El pasado viernes, el 1 de diciembre, al mediodía, fray Zvonimir Pavičić llegaba a Bolivia, el último país de la Misión Latinoamericana 2023 – Medjugorje en Nuestra Tierra. En el aeropuerto tuvo una cálida recepción por la coordinadora de la Fundación Centro Medjugorje, Jacqueline Brehmer Gutierrez, y dos de los colaboradores, Rony Arandia y Sandra De Souza.

Ese mismo día por la tarde y la mañana siguiente, los encuentros tuvieron lugar en la Casa de los Hermanos Maristas, en el barrio Villa Marista, a unos 9 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Es una de las ciudades más desarrolladas y la más poblada de Bolivia con aproximadamente 1.5 millones de habitantes, y 2 millones en su área metropolitana. Los Hermanos Maristas llegan a Bolivia a mediados de los años 50 del siglo pasado. En el año 1968 construyen la casa de espiritualidad, lugar donde estuvo fray Zvonimir durante su visita. Además, tienen comunidad y presencia en otras cuatro ciudades del país. La congregación fue fundada en el año 1789, el mismo de la revolución francesa, por san Marcelino Champagnat en una pequeña aldea al sur de Lyon, en Francia. Junto a los laicos, su misión es dar a conocer a Jesús y hacerlo amar entre los niños y jóvenes, especialmente con los más necesitados. Su fundador fue canonizado por San Juan Pablo II en el año 1999.

En un encuentro cerrado, en la casa se reunieron los representantes y los colaboradores de la Fundación Centro Medjugorje junto con los guías de los grupos de oración “María Reina de la Paz” en Bolivia. Estuvieron unas 80 personas. Después del saludo y la bienvenida, el primer acto del encuentro fue la conferencia de fray Zvonimir en la que habló de lo que es Medjugorje.

“Me alegro mucho de haber venido aquí, me alegro mucho de poder estar en América Latina. Los sacerdotes en Medjugorje trabajamos mucho y muy duro, nos encontramos continuamente con los peregrinos y así servimos en nuestro santuario. Pero también es bonito que cuando no hay tantos peregrinos en Medjugorje, que podamos viajar y llegar a ustedes, para ver donde viven, para conocerlos mejor y lo más importante, que oremos juntos. Porque para eso estamos aquí, para rezar y para recurrir a la Madre de Dios. Nosotros en Medjugorje somos conscientes de como la Madre nos une, nos hace uno. Aunque todos seamos diferentes, venimos de diferentes países, hablamos diferentes lenguas, todos nos entendemos cuando empezamos a rezar, o cuando empezamos a cantarle a la Bienaventurada Virgen María, o cuando celebramos la Eucaristía. Entonces vemos lo grande que es nuestro Dios, como nos ha creado a todos tan diferentes, pero a todos nos ha puesto el mismo anhelo en el corazón, y es el anhelo de Él. Y precisamente María nos ayuda a ir más cerca de Jesús, ella nos guía por el camino seguro hacia Dios”.

“Podríamos decir que Medjugorje influye en muchas personas del mundo entero. Y vemos que a lo largo de los países del mundo se organizan los mismos programas de oración -como en Medjugorje-. Se invita a la gente a orar, porque solamente así el hombre puede quedarse más cerca de Dios. Porque la oración es nuestro encuentro con Dios, y el fiel no puede ser fiel si no ora. La oración es como un encuentro, si no nos encontramos con Dios, nos alejaremos de Él. Es como si hiciéramos una comparación con nuestros amigos. Si tenemos algún amigo con el que no hablamos durante muchos años, seguramente que nuestra relación se aflojará. Seguramente que no va a ser la misma amistad que con la persona que nos vemos regularmente. Debemos ser conscientes de que Dios nos escucha en la oración. Y es precisamente eso lo que nos enseña la Virgen en Medjugorje”.

