Novena de Navidad con la Reina de la Paz.

Mensaje de la Virgen

“Prepárense con alegría para la venida de Jesús. Hijitos, que sus corazones sean puros y acogedores, para que el amor y el calor comiencen a fluir a través de ustedes, en cada corazón que está lejos de Su amor. Hijitos, sean mis manos extendidas, manos de amor para todos aquellos que se han perdido, que ya no tienen fe ni esperanza”. (25-11-2009)

Meditación

Podemos decir que la escuela de la Virgen en Medjugorje se basa en la espiritualidad del corazón (orar con el corazón, ayunar con el corazón…), pero si miramos más de cerca, veremos que la meta no es el corazón,  sino  las manos.

Es interesante que la Vírgen habla más a menudo de las manos justo antes o durante el día de Navidad: de sus manos, en las que nos trae a Jesús, y de las nuestras, para las que quiere que se extiendan a los demás. Así como nos trae a Jesús, quiere que nosotros seamos portadores de Jesús a los demás.

No es raro escuchar: “¡Quiero vivir en paz! ¡No me importan los demás!” Por el contrario, la Virgen nos educa para superar el egoísmo y volvernos hacia los demás. Ella quiere que seamos activos, que no permanezcamos pasivos y estáticos, que no giremos solo alrededor de nosotros mismos: “Queridos hijos, los invito a distribuir con amor los dones a lo demás y a no conservarlos para ustedes mismos”. (08-05-1986)

En su escuela, la Virgen nos educa en la mentalidad del amor de Dios que funciona según el principio que incluye a todos. La VIrgen quiere que sus hijos sean personas que difundan el espíritu de amor, perdón y reconciliación: “Los invito a ser amor allí donde haya odio, y alimento allí donde haya hambre. Hijitos, abran sus corazones y que sus manos estén extendidas y sean generosas, para que cada criatura, a través de ustedes, dé gracias a Dios Creador. (25-09-2004)

Y en el siguiente mensaje vemos que la VIrgen quiere difundir la paz en el mundo a través de personas que aprenden a ir más allá  del principio de uno u otro: “Deseo que amen a todos, a buenos y a malos, con mi amor. Solo así el amor reinará en el mundo”. (25-05-1988)

Pero ahora volvamos de nuevo al corazón. La condición para vivir el amor en la vida cotidiana es la oración con el corazón, en la que el corazón se abre al amor de Dios en la Eucaristía, la confesión, la adoración, la lectura y la escucha de la Palabra de Dios… Tal oración transforma el corazón del hombre y el hombre adquiere esta experiencia: Dios me ama a mí, que soy débil y pecador. Dios me perdona. Por eso quiero amar a las personas que me han hecho algo malo, quiero perdonarlas.

Tal corazón transformado adoptó un nuevo principio de conducta: como Dios hace conmigo, así hago yo con los demás.

Oración

Ora así con el corazón:

Señor, dame amor por la persona que es débil, que comete errores, en la que solo veo cualidades negativas, a la que odio, de la que tengo celos… dame ver en ella lo que es positivo, bello, bueno, aunque sea la cosa más pequeña…

Dame amor por la persona que me lastimó, a quien no soy capaz de perdonar…

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