El predicador de los ejercicios espirituales celebrados este año en Medjugorje del 19 al 21 de febrero fue el P. Ciril Cus, párroco de las parroquias eslovenas de Zetale y Stoperce.

En el transcurso de las jornadas habló sobre su propia experiencia de Medjugorje, donde ha venido más de 40 veces -la primera en 1996, con un amigo. “Una noche, cuando todo el mundo dormía, subí al Monte de la Cruz y le pedí al Señor que me ayudara. Entonces sentí una paz, una paz profunda que venía de dentro de mí. Pude llevar esa paz dentro de mí durante un buen tiempo y me ha acompañado en todas las dificultades que me he ido encontrando. Fue entonces cuando decidí venir a Medjugorje todos los años y reconozco que me encanta volver, ya que la Madre nos llama. Es maravilloso estar aquí, me siento como en casa. Es como venir a casa de la Virgen. Esta vez también subí al Monte de la Cruz nada más llegar, para pensar mejor y poder oír lo que Dios quiere de mí”, declaraba el P. Ciril.

En su diócesis está encargado de la difusión de la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, inmensa gracia reconocida también por su obispo: “En 1999 comencé a rezar una Novena al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús. Lo hacía todos los días, sin que nadie lo supiera. Fue también mi lema cuando me ordenaron sacerdote: “¡Todo tuyo, Jesús! ¡Todo tuyo, María, hasta el final!” Diez años después, mi obispo me convocó para preguntarme si quería difundir la devoción del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Yo sabía que era el plan que Dios tenía para mí y accedí. ¡Encomendémonos cada día a los Sagrados Corazones de Jesús y María! Dios nos quiere tanto que espera con impaciencia que vayamos a él, que le abramos nuestro corazón y seamos un instrumento en Sus manos. él nos acepta tal y como somos”, declaró el P. Ciril.

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