“El otro día en Uruguay, en la radio, el presentador me preguntó que si había visto algún milagro en Medjugorje. Y le dije, sí, lo he visto. Cada día. En el confesionario. Cuando entra un hombre pecador en el confesionario y sale un hombre lleno de gracia, de un corazón puro. Ese es el milagro más grande que hay, y eso es lo que nosotros debemos anhelar también, para poder sentir en nuestro corazón el amor de Dios. El amor con el que Dios nos perdona nuestros pecados. El amor con el que desea que estemos bien, el amor con el que Él nos da la vida, y no solo aquí, sino la vida eterna también. Y por eso Dios permite que María venga desde la eternidad, y como viene desde la eternidad, nos atrae a nosotros hacia la eternidad también. Y todo lo que ella nos está diciendo no es solo para nuestro bien aquí en el mundo, mientras vivimos aquí en la tierra, sino que ella se ocupa más de nuestra eternidad. Porque esa es la meta de nuestra vida, vivir eternamente con Dios. Y podemos decir que ese es el mensaje de Medjugorje. Medjugorje significa vivir con la Virgen, y el que vive con la Virgen, vive con Dios. Así que Medjugorje significa vivir con Dios. Amén”, con estas palabras concluyó fray Zvonimir su conferencia.

A continuación, el párroco de Medjugorje dirigió el rosario, después del cual se celebró la misa que fue presidida por el padre claretiano Alejandro Añez. La homilía esta vez también fue a cargo de fray Zvonimir Pavičić, quien dijo:

“Creo que todos sabemos que nos estamos acercando al final del año litúrgico. Que con el primer domingo de Adviento comienza el nuevo año litúrgico. Y siempre al final del año litúrgico la Iglesia nos trae estas lecturas apocalípticas, que hablan del fin del tiempo y del fin de la tierra. Pero que también hablan de la eternidad de Dios”.

“Dios está por encima de todo, y Dios está por encima de todo el mal, porque Él reina por siempre. Hemos visto como en la visión Daniel ve el trono de Dios y alguien, como el hijo de hombre, que viene al trono. Es la imagen del Padre y del Hijo que reinan. Es la imagen del Dios Uno y Trino que está por encima de todo, porque en Él, todo tiene la vida y nada le supera. Ese es un mensaje para todos nosotros hermanos, que no tengamos miedo de nada ni de nadie, sino que solamente tengamos temor a Dios. Que solamente le tengamos temor a Él. Que le temamos a Él, que da la vida y que puede quitarla. ¿Y temerle a Dios que significa? No significa nada más que amarlo. Dios no quiere que le tengamos miedo, sino que quiere que nos acerquemos a Él en el amor. Temer a Dios significa reconocerlo como creador, significa reconocerlo como aquel que lo sostiene todo, que lo rige todo, incluso mi vida”.

“Vivimos en este mundo, pero no vivimos para este mundo. Debemos mirar qué es lo que viene de Dios y hay que guiarnos por ello. Esos signos debemos de saber leer y entonces actuar según ellos. ¿Y qué signos son esos? Jesús dice, el cielo y la tierra pasarán, es decir, todo lo que como humanos conocemos, pasará. Todo lo que vemos pasará. (…) Pero Dios permanecerá igual. Todo pasará, pero en Dios permanecerán aquellos que viven su vida con Él. Únicamente Dios puede darnos la vida eterna. (…) Por eso hermanos, digamos junto con san Francisco: ‘Señor mío, todo mío’. Amén”.

La jornada de la mañana siguiente empezó con el rezo de laudes y una charla de Filka Mihalj Pedretti, traductora y guía en la parroquia de Medjugorje y miembro del patronato de la FCM. En la charla les habló de la historia de Medjugorje, de las apariciones, de los comienzos, de los videntes. Les dijo: “Lo más importante es vivir el mensaje de la Virgen y ser testigos de Jesús y de María en donde cada uno está. Hay tres categorías de testigos, la primera categoría son los videntes, que son los primeros que reciben el mensaje de la Virgen. La segunda categoría de testigos son los que viven en Medjugorje, que ven la gracia y todo lo que la Virgen hace allí. Y la tercera categoría, que es la más importante de todas, ya que son los que experimentan el amor de Dios y de la Virgen, y de manera especial lo transmiten viviendo los mensajes y haciéndolo llegar hasta los confines de la tierra, son ustedes”.

