La República de Colombia es uno de los países más hermosos de América Latina, teniendo costas sobre el océano Atlántico a través del mar Caribe, y con el océano Pacífico. Cuenta con más de 52 millones de habitantes, donde casi el 80% son católicos y un 12% de otras religiones cristianas.

Y es aquí donde este año se celebra el XIV Congreso Iberoamericano de la Reina de la Paz, en la ciudad de Medellín, en el departamento de Antioquia. En la zona, a finales del año 1600 fue construida la primera iglesia, que se consagró a la Virgen de la Candelaria. En la actualidad, viven en Medellín más de 2.5 millones de personas, siendo la más poblada del departamento y la segunda del país, después de la capital.

Es aquí donde se está viviendo este encuentro internacional de la mano de la Gospa, con 453 participantes de 23 países de manera presencial, y los casi 200 en la modalidad virtual, comenzó en la tarde del miércoles 21 de febrero, en la Casa de Encuentros de La Salle, el congreso en Colombia, bajo el lema: “La Iglesia en sinfonía de oración con María, oren, oren, oren”.

El evento fue abierto con la ceremonia de banderas de los 23 países participantes, entre cantos y ovaciones, fueron recibiendo a cada uno. Los participantes del país anfitrión compartieron sus emociones con los presentes diciendo que tenían el corazón hinchado de alegría por este evento. Al final le llegó el turno a Medjugorje, que dijeron era el “país” más grande del mundo. Fray Marinko Šakota y fray Danko Perutina saludaron a los participantes visiblemente emocionados.

Fray Marinko dijo: “Estoy feliz. No tengo palabras, estoy más que feliz cuando veo como ustedes aman a la Virgen. Nosotros tenemos el futuro con ustedes. América del Norte, América Central y América del Sur tienen el futuro, porque aman a la Virgen. Quien vive con la Virgen tiene el futuro”.

Fray Danko agregó: “Queridos amigos, me alegro muchísimo de estar en este congreso de América Latina. Todos los que son de la Virgen, su característica es la alegría. Porque la Virgen ha sido alegre cuando vino el ángel Gabriel. Ha estado alegre cuando visitó a su prima santa Isabel. Cuando dio a luz a Jesús estuvo feliz. Cuando estuvo bajo la cruz, como madre, sentía el sufrimiento, pero creía, por eso tenía esa gran alegría cuando Jesús resucitó. Y ella trajo la alegría, no solo a Medjugorje, sino a todo el mundo, especialmente a América Latina. ¡Viva la Gospa!”.

Después se rezó el santo rosario y se celebró la Eucaristía. La santa Misa fue presidida por Mons. Fidel León Cadavid Marín, Obispo de Sonsón Rionegro, que en su homilía dijo, entre otras cosas: “Me da mucho gusto, queridos hermanos y hermanas, participantes de este XIV Congreso Iberoamericano María Reina de la Paz, me da mucho gusto saludarlos y manifestarles mi complacencia de acogerlos en nuestra diócesis de Sonsón Río Negro, y agradecerles que hayan escogido a esta ciudad como sede de su congreso. La que nos convoca también es María Reina de la Paz, y nadie mejor que ella para recibirlos, con una frase que conocemos y que nos hace sentir muy bien: ‘Gracias por haber respondido a mi llamada’. Inauguramos este congreso con la celebración eucarística, con la conciencia que también la Virgen ha inculcado, de ser la Eucaristía, el centro y la fuente de la vida cristiana”.

Luego, Mons. Fidel León Cadavid Marín habló sobre este tiempo que vivimos como Iglesia: “Este congreso, este tiempo de Cuaresma, es especial oportunidad para profundizar en este volver a Dios, a ese Dios que nos reconcilia. El Dios clemente y misericordioso, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La Virgen María conoce a este Dios. Y en Medjugorje, desde el principio, por eso mismo se puede presentar como Reina de la Paz, para hacer un clamoroso llamado a la paz y a la reconciliación. Para María es claro que los vientos del mal, del odio y de la tribulación soplan sobre la tierra para destruir vidas. Y que el mundo de hoy está dividido, no existe paz ni amor. Por eso es que ella misma trae a su Hijo Jesús, para que llene nuestros corazones de paz, porque Él mismo es la paz. Ella sabiamente nos llama a una transformación del corazón, porque la paz solo se puede dar en el corazón. Sin la conversión del corazón no se pude alcanzar la paz verdadera. Descubramos de la mano de María Reina de la Paz a ese Dios, Padre y Madre, cuya bondad inagotable puede renovar nuestras entrañas y llevarnos a convertirnos del mal camino y abandonar la violencia. Y a ese esfuerzo real de superar las guerras y los conflictos con la fuerza del amor, sumemos el deber de orar, orar y orar por la paz del mundo. La Virgen nos ha dicho ‘sin Dios no tienen la paz’, por eso oren, en sus corazones y en sus familias.

