Al conocer la noticia de la muerte de nuestro querido Padre Zacarías me he quedado consternado y lleno de dolor a pesar de que sabíamos que llevaba desde su regreso de Medjugorje -hace menos de un mes- bastante malito, no quería, ni acababa de creerme, que se iría a la casa del Padre.

Es tanta la emoción que tengo que no me sale todo aquello que quisiera expresar en señal de agradecimiento por todo lo que el P. Zacarías nos ha enseñado en este tiempo que hemos caminado juntos.

Siempre te tendré en el corazón Padre Zacarías!!!

Te agradezco tanto que nos enseñaras a rezar con el corazón. Siempre me impactaron las adoraciones que dirigías, con una unción especial del Espíritu Santo. Disfrutaba tanto que el rato de oración se me hacía corto.

El amor que tenías a Mamita tal como tú le llamabas era incondicional. Un apóstol de María de los que hacen época. Tus charlas nos acercaban a amar más a la Virgen, no como una madre que ordena, sino como un Madre que acompaña, que consuela, que nos comprende. Eran unas meditaciones tan sencillas que enseguida entraban en el corazón y en nuestra mente.

Sé que me querías mucho. Me da pena no haber podido estar más tiempo juntos y trabajar más en nuestro apostolado de la Reina de la Paz. Estuviste a punto de venir por dos veces a España para apoyarnos en el Congreso de España pero al final no pudo realizarse. Qué pena, qué pena…

Gracias Padre Zacarías por estar siempre a nuestro lado. Por apoyar tanto a la Fundación Centro Medjugorje. Una vez me escribiste diciéndome: “ … desde luego que tu sabes que cuentas con mi apoyo en todo lo que yo pueda hacer. Esa es la misión de la Gospa, así la entiendo y así me dejo conducir. Claro, cuenta conmigo hermano, que con todo el gusto del mundo, para Gloria de Dios y del triunfo del Inmaculado Corazón de María, allí estaré”

Y así fue. Nos apoyaste en todos los congresos que organizamos, nos asististe en los retiros de verano cuando el P. Verar se puso enfermo, nos escribías meditaciones en la recién estrenada web, nos abriste los brazos cuando se organizó el último congreso iberoamericano en México. Estabas con nosotros en todo momento y te preocupabas por nuestras dificultades orando mucho por nosotros.

Te echaré mucho de menos. Encontraré a faltar tu sonrisa, tus bromas y esa amistad de corazón que tenías tanto conmigo, como con Cristina y Miguel. Cuando viajaba a América y sabía que te iba a encontrar, soñaba con la cara que hacías cuando te regalaba el jamón serrano que te traía de España con el que tu tanto te deleitabas. Y recuerdo que después tú me ofrecías el chile picante que yo no podía tomar y te partías de risa.

Querido hermano… padre Zacarías. Intercede ante nuestro Señor Jesucristo y nuestra amada Mamita por todos los centros y grupos de oración que existen tanto en México, como en el resto del mundo para que seamos fieles al mensaje de la Virgen. Intercede también por la Fundación y su caminar en Iberoamérica, para que sea instrumento de formación y unidad para todo el pueblo iberoamericano.

E intercede también por mi y nuestra familia, para que seamos unos fieles y humildes servidores de la Gospa, buscando la santidad en cada momento de nuestra vida.

¡¡Gracias Padre!!

¡¡Viva México y Viva la Virgen de Guadalupe!!

 

Unidos en Cristo y en la oración,

Oriol

 

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