Al final entregó a todos las estampas y las medallitas de la Virgen traídas desde Medjugorje.

Acto seguido, fray Zvonimir se reunió con todos los presentes y respondió a sus dudas, inquietudes y preguntas a los problemas referentes a la evangelización, elogiando el arduo trabajo de los presentes en el apostolado de María Reina de la Paz. En sus respuestas, fray Zvonimir resaltó la importancia de ser humildes en todo tiempo y buscar siempre la mejor manera de llevar el mensaje de Medjugorje. Los animó a perseverar en la oración, a rezar el rosario y que recen por los demás que están pasando por lo mismo, y siempre con la confianza puesta en Dios, en la intercesión de la Virgen María, sin miedo, sino con confianza.

Bolivia es un país que tiene una composición étnica muy variada, con poco más de 12 millones de habitantes, de los cuales el 80% son católicos. Bolivia tiene, además del español, otras 35 lenguas oficiales de los pueblos indígenas, de las cuales las que más se hablan son quechua, aymara y guaraní.

Por la tarde, fray Zvonimir dio la entrevista en el programa “Paz y Bien” de Radio María Bolivia, en la que el presentador Ervin Gutierrez le hizo muchas preguntas sobre Medjugorje y su visita a este hermoso país. Compartimos parte de la entrevista, para escucharla completa se puede acceder a través de este link.

Periodista: Estamos en una situación difícil a nivel mundial, muchas guerras, muchas cosas que suceden. La Virgen nos pide que oremos.

Fray Zvonimir: Así es. Y nosotros respondemos a su llamada y rezamos por la paz, por la paz en el mundo entero.

Periodista: ¿Qué llamado hace padre a la gente que nos escucha, principalmente en nuestro país que estamos pasando una situación muy grave, nuestros bosques se han quemado? Necesitamos siempre estar apegados a Dios.

Fray Zvonimir: Todo lo que hacemos, todo lo que vivimos, tenemos que vivirlo con Dios, entonces, incluso los momentos difíciles se volverán para bien. Siempre tenemos que estar con Dios. ¿Y qué significa estar con Dios? Rezar, ir a Misa con frecuencia, leer la Biblia, confesarse, simplemente vivir según los mandamientos de Dios. Y entonces el hombre tendrá la paz en su corazón, independientemente de lo que suceda a su alrededor. Los tiempos siempre cambian, a veces estamos bien, a veces lo tenemos difícil, pero todo eso es la vida. Y por eso debemos estar con Aquel que nunca cambia, y ese es Dios. Y Él nos dará la seguridad.

Periodista: Nos preparamos para el nacimiento del Niño Dios, al cual necesitamos recibirlo en nuestros corazones.

Fray Zvonimir: Así es. En el Adviento, en la primera parte del Adviento, hasta el 16 de diciembre, en realidad nos preparamos para la segunda venida de Cristo, cuando desaparecerá este mundo nuestro y el tiempo. Y cuando el Señor Jesús vendrá finalmente en su Gloria. Y por eso siempre tenemos que tener ante nuestros ojos, esa venida suya. No solo ahora, en esa primera parte del Adviento. Sino cada día en nuestra vida. Todo lo que hagamos, debemos hacerlo conscientes de que un día nos encontraremos con el Señor cara a cara.

Las instalaciones de la Radio se encuentran en la humilde y hermosa parroquia franciscana de San Antonio, donde San Juan Pablo II se alojó en su visita a Bolivia en el año 1988. Allá le recibió fray Bernardo Falkus, sacerdote franciscano polaco que lleva más de 50 años en Bolivia de misionero. Nos contó que hay solo una provincia en todo el país, que cuenta con 65 franciscanos en diferentes ciudades.

El programa de ese día siguió en la capilla franciscana “San Gabriel” en el barrio El Trompillo, con la catequesis de fray Zvonimir en la que habló de las cinco piedras que la Virgen nos ofrece para vencer el Goliat en nuestra vida.

