detalles. Debido a esto, se han generado diversas leyendas y tradiciones que, con el paso del tiempo, han intentado ilustrar cómo pudo ser la vida de María, antes y después de la vida de Jesús. Incluso algunas de estas tradiciones antiguas, mayormente contenidas en los evangelios apócrifos, han sido incorporadas en la liturgia y devoción de la Iglesia, como la fiesta de la Presentación de María en el Templo y la devoción a sus padres, Joaquín y Ana. Ciertas revelaciones privadas de algunos místicos (aceptadas por la Iglesia) han ofrecido interesantes o posibles datos sobre la vida de la Virgen, como las de la Beata Ana Catalina Emmerick, pero estas, como todas las revelaciones privadas, “no pertenecen al depósito de la fe [Escritura y Magisterio]”[2], y por ende, pueden ser creídas o no por los fieles. Con esto, podemos entender que muchos detalles de la vida de la Madre de Dios permanecerán ocultos, dándose prioridad siempre, en la Escritura y la Tradición de la Iglesia, a la vida y enseñanzas de Jesús.

El conjunto de mensajes atribuidos a la Virgen en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina, desde 1981 hasta el presente, de acuerdo a la Nota del Dicasterio para la Doctrina de la Fe al respecto, “posee un gran valor y expresa con palabras diferentes las enseñanzas constantes del Evangelio.”[3] Debido a esto, la experiencia espiritual de Medjugorje y los presuntos mensajes de la Reina de la Paz recibieron, en Septiembre de 2024, el Nihil Obstat del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la más alta aprobación eclesiástica posible. Dicha aprobación, debe ser aclarado, no obliga a los fieles a creer en la autenticidad sobrenatural de las apariciones ni en la experiencia mística de los seis videntes. Más bien, ofrece la libertad a cualquier persona de adherirse a este fenómeno y a los presuntos mensajes de la Virgen, ya que los fieles “pueden recibir un estímulo positivo para su vida cristiana a través de esta propuesta espiritual.”[4] Teniendo claro este aspecto, se puede entonces proceder a este breve análisis sobre los destellos que ofrece Medjugorje acerca de la vida terrena de la Virgen María.

Algunas Experiencias Particulares de los Videntes de Medjugorje

De acuerdo a algunas entrevistas concedidas por los seis videntes en años anteriores, la Santísima Virgen María ha compartido con ellos algunos detalles sobre su vida. De entre el grupo de videntes, Ivanka Ivankovic y Vicka Ivankovic son a quienes más detalles se les han confiado durante las apariciones. Por su parte, en su libro autobiográfico titulado Mi Corazón Triunfará, Mirjana Dragicevic-Soldo relata que en el sexto día de las apariciones, el 29 de Junio de 1981, Nuestra Señora le mostró imágenes sobre su vida en la tierra. Esto sucedió, según Mirjana, durante la aparición con el resto de los videntes en el monte Podbrdo, después de un difícil día en el que fueron examinados en Citluk y Mostar por doctores y psiquiatras, y severamente interrogados, amenazados, y maltratados por la policía comunista. Mirjana lo narra de la siguiente manera:

“Esa tarde nos reunimos para la aparición, angustiados aun por las experiencias de ese día. Cuando Nuestra Señora apareció, todos empezamos a llorar. Su inmenso amor hacia brotar nuestras emociones. Pero mis miedos y mis preocupaciones desaparecieron cuando la Virgen me mostró una serie de escenas muy vívidas de su vida terrenal. Era como ver una película. Las condiciones en las que vivió María no tienen nada que ver con las versiones idealizadas que había visto en el arte religioso. Vi que había vivido una vida humilde y modesta desde que era muy pequeña; difícil pero bella en sencillez. Vi destellos de sus momentos más relevantes, como la aparición del ángel y el nacimiento de Jesús. Me di cuenta de que María también había sido niña y que había tenido los mismos dolores y alegrías que tiene todo el mundo, pero con una profunda excepción: ella se convirtió en la madre de Dios.”[5]

Por su parte, Vicka Ivankovic, la mayor de los videntes, relata que en los primeros años de las apariciones, la Virgen le confió toda la historia de su vida, con la instrucción específica de escribirla para ser publicada en un futuro. En una entrevista del año 2015, Vicka afirmó: “En lo que a mí respecta, todo está listo [para la publicación]. Se trata de tres cuadernos. La Virgen me dictaba y yo solo escribía lo que ella me dictaba. Solo espero el momento en que ella me ordene publicar lo que ha sido escrito…Seguramente será algo grande. Se trata de la biografía completa de la Virgen, desde su nacimiento hasta su Asunción.”[6] Respondiendo a la pregunta del periodista español Jesús García sobre si la Virgen, en el relato de su vida, le había hablado acerca de San José, Vicka contestó: “Muy poco. Algo al principio, pero es su biografía [de la Virgen].”[7] Hasta la fecha, Vicka afirma que por ahora no le es permitido revelar más detalles sobre las confidencias hechas por la Santísima Virgen sobre su vida. Cabe destacar que, de acuerdo a lo prescrito por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en la Nota del 2024 sobre Medjugorje, el Visitador Apostólico con carácter especial para la Parroquia de Medjugorje “actuará después en el discernimiento de los eventuales mensajes futuros o de mensajes pasados que no hayan sido todavía publicados y deberá autorizar la eventual publicación.”[8] Por lo tanto, es de esperarse que, cuando llegue el momento de dar a conocer el relato escrito por Vicka, su publicación deberá ser previamente revisada y autorizada por el Visitador Apostólico. Pero dicha futura publicación, como cualquier otro relato místico de revelaciones privadas, podrá ser o no creído por los fieles, ya que no formará parte del depósito de la fe de la Iglesia (Escritura y Tradición).

Breves Pinceladas Autobiográficas en los Mensajes de la Virgen

En la pedagogía espiritual contenida en sus mensajes, la Virgen rara vez menciona eventos pasados (ej., las apariciones de Fátima y el inicio de las apariciones en Medjugorje), y siempre es muy discreta y prudente acerca de acontecimientos futuros (ej., los diez secretos confiados a los videntes). Sin embargo, en algunas ocasiones ella sí ha llegado a mencionar pequeños detalles sobre su vida en la tierra, usándolos como un ejemplo muy concreto y personal sobre la enseñanza comunicada en el mensaje. A continuación se presentan los fragmentos de estos mensajes[9], que contienen esas pequeñas pinceladas sobre la vida terrena de la Madre de Dios:

“La razón por la cual estoy entre ustedes, mi misión, es ayudarlos a que venza el Bien, aunque a ustedes ahora eso no les parece posible. Sé que muchas cosas no las comprenden, como tampoco yo comprendía todo, todo lo que mi Hijo me enseñaba mientras crecía junto a mí, pero yo creí en Él y lo seguí. Eso mismo les pido a ustedes, que crean en mí y que me sigan” (02/08/2014).

“Estoy aquí entre ustedes como una Madre que desea ayudarlos a conocer la verdad. Mientras vivía en la Tierra la vida de ustedes, yo tenía el conocimiento de la verdad y con eso, un pedacito del Paraíso en la Tierra. Por eso a ustedes, mis hijos, les deseo lo mismo…Hijos míos, yo siempre he orado por la Iglesia de mi Hijo, por eso, a ustedes les pido que hagan lo mismo” (02/01/2015).

“Hijos míos, yo los conozco. Conozco sus dolores y sus sufrimientos porque los he vivido. Río con ustedes en sus alegrías. Lloro con ustedes en sus dolores. Nunca los abandonaré” (02/05/2015).

“Ámense los unos a los otros. Yo viví vuestra vida terrena y sé que no es siempre fácil, pero si se aman unos a otros, orarán con el corazón y alcanzarán cumbres espirituales y se abrirá para ustedes el camino hacia el Paraíso. Allí los espero yo, su Madre, porque estoy allí” (02/09/2015).

“Los miro con amor, con amor maternal. Los conozco, conozco sus dolores y aflicciones, porque yo también he sufrido en silencio. Mi fe me dio amor y esperanza. Repito: la Resurrección de mi Hijo y mi Asunción al Cielo son para ustedes esperanza y amor (02/02/2016).

Mi Hijo, de pequeño, me decía a menudo que muchos me habrían amado y llamado Madre. Yo, aquí en medio de ustedes, siento amor y les doy las gracias. Por medio de este amor, ruego a mi Hijo para que ninguno de ustedes, hijos míos, vuelva a casa igual que antes, para que lleven siempre más esperanza, misericordia y amor” (02/08/2016).

“Hijos míos, yo fui el cáliz del Hombre-Dios, fui instrumento de Dios, y por eso, apóstoles míos, los invito a que sean cáliz del amor puro y sincero de mi Hijo. Los invito a ser un instrumento para que, quienes no han conocido el amor de Dios y nunca han amado, comprendan, acepten y se salven” (02/11/2016).

También yo, mientras vivía en el tiempo terreno, me alegraba, sufría y soportaba con paciencia los dolores, hasta que mi Hijo, en toda su gloria, los suprimió. Y por eso digo a mi Hijo: “Ayúdalos siempre”.” (18/03/2017).

“¡Quién mejor que yo puede hablarles del amor y del dolor de mi Hijo! He vivido con Él, he sufrido con Él. Durante la vida terrena he experimentado el dolor, porque fui madre. Mi Hijo amaba los pensamientos y las obras del Padre Celestial, el verdadero Dios. Y, como Él me decía, había venido para redimirlos. Yo escondía mi dolor en el amor, y ustedes, hijos míos, tienen numerosas preguntas. No comprenden el dolor. No comprenden que, a través del amor de Dios, deben aceptar el dolor y soportarlo. Cada criatura de Dios lo experimentará en menor o mayor medida, pero, con la paz en el alma y en estado de gracia, la esperanza existe: es mi Hijo, Dios, nacido de Dios. Sus palabras son la semilla de la vida eterna que, sembradas en las almas buenas, producen numerosos frutos. Mi Hijo ha llevado sobre sí el dolor porque ha tomado sobre sí sus pecados. Por eso, hijos míos, apóstoles de mi amor, ustedes que sufren, sepan que sus dolores se convertirán en luz y en gloria” (02/09/2017).

