Mons. Tomo Vukšić: Jesús nos dice esta noche a nosotros también: “¡Ánimo, soy Yo, no tengáis miedo!

El tercer día del Festival de Jóvenes en Medjugorje comenzó con el testimonio del P. Johannes Rothärmel, y con la catequesis que a los jóvenes dio el arzobispo Henryk Hoser, visitador  apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje.

La celebración eucarística de la tarde fue presidida por Tomo Vukšić, arzobispo coadjutor de Sarajevo y administrador apostólico del Ordinariato Militar en Bosnia-Herzegovina. En la misa estuvieron presentes el arzobispo Henryk Hoser, visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, el arzobispo Luigi Pezzuto, Nuncio Apostólico de Bosnia-Herzegovina; fray Miljenko Šteko, Ministro provincial de la Provincia Franciscana de Herzegovina; fray Marinko Šakota, párroco de Medjugorje…

En su homilía, mons. Vukšić se refirió a un pasaje del Evangelio en el que los apóstoles estaban asustados por el fuerte viento y las olas, haciendo énfasis en las palabras de Jesús “No tengáis miedo” con las que interpeló a los jóvenes.

“Dado que los milagros de Jesús son siempre un medio mediante el cual expresa la preocupación y amor por los necesitados, ayudándoles  a resolver algunas de sus dificultades, éstos son principalmente una de las formas de su predicación y están al servicio de la proclamación del Evangelio. Sus milagros siempre están al servicio del bien. Éste es también el caso de Jesús caminando sobre el agua, aunque a primera vista uno pudiera tener la impresión de que la manifestación de la divinidad de Jesús era el único propósito de este milagro; por el contrario, este milagro también fue causado por la necesidad de los apóstoles de salvar su vida de un gran peligro y por el deseo de Jesús de ayudarles. Y fue solo por el hecho de que Jesús librara milagrosamente a los apóstoles del peligro que naciera su confesión: “¡En verdad, tú eres el Hijo de Dios!” (Mt 14,33)”, dijo el arzobispo Vukšić, añadiendo que “la vida humana y la fe del hombre en Dios, en un sentido figurado, son similares al viaje de los apóstoles al otro lado del lago y a la experiencia que entonces tuvieron”.

”Porque, a medida que viajamos al otro lado de la vida, queriendo seguir ese curso bien trazado, no es raro que amenacen las noches en las que uno podría perder el curso, o las olas que golpean repentinamente, o el miedo que desanima, el miedo que nos invita a rendirnos, o la poca fe que busca milagros, o la neblina de las dudas que acortan el horizonte y oscurecen la fe y la mente, o los vientos contrarios que ralentizan el progreso. También sabemos que Jesús nos ama tal y como somos. Después de todo, nuestro Salvador vino en medio de los hombres precisamente por eso. Y también sabemos que a nosotros, que somos sus discípulos de nuestros días, nos está diciendo esta noche: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” (Mt 14,27).

¡Le damos gracias por eso! Y oremos para que Dios siempre tenga una mano extendida hacia cada uno de nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén”, concluyó así su sermón Mons. Tomo Vukšić, Arzobispo Coadjutor de Sarajevo y Administrador Apostólico del Ordinariato Militar en Bosnia-Herzegovina. Después de la misa siguió la oración ante la Cruz y la meditación con velas.

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