Numerosos peregrinos entraron en este año 2024 celebrando la Santa Misa en Medjugorje. Junto con 102 sacerdotes en concelebración, la misa fue presidida por el arzobispo Aldo Cavalli, visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, quien al inicio de su homilía nos recordó que cada año, el primer día de enero, celebramos la Jornada Mundial de la Paz.

“¡Paz! ¡Paz! ¡Paz! ¡Que la paz reine entre Dios y los hombres! Este profundo mensaje pone dos puntos de partida claros para la paz: Dios y el hombre, Dios y el ser humano. La armonía entre Dios y el ser humano es un acto esencial para la paz del mundo“, dijo el arzobispo Cavalli, y agregó que “comenzamos este nuevo año bendecidos por Dios”.

“Esta bendición de Dios nunca terminará. Dios es fiel. Por nuestra parte, a lo largo de todo este año, debemos valorar esta bendición con nuestros esfuerzos, nuestra voluntad, nuestra generosidad, nuestra vida”, dijo Mons. Cavalli y, refiriéndose a las lecturas de la Misa, habló de la carta de san Pablo a los Gálatas, en la que dice: «Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo: nacido de mujer… para que recibiéramos la adopción filial” (Gálatas 4,4-5).

“Esta afirmación es muy importante. Vivimos en el tiempo. San Pablo ve el tiempo en su totalidad, tanto en su temporalidad (pues el tiempo pasa) como en su grandeza (estaba antes de nosotros y continúa después de nosotros). Cuando llega la plenitud de los tiempos, Dios envía a su Hijo, a Jesús, en quien, gracias al Espíritu Santo, recibimos la adopción filial”, dijo el arzobispo Aldo Cavalli, explicando que “en todo este desarrollo de la iniciativa de Dios en el tiempo, María tiene su parte que es muy importante”.

“Dios la elige, por gracia, para que sea la madre de Su Hijo según la ley natural, la Encarnación. María acepta esta elección dentro de sí y poco a poco comprende y realiza el camino de Dios, guardando y meditando todo lo que sucedía. El plan de Dios en cada uno de nosotros es siempre un caminar, gradual y en desarrollo.

Que Dios nos bendiga a cada uno de nosotros en este año que comenzamos esta noche, y que esa bendición suya nos guarde siempre”, concluyó el arzobispo Cavalli.

La Santa Misa fue precedida por la vigilia de oración y se realizó un Pesebre Viviente.

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