El Misionero P. Boris Dabo nació el 7 de septiembre de 1952 en Novalja, en la isla croata de Pag. Fue ordenado como sacerdote en la diócesis de Krk en 1979, y sirvió durante tres años en Mali Losinj como asistente espiritual. A petición propia, con el permiso del obispo Karmel Zazinovic, se fue a Dublín para aprender Inglés y donde se preparó para el trabajo de misionero en Zambia, donde vive y sirve desde 1983. Fue nuestro invitado en la estación de radio Mir y habló de su experiencia de Medjugorje, donde vino por primera vez hace más de 30 años.

El P. Boris nos contó: “Era asistente de párroco en ese momento en Mali Losinj. Un año antes de mudarme a las misiones, fue cuando oí hablar de las apariciones. Como tenía algunos días disponibles de vacaciones, decidí venir a Medjugorje con mi colega, un sacerdote joven. Sentí que llegaba a tierra santa. Cada vez que vuelvo a Medjugorje para el día de la fiesta de las misiones, siento que me encanta venir aquí. Las apariciones no son lo más importante para mí, a pesar de que aprecio todos los testimonios y experiencias de los peregrinos. Lo que me importa son los frutos de esas apariciones. En mis misiones en Zambia, en la misma frontera con Angola, hubo una guerra civil durante años. Había un enclave de la misión, en la frontera que fue completamente destruido durante el conflicto.

Cuando la guerra terminó, la gente me invitó a ir allí, para celebrar la santa misa y confesar. Podía sentir en ese lugar lo que siento aquí en Medjugorje – santidad y terrenos sagrados. Eso es lo que siento aquí y por eso siempre me gusta volver. Es un sentimiento de la presencia de María, pues es  Ella la que me conduce hacia lo que es importante, el centro de todo: Jesucristo. Creo que las personas que están aquí también juegan un papel importante en esto. Veo que muchas personas que están aquí tienen sentimientos muy similares acerca de este lugar. Así es como se crea la atmósfera espiritual, la energía espiritual puede sentir aquí”.

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