Oremos hoy para que la Palabra de Dios esté en el centro de nuestro hogar
“¡Queridos hijos, los amo a todos! Todos ustedes, todos mis hijos, todos están en mi Corazón. Todos ustedes tienen mi amor maternal y deseo llevarlos a todos al conocimiento de la alegría de Dios. ¡Es por eso que los llamo! Necesito apóstoles humildes que, con un corazón abierto, acepten la Palabra de Dios y ayuden a los demás para que, con la Palabra de Dios, puedan comprender el sentido de sus vidas. Para hacer eso, hijos míos, deben aprender, por medio de la oración y del ayuno, a escuchar con el corazón y aprender a someterse. Deben aprender a apartar de ustedes todo lo que los aleja de la Palabra de Dios y solamente anhelar lo que los acerca. ¡NO TEMAN, YO ESTOY AQUÍ, NO ESTÁN SOLOS! Oro al Espíritu Santo para que los renueve y fortalezca. Oro al Espíritu Santo para que, mientras ayudan a los demás, también ustedes sean sanados. Le pido que mediante El, sean hijos de Dios y apóstoles míos”.
(Mensaje del 2 de septiembre de 2013)
Oración de Súplica a Dios
Oh Dios, nuestro corazón está en profunda oscuridad; y a pesar de esto, está unido a Tu Corazón. Nuestro corazón se debate entre Ti y Satanás, ¡No permitas que siga así!
Todas las veces que nuestro corazón este dividido entre el bien y el mal, haz que sea iluminado por Tu luz y se unifique.
Nunca permitas que dentro de nosotros convivan dos amores, que jamás coexistan dos credos y que nunca cohabiten en nosotros: el amor y el odio, la honestidad y la deshonestidad, la humildad y la soberbia.
Ayúdanos, en cambio, para que nuestro corazón, se eleve hacia Ti como el corazón de un niño. Haz que nuestro corazón sea conquistado por la paz y que siempre tenga nostalgia de la paz.
Haz que, Tu santa voluntad y Tu amor encuentren morada en nosotros, y que al menos, alguna vez, deseemos verdaderamente ser Tus hijos.
Y cuando, Señor, no deseemos ser Tus hijos, recuerda nuestros antiguos deseos y ayúdanos a recibirte de nuevo.
Te abrimos nuestros corazones, para que en ellos more Tu santo amor. Te abrimos nuestras almas para que sean tocadas por Tu santa misericordia. Que nos ayudará a ver claramente todos nuestros pecados y nos hará comprender que lo que nos hace impuros es el pecado.
Oh Dios, nosotros queremos ser Tus hijos, humildes y devotos, a tal punto de llegar a ser hijos sinceros y queridos; así como Tu, nuestro Padre, podría desear que lo seamos.
Ayúdanos, oh Jesús, nuestro Hermano, a que alcancemos el perdón del Padre y ayúdanos a ser buenos con El.
Ayúdanos, oh Jesús, a que comprendamos debidamente cuanto Dios nos da, porque a veces renunciamos a cumplir una buena acción confundiéndola con el mal.
(Rezar tres veces el Gloria al Padre)
(Jelena Vasilj 22/06/1985)
Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.