Oremos hoy por todos los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a renovar la oración y el ayuno con mayor entusiasmo aún, hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Hijitos, quien ora no teme el futuro, y quien ayuna no teme el mal. Les repito una vez más: solo con la oración y el ayuno incluso las guerras pueden ser detenidas; las guerras de la incredulidad y del miedo por el futuro. Estoy con ustedes y les enseño, hijitos: en Dios está su paz y su esperanza. Por eso, acérquense a Dios y pónganlo en el primer lugar de vuestra vida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

(Mensaje del 25 de enero 2001)

 

Recemos el Salmo 23

El Señor es mi pastor: nada me falta;

en verdes pastos él me hace reposar.

A las aguas de descanso me conduce,

y reconforta mi alma.

Por el camino del bueno me dirige,

por amor de su nombre.

Aunque pase por quebradas oscuras,

no temo ningún mal,

porque tú estás conmigo

con tu vara y tu bastón,

y al verlas voy sin miedo.

La mesa has preparado para mí

frente a mis adversarios,

con aceites perfumas mi cabeza

y rellenas mi copa.

Irán conmigo la dicha y tu favor

mientras dure mi vida,

mi mansión será la casa del Señor

por largos, largos días.

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