8 CONSEJOS PRÁCTICOS PARA REZAR MEJOR EL SANTO ROSARIO
Rezar el Santo Rosario es, en palabras de San Juan Pablo II, “como ir a la ‘escuela’ de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje.” En Medjugorje, la Santísima Virgen María ha insistido frecuentemente a lo largo de sus apariciones en la importancia de rezar el Rosario con el corazón, afirmando el 25 de Septiembre del 2019: “Hijitos, recen el Rosario y mediten los misterios del Rosario, porque también ustedes en su vida atraviesan por alegrías y tristezas. De ese modo, convierten los misterios en su vida, porque la vida es un misterio hasta que no la ponen en las manos de Dios.”
Sin embargo, a pesar de su belleza y profundidad, muchas personas tienen dificultades en rezar el Rosario, ya que es una práctica espiritual que requiere tiempo, paciencia, disciplina, dedicación, pero sobretodo, amor. Basado en mi propia experiencia, quiero compartir éstos consejos prácticos para ayudarte a incorporar en tu vida cotidiana el rezo del Santo Rosario con el corazón, y así puedas crecer en tu relación con el Señor al meditar su vida a través de la Santísima Virgen María:
1) Empieza poco a poco. Si aún no puedes rezar el Rosario diario, intenta rezar y meditar 1 misterio por día. De Lunes a Viernes habrás rezado ya cinco misterios. Poco a poco se te hará más fácil ir aumentando el número de misterios, hasta que puedas rezar y meditar en 5 misterios cada día.
2) Ayúdate de audiovisuales. Si te cuesta concentrarte y te distraes fácilmente, ayúdate con videos o audios del Rosario para meditar, con música e imágenes, los misterios, y evitar que te distraigas con tus pensamientos.
3) Dedícale tiempo. Rezar el Santo Rosario, como toda cosa que vale la pena, requerirá tiempo y esfuerzo. Intenta hacer un espacio en tu día para que puedas rezar con tranquilidad, sin interrupciones innecesarias. Recuerda que la oración es un encuentro con Dios, que merece todo tu tiempo y atención, aún cuando no tengas tiempo ni ganas. El Rosario debe rezarse con tranquilidad, sin apurarse.
4) No te desesperes. Si te cuesta rezar el Santo Rosario al principio, no te desesperes ni te desanimes. Lo importante es que perseveres y dejes que ésta práctica espiritual poco a poco se convierta en parte de tu vida.
5) Encuentra el lugar más adecuado. Si por cuestión de tiempo no puedes rezar el Rosario más que en tu auto al conducir, hazlo. Sin embargo, para evitar distracciones al manejar, haz lo posible por rezar en tu casa o en un lugar donde puedas hacerlo tranquilamente y sin distracciones.
6) Usa tu imaginación. El Rosario es una oración tanto vocal como contemplativa, y tiene como propósito ayudarnos a meditar en la vida de Jesús y la Virgen mientras repetimos las oraciones. Usa tu imaginación y trata de visualizar, al repetir el Ave María, las escenas del misterio (ej. A la Santísima Virgen recibiendo el anuncio del Ángel, etc.).
7) Reza por los demás. El Santo Rosario es la oración de intercesión más poderosa que existe después de la Misa. Haz el esfuerzo de pedir a través de su rezo por las necesidades de aquellos que más lo necesiten, vivos y difuntos.
8) Aumenta su rezo. Si ya rezas el Rosario todos los días, haz el esfuerzo de poco a poco rezarlo varias veces durante el día, como una manera de meditar en la vida de Jesús y la Santísima Virgen, estar en su presencia constantemente, y orar por tus necesidades y de los demás.
“Queridos hijos: ¡Oren! Recen el Rosario cada día, esa corona de flores que me enlaza directamente, como Madre, con sus dolores, sufrimientos, deseos y esperanzas. Apóstoles de mi amor, estoy con ustedes por la gracia y el amor de mi Hijo, y les pido oraciones. El mundo tiene mucha necesidad de sus oraciones para que las almas se conviertan. Abran con total confianza sus corazones a mi Hijo, y Él escribirá en ellos un resumen de Su palabra: eso es el amor. Vivan un vínculo indisoluble con el Sagrado Corazón de Mi Hijo. Hijos míos, como Madre les digo que ya es hora de que se arrodillen ante mi Hijo, que lo reconozcan como su Dios, el centro de su vida. Ofrézcanle dones, lo que Él más ama es el amor al prójimo, la misericordia y un corazón puro. Apóstoles de mi amor, muchos de mis hijos aún no reconocen a mi Hijo como su Dios, aún no han conocido Su amor. Pero ustedes, con su oración pronunciada desde un corazón puro y abierto, con los dones que ofrecen a mi Hijo, harán que se abran incluso los corazones más endurecidos. Apóstoles de mi amor, el poder de la oración, pronunciada desde el corazón – la poderosa oración llena de amor –, cambia el mundo. Por eso, hijos míos, oren, oren, oren. Yo estoy con ustedes. Les doy las gracias.” (Mensaje del 2 de Septiembre del 2019, Medjugorje, Bosnia-Herzegovina).