Desde que mi Hijo era pequeño, me decía que para Él todos los hombres son sus hermanos. Por eso recuerden, apóstoles de mi amor, que todos los hombres que encuentran, son familia para ustedes; hermanos según mi Hijo” (02/10/2017).

Mi Hijo decía que amaba estar entre los corazones puros, porque los corazones puros son siempre jóvenes y alegres. Mi Hijo les decía que perdonen y se amen. Sé que esto no siempre es fácil: el sufrimiento hace que crezcan en el espíritu. Para poder crecer cada vez más espiritualmente, deben perdonar y amarse sincera y verdaderamente” (02/01/2018).

“Grandes obras ha hecho en mí el Padre Celestial, como las hace en todos aquellos que tiernamente lo aman y lo sirven con fe… ¿Acaso no ha sido mi Hijo quien por su doloroso sacrificio ha salvado el mundo? Como Madre suya estaba con Él en el dolor y en el sufrimiento, como estoy con todos ustedes. Hijos míos, estoy con ustedes en la vida, en el dolor, en el sufrimiento, en la alegría y en el amor” (02/03/2018).

Mi vida terrena era simple: amaba y me hacían feliz las pequeñas cosas; amaba la vida, don de Dios, aunque los dolores y sufrimientos traspasaban mi Corazón. Hijos míos, tenía la fuerza de la fe e ilimitada confianza en el amor de Dios. Todos los que tienen la fuerza de la fe son más fuertes. La fe te hace vivir en lo justo, y entonces la luz del amor divino llega siempre en el momento deseado. Esta es la fuerza que sostiene en el dolor y en el sufrimiento… Hijos míos, su lucha es dura, lo será todavía más, pero ustedes sigan mi ejemplo. Oren por la fuerza de la fe, confíen en el amor del Padre Celestial” (18/03/2018).

Y yo, yo siempre, en el tiempo y más allá del tiempo, he magnificado (engrandecido) al Señor por todo lo que ha hecho en mí y a través de mí (02/02/2019).

“Con amor maternal los invito a responder al gran amor de mi Hijo, con un corazón puro y abierto, con total confianza. Yo conozco la grandeza de Su amor. Lo llevé dentro de mí, Hostia en el corazón, luz y amor del mundo. Hijos míos, que yo me dirija a ustedes también es un signo del amor y de la ternura del Padre Celestial, una gran sonrisa llena del amor de mi Hijo, una invitación a la vida eterna” (02/05/2019).

Es interesante notar que, en todas estas enseñanzas de la Virgen sobre su propia vida, su enfoque no es ella misma, sino Dios y su relación especial con Él. A través de su propia experiencia de vida, María desea glorificar la grandeza, amor, y misericordia de Dios, mostrada en ella y por ella, para el bien de toda la humanidad.

Conclusión

Aunque muchos detalles de la vida de la Santísima Virgen María permanecerán siempre ocultos, es innegable que estos breves destellos contenidos en los mensajes de Medjugorje solo refuerzan lo ya revelado sobre ella en la Sagrada Escritura. El mensaje de Medjugorje es un precioso eco del Evangelio para nuestros tiempos, y un recordatorio de lo que Dios ya ha revelado de si mismo tanto en la Biblia como en la Tradición de la Iglesia. Por tanto, los mensajes de la Virgen y los destellos de su vida en ellos son un reflejo del Magnificat, su cántico de alabanza a Dios contenido en el Evangelio de Lucas: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen” (Lc 1, 46-49).

[1] Catecismo de la Iglesia Católica, 7.

[2] Ibid.

[3] Dicasterio para la Doctrina de la Fe, La Reina de la Paz: Nota sobre la experiencia espiritual vinculada a Medjugorje, 27, https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20240919_nota-esperienza-medjugorje_sp.html

[4] Ibid, 38.

[5] Mirjana Soldo, Mi Corazón Triunfará, (Madrid, España: Libros Libres, 2016), 65.

[6] Mario Vasilj, Medjugorje, los Apóstoles de la Virgen: Testimonio de Vicka, (Citluk, Bosnia: Ogranac Matise, 2015), 29.

[7] Jesús García, Medjugorje, (Andalucía, España: Gospa Arts, 2019) 84.

[8] Ibid, 39.

[9] Los mensajes citados en este artículo fueron recibidos por la vidente Mirjana Dragicevic-Soldo, y forman parte del conjunto de mensajes documentados que han sido revisados y aprobados por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

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