“La Virgen, siempre como una Madre cuidadosa, nos dice lo que tenemos que hacer. Nos advierte si algo no lo estamos haciendo bien, desea ayudarnos a superar el mal, y todo eso nos lo dice a través de sus mensajes. Los mensajes principales de la Bienaventurada Virgen María son: la conversión y la paz. La Virgen se aparece desde ya hace 42 años. ¿Pueden imaginar cuantos mensajes ha habido hasta hoy día? Pero si quisiéramos resumir todos los mensajes en uno, entonces contendría las palabras: la conversión y la paz. No hay paz sin la conversión, la paz solo la puede tener aquel que está dispuesto a convertirse. Y convertirse significa volver a Dios, volver al Dios de quien todos hemos venido. Volver a Dios que es nuestro creador, nuestro Padre, que nos ama y que nos desea el bien y que desea que vivamos eternamente. Y precisamente eso es lo que hace la Virgen, nos lleva al Padre. Y por eso siempre nos enseña a su Hijo y nos invita a estar con Él”.

“¿Y cómo podemos pasar el tiempo con Jesús? De manera sencilla, a través de la oración, a través de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. A través de la lectura de la Sagrada Escritura. Todo eso es la manera de estar cerca de Jesús. ¿Y qué significa estar cerca de Jesús? Eso significa estar seguros. ¿Quién nos puede dar más seguridad que Jesús? Nadie. ¿Quién nos puede dar la vida eterna? Solo Jesús. Y por eso es importante caminar con Jesús en la vida. Especialmente en el tiempo de hoy cuando se nos sirven delante muchas cosas y nos dicen que son importantes. Y nos olvidamos de lo más importante, nos olvidamos de Jesús. Nos olvidamos de la importancia de la oración, de la importancia de la Eucaristía. Eso es lo más importante. La Virgen precisamente desea protegernos, como la verdadera Madre, la Madre que ama a sus hijos. Y precisamente porque ama a sus hijos, nos advierte, nos dice lo que está bien y lo que no, hagan esto, sean de esta manera. Y en Medjugorje, en los primeros días, la Virgen dio las cinco piedritas. Las cinco piedritas con las que podemos vencer a Goliat: La oración, la Eucaristía, el ayuno, la lectura de la Biblia y la confesión”, dijo fray Zvonimir y hablando de ellas culminó la conferencia.

En un breve descanso fray Zvonimir probó la comida típica cruceña y disfruto de la música y el baile que, por él, con mucho amor, realizaron los presentes. En la capilla estuvieron unas 100 personas que participaron del rosario y la misa también. Después del rosario, y antes de la misa, igual que en otros países, fray Zvonimir cantó las Letanías Lauretanas al igual que se hace en Medjugorje. La misa fue presidida por Mons. Sergio Gualberti, obispo emérito de Santa Cruz, italiano de Bérgamo, que lleva más de 40 años en Bolivia y que fue compañero de seminario de Mons. Aldo Cavalli. Nos habló con mucha emoción de la cultura y de las costumbres de los bolivianos. Y le pidió a fray Zvonimir que le de sus saludos al visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje.

“Yo le he dicho la tristeza que tenemos por el número de sacerdotes, de seminaristas. Este año han entrado tres. Y él -fray Zvonimir- me decía que, en su diócesis, que es mucho más pequeña que la nuestra, con mucho menos población, hay muchas vocaciones. A ver, tendremos que comprometernos todos a partir de la Virgen de Medjugorje, que nos está haciendo tantos regalos. Ustedes tienen la adoración ahora, es un momento muy importante, pongan entre las intenciones las vocaciones sacerdotales y religiosas”, dijo Mons. Sergio Gualberti y después concluyó dando a los presentes la bendición.

Después de la misa se celebró la Adoración Eucarística acompañada por el fantástico grupo muscial “Zipoli”. La Adoración termino con el Tantum Ergo cantado por fray Zvonimir, que por un instante transportó a todos los presentes a Medjugorje.

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