P. Miljenko Šteko, Provincial de la Provincia Franciscana de Herzegovina, felicitó la Navidad y envió su mensaje, que transmitimos íntegramente:

”El misterio de la Navidad radica en esas descripciones bíblicas del nacimiento de Jesús. Mateo escribe sobre la genealogía de Jesús, Marcos habla más sobre Juan y su apariencia, y solo,  al final, sobre Jesús. Sin embargo, únicamente una pequeña frase de Lucas arrojó luz sobre los siglos: “Mientras estaban allí, llegó el momento de que ella diera a luz. Y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada” (Lc 2, 6-7). Juan en su magnífico prólogo inmediatamente anuncia a todos que el Verbo de Dios se encarnó, que se hizo Hombre. Bajó a nuestras tierras. Era igual a nosotros en todo menos en el pecado. Él es la Luz y quiere liberarnos de nuestras tinieblas. (cf. Jn 1, 1-5)

El acontecimiento de la Navidad, como regalo de la eternidad en el tiempo, produjo la “plenitud” que los siglos habían anhelado. Se acerca la Navidad y llaman a la puerta. Está llamando a nuestros corazones, a nuestras almas, está tocando a la puerta de nuestras vidas.

¿Es la Navidad de alguna manera más tranquila este año o simplemente nos parece? ¿Se muestra todo abatido por nuestras preocupaciones, dudas e inquietudes? ¿Es la Navidad lo que solía ser para nosotros?

Y si es probable que muchos lo encuentren triste y cansado, solo porque se sienten así, no es bueno. Porque alguien antes que nosotros, en tiempos muy difíciles y peores, luchó por amar la Navidad como un niño que solo caminaba, que solo hablaba, que todavía no entiende nada. La Navidad debiera abrumarme como a un niño.

Hoy, el ambiente navideño debe darse a las nuevas generaciones más jóvenes. Haz que sean preciosas, que se muestren felices porque se acerca la Navidad. No permitamos que la Navidad nos oscurezca, nos haga parecer cansados, insensibles y que no tengamos alegría. Porque, si no luchamos por las nuevas generaciones, ¿cuándo lo haremos? ¿Qué nos queda entonces?

Caminando en esa luz navideña, a pesar de todo y de todos, esforcémonos para que la Navidad se apodere de nuestros corazones. Que este nacimiento, esa encarnación, tenga lugar en nuestros corazones. Brillemos en Navidad. Al encender velas navideñas en nuestros ambientes familiares, en nuestros monasterios, en las casas parroquiales, haremos que nos acerquemos con el espíritu del Recién Nacido, y así Él nos ennoblezca. Que la Navidad sea una vez más esa vibración de deleite que nunca podremos olvidar desde la infancia y todo lo que logramos preservar desde la niñez. Bolas de cristal de colores que reflejan la mirada de nuestras madres, cansadas, pero con tantas ganas de calentar de alegría nuestros corazones. Una casa que de repente se convierte en hogar, en toda su plenitud, fragante y cálida, con trigo verde, con olor a nieve y el frío que traen consigo los tarugos de madera navideña. Sintamos también las manos encallecidas de nuestro padre cuando coloca el pino y comienza a orar: “Creo en Dios Padre Todopoderoso”, resuena en nuestros recuerdos mientras la casa se rocía con agua bendita, mientras estamos todos juntos.

¡Feliz Navidad y Santa Natividad de Jesús! ¡Bendito sea el Año Nuevo 2022! ”

P. Miljenko Šteko, el provincial

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