 “En Medjugorje no sucede nada insólito, no hay extravagancias ni fanatismo. Los mensajes y la predicación tienen la frescura y la profundidad de la sencillez, porque se refieren a lo esencial del Evangelio y de la vida cristiana en la Iglesia, conversión, perdón, paz, oración, ayuno, caridad. Todo transcurre más en el interior que en el exterior. Hay devoción, fervor y recogimiento. Nadie pide signos prodigiosos, porque se conoce que lo aparatoso no es el estilo de Dios, no es el estilo de Jesús, ni tampoco es el estilo de la Virgen María. Se respira algo poderoso y sobrenatural en una atmósfera interior que favorece el renacimiento espiritual, la renovación de la fe, para poder experimentar en lo profundo el gozo, la paz, la reconciliación“.

“La experiencia de Medjugorje está abierta a toda persona, a todo corazón, el amor de Dios puede llegar a transformar cualquier vida, abrir corazones cerrados, vencer resistencias a la fe. Porque la fe es libre, no obligada, por eso la fe no puede basarse en señales portentosas y manifestaciones de poder. María en y desde Medjugorje, es un signo de Dios. Dios nos habla a través de ella, y ella es Madre, sierva del Señor, que habla al corazón, que invita tiernamente, sin amenazas, sin imposiciones. Es signo sumamente eficaz, que facilita a los peregrinos a abrirse a la gracia, y lo hace con sumo respeto a la libertad de cada uno y con indicaciones claras que orientan. Oren, ayunen, crean, difundan la paz, celebren la Eucaristía, vivan el Evangelio. Medjugorje es escuela de humildad donde se aprende a reconocer los signos de la presencia y de la acción de Dios en la vida humana y en la vida de la Iglesia. Acojamos ese deseo de María, cuando nos dice: ‘Ustedes, hijos míos, son mis manos extendidas’. La Virgen quiere que perseveremos en el espíritu de comunión y de oración, por eso como el lema del Congreso, seamos la iglesia en sinfonía de oración con María, es decir, hagamos de este mundo un gran cenáculo de oración, con un solo corazón y una sola alma, confiados en la acción del Espíritu, que sabemos es el que puede renovar la faz de la tierra”, concluyó Mons. Fidel.

Luego de la celebración eucarística, los presentes participaron de la conferencia que dio el P. Astolfo Moreno, que se tituló: “La Reina de la Paz nos enseña a orar en sinfonía”.

“El Papa Francisco ha propuesto que el año 2025 sea un año jubilar, y este año tiene un año de preparación previa. ¿Y cómo nos invita el Papa a prepararnos? Con la oración. Me parece que es imposible pensar al más en sintonía con los mensajes de la Virgen, que nos dice ‘oren, oren, oren’. La Virgen, la Gospa, nos habla de lo que habla la Iglesia, y esto es muy bonito”.

“No podemos pretender estar en comunión con los demás si no tenemos notros paz. Si no tenemos un encuentro con Dios que nos muestra su amor, es muy difícil que hagamos lo otro. En la sinfonía se supone el trabajo personal de cada uno y su encuentro con Dios, de lo contrario es imposible el siguiente paso”. Finalizó el P. Astolfo su conferencia cantando el Ave María junto con los presentes.

Con el Congreso Iberoamericano ya en marcha, solo nos queda dar gracias a Dios Uno y Trino, seguir abriendo el corazón y dejar que a través de la Reina de la Paz, Dios siga obrando en todos y cada uno, que seamos una verdadera sinfonía de amor, de oración y de esperanza.

Mons. Fidel León Cadavid Marín, Obispo de Sonsón Rionegro.

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