Son cada vez más numerosas las parroquias que están impulsando la adoración eucarística, algunas de ellas incluso de manera perpetua. Donde se da, los beneficios para los fieles que acuden e incluso para los vecinos del barrio son palpables, tal y como muestran los testimonios.
La exposición del Santísimo también tiene una especial relevancia en las vigilias de oración por los enfermos y los que sufren, en las que se da el don de curación. Estas celebraciones también van creciendo y el padre Alain-Marie Ratti recuerda que “la oración por los enfermos siempre ha existido, pero es cierto que la Iglesia parece redescubrirla en estos días”. Y esto es gracias, en buena parte, a los grupos carismáticos que han ido surgiendo en las últimas décadas por todo el orbe católico.
La revista Famille Chretienne ha publicado un reportaje sobre estas vigilias ante las numerosas gracias e incluso milagros que se han producido en ellas. En concreto, se centra en la conocida noche de Rafael (Dios sana) que se celebra en la parroquia de la Inmaculada Concepción de Melun, localidad cercana a París.
El sacerdote Ratti es el que ha puesto en marcha estas vigilias y afirma que “es el Espíritu Santo y la Virgen María quienes me han embarcado en esta maravillosa aventura”.
El sacerdote Alain-Marie Ratti preside las noches de Rafael, en las que se han concedido ya numerosas gracias
“Transformó totalmente mi vida espiritual”
Este mismo sacerdote afirma que él mismo se benefició de una gracia sanadora durante una peregrinación a Medjugorje hace tres años. “Transformó totalmente mi vida espiritual, mi ministerio”, confiesa.
A la vuelta de aquella peregrinación y con el apoyo de su obispo, Jean-Yves Nahmias, titular de Meaux, fue madurando la idea de ponerlo en práctica en la diócesis. Y finalmente lo hizo, e incluso el obispo ha asistido a una de estas vigilias.
“Nuestras celebraciones están abiertas al máximo, todos pueden venir, creer o no creer. ¡Vamos, que no preguntamos nada!”, cuenta este sacerdote, que preside esta oración de sanación ante una iglesia abarrotada.
Esta celebración comienza con una canción de alabanza, después se produce la proclamación de la palabra de Dios, seguida de una predicación. “La cumbre de la tarde –afirma el padre Ratti- es la adoración del Santísimo Sacramento”.
Es en este momento cuando se producen las sanaciones, emocionales, sociales, psíquicas e incluso físicas. Así, además de milagros físicos existen gracias por un puesto de trabajo nuevo, paz interior tras una violación, reconciliaciones en una familia, o la llegada de un embarazo muy esperado…Las gracias pueden ser de lo más diversas.
“Nunca sé lo que va a pasar”
En el momento en el que el sacerdote se desplaza con la custodia que lleva el cuerpo de Cristo por toda la iglesia “nunca sé lo que va a pasar, no tengo ni idea”.
La música acompaña la oración, marcada por momentos de silencio. Mientras tanto, el padre Ratti, con los ojos cerrados, lleva la custodia. “Recibo movimientos espirituales. ¡Nunca había experimentado eso! Para mí, es un descubrimiento desde hace año y medio. Avanzo, vuelvo, voy a la derecha, a la izquierda, ‘planto’ el Santísimo Sacramento a la gente, aquí o allá, donde me siento atraído”.
Es entonces cuando se pueden producir la sanación física o espiritual, o simplemente, que no es poco, la fuerza para seguir abrazando la Cruz.
Algunos ‘milagros’ concretos
Entre las cientos de personas que acuden están aquellos que han sido curados o han recibido alguna gracia especial y que desean dar gracias a Dios. Entre las asistentes se encontraba Arlette, una mujer de 59 años que sufría una extraña enfermedad que afirma que sólo 12 personas padecen en el mundo.
“Sentía mucho dolor, estrangulación y parálisis de la lengua, el paladar y todo el lado derecho de la garganta”. No podía comer, beber ni hablar y asegura que “me estaba consumiendo, no había solución”.
Con este panorama acudió a la vigilia de oración por los enfermos que se celebró en marzo de 2016 en esta iglesia francesa. Afirma que dos días después de postrarse ante el Santísimo aquel día sentí una presencia y como una voz le decía: “estás curada”. Aquellas convulsiones no regresaron y pudo volver a comer y aprender a hablar nuevamente.
“Jesús me salvó”
Los médicos confirmaron la curación pero no pudieron explicar cómo había sucedido. “Jesús me salvó”, respondió ella.
Entre los asistentes también estaba Florien, un joven de 24 años. Acude a todas las noches de Rafael para dar gracias a Dios por la milagrosa curación de su padre, que acudió a esta vigilia el pasado mes de mayo.
En un año había sufrido tres ictus, lo que le había dejado inmóvil. Desde aquella vigilia, su padre ha recuperado todas sus facultades y hace vida como antes de sufrir los ataques..
El primer llamamiento es a la conversión y luego el Señor puede dar la gracia de la sanación de sufrimientos, enfermedades, odios…Y frente a los escépticos o los temerosos ante estos dones, el padre Ratti se limita a citar a Santa Bernardita de Lourdes: “Me ha encargado decírtelo, no hacerte creer”.