Jesús,  te adoramos, nuestra Madre María nos  invita a adorarte con el corazón,  por eso te pedimos el don del Espíritu Santo. Envíanos Tu Espíritu,  para que Tu Espíritu vivifique nuestros corazones,  que despierte  nuestros corazones, porque nuestros corazones muchas veces están cansados, agobiados.

Estoy presente con el cuerpo pero no con el corazón,  estoy despierto pero lejos en mis pensamientos.  Estoy atento, solamente en mi cabeza, en mis pensamientos y en mis planes.

Tú Señor, envía Tu Santo Espíritu,  despierta nuestros corazones, que te miremos con el corazón,  que estemos atentos con el corazón,  que dirijamos nuestra atención a Ti, que  nuestro corazón se abra a Ti y a Tu Amor; que te escuche y te mire como María, la hermana de Martha.

Solamente Tú Jesús, ahora solamente Tú eres importante,  todo lo demás lo dejo.

Solamente Tú Jesús, te miro y te escucho.

 

Oh Jesús, te adoramos. María nos invita a decidirnos por la santidad, por eso, hemos venido a Ti Señor, para aprender de Ti, para que nos inspiremos Contigo, que nos acerquemos a Ti, a Tu Corazón,  a Tu Amor.

Como María,  ahora te digo: aquí estoy Señor, hágase en mí, según Tu Palabra.

Actúa Tú Señor en mí,  te ruego a Ti, toma Tú mi corazón,  crece Tú en mí.

Aquí estoy  Señor, hágase en mí según Tu Palabra, cambia Tú Jesús, mi corazón.

Hazme pensar y ver las cosas, que yo también pueda, como Tú en Mateo el publicano, ver a un hombre en Zaqueo. Que yo también pueda ver en esa mujer que ha pecado, ver Tu Creación,  y no rechazarla, no condenarla y no tomar la piedra para tirársela.

Aquí estoy Señor, haz en mi según Tu Palabra, aquí estoy Jesús. Te abro mi corazón, vive Tú en mí, como María.

 

Oh Jesús,  te adoro. Crecer en la santidad,  significa ser semejantes a Tu Corazón. Oh Señor, hazme santo, que sea similar a Tu Corazón.  Señor, que yo también pueda ser misericordioso con los demás cuando pecan, como el Padre es misericordioso con el hijo que regresa a casa.

Quiero ser como el hijo mayor que no te conoció, que no ha conocido al Padre misericordioso, cuyo corazón está cerrado,  bloqueado. Quiero ser semejante y parecido al corazón del Padre misericordioso, Oh Jesús.

Por eso Señor te pido, modela Tú mi corazón, haz que mi amor crezca como un amor incondicional. Jesús, haz que mi corazón sea semejante al Tuyo.

Jesús,  manso y humilde de corazón, haz mi corazón  similar a Tu Corazón.

Jesús, manso y humilde de corazón,  haz mi corazón  similar a Tu Corazón.

Jesús,  manso y humilde de corazón,  haz mi corazón similar a Tu Corazón.

 

Jesús,  manso y humilde de corazón, haz mi corazón  similar a Tu Corazón.

Jesús, manso y humilde de corazón,  haz mi corazón  similar a Tu Corazón.

Jesús,  manso y humilde de corazón,  haz mi corazón similar a Tu Corazón.

 

Oh Dios, que en este admirable  Sacramento,  nos dejaste el Memorial de Tu Pasión,  te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,  que experimentemos constantemente el fruto de Tu Redención,  Tú que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén

 

Fr. Marinko Šakota

Compartir: