El P. Silvano Ruaro de Italia vino a Medjugorje por primera vez recientemente. Desde 1970, ha estado trabajando como misionero en el Congo y expresó su alegría por haber llegado hasta aquí: "Este año voy a celebrar el quincuagésimo aniversario de mi sacerdocio, ya que fui ordenado el 25 de junio de 1965. Mi amigo me sugirió que me uniera a él en este viaje, y llegué aquí para estar en oración y en silencio, sólo por esa razón. Paso la mayor parte de mi tiempo en la Capilla de la Adoración, en oración silenciosa, en los lugares donde apareció la Gospa y necesito este silencio porque nuestra vida como misioneros es muy activa y ocupada. La gente nos reclama todo el tiempo".

Esto es lo que el P. Silvano nos habló de su trabajo en el Congo: "En los últimos 45 años he estado comprometido en gran parte con la educación y la formación de los jóvenes. Establecí muchas escuelas y ahora, en los dos últimos años, estoy con los pigmeos. Cuando se trata de los pigmeos, lo más importante es estar entre ellos, amarlos y ser conscientes de que tienen su propio orgullo y dignidad. Yo trabajo mucho con ellos en los campos y les consigo herramientas para las tareas agrícolas. Hay un dicho en su lengua materna que dice: el trabajo es una alegría. Veo que entendieron eso y ahora están vendiendo sus productos. Antes, solían trabajar en los campos de otras tribus, pero ahora son cada vez más independientes, que es muy importante para ellos. Los pigmeos viven en pequeños grupos de 30 a 40 personas y están muy lejos unos de otros, ya que viven en el bosque. Es muy difícil organizar una escuela en esas condiciones, pero tenemos un plan de construcción de un gran colegio de internos que acogerá a todos esos niños. Es muy difícil acercarse a ellos, ya que no abren sus corazones fácilmente. Lo primero que queremos hacer es acercarnos a ellos y esperamos que seamos capaces de transmitirles el mensaje del Santo Evangelio".
 

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