¡Hoy una noticia increíble! Monseñor Hoser, enviado especial a Medjugorje por el Papa Francisco, a poco menos de un mes  de los 100 años de las apariciones de Fátima, en una rueda de prensa convocada ahí, en esa pequeña Aldea de Dios, se pronuncia favorablemente respecto a Medjugorje. Nos invita a echar una mirada atenta a todo lo que ahí, en donde el cielo y la tierra se juntan, está aconteciendo desde hace ya casi 36 años: hace algún tiempo Medjugorje no era conocido en el mundo. Era un pequeño lugar perdido entre dos montes. Ahora Medjugorje es conocido en todo el mundo. 

Aquí se descubre un ambiente de paz, de recogimiento, es el ambiente de la paz interior, de la paz del corazón. Así como el espacio para una espiritualidad muy profunda. Se descubre lo que significa algo santo, sagrado. Las personas se encuentran con el tiempo sagrado y con el espacio sagrado, con un lugar de devoción mariana.

         Un lugar donde el centro es Cristo en la Eucaristía, su Palabra, en la Adoración al Santísimo Sacramento, donde se descubre la verdadera realidad, la  presencia de Jesucristo en su divinidad y en su humanidad. Unos descubren el rezo del Rosario, y otros el rezo del Vía Crucis.

Otra maravilla que podemos observar en Medjugorje, es la reconciliación personal y personalizada.

En Medjugorje la gente va a la fuente, sacian su sed de lo sagrado, de Dios, de la fe, descubren la oración y todo eso pasa con la ayuda de la Bienaventurada Virgen María.

Todo esto y más, lo he vivido yo personalmente, pero escucharlo de la voz de un príncipe de la Iglesia, como lo es Monseñor Hoser, me hace recordar la promesa de nuestra Madre del Cielo: “Al final, mi corazón inmaculado triunfará”

Creo que mientras las bombas destruyen poblaciones y vidas inocentes, tenemos aquí un signo de esperanza. Si la Virgen dijo claramente en todas las apariciones que ha tenido alrededor del mundo, que la falta de conversión, la maldad, el egoísmo y el pecado de la humanidad, son las causas de esos terribles acontecimientos, podemos ver también que esa noticia y mensaje, nos brinda una luz de esperanza. La muerte y resurrección de Cristo nos enseña el pasaje hacia la vida verdadera, la vida eterna que todos pronto conoceremos. Esa vida pasa por la puerta del perdón, por el cambio de vida que abre al Amor Misericordioso de Nuestro Padre que quiere «que todos los hombres se salvan y lleguen al conocimiento de la verdad»

No es tiempo de tener miedo ante los acontecimientos que los medios de comunicación nos presentan, de lo que sí es tiempo es de tomar el camino de la oración como tantas veces la Gospa nos invita a hacerlo:

« Oren, oren, oren hijitos amados»

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