“Queridos hijos, orad conmigo por la paz, porque Satanás quiere la guerra y el odio en los corazones y en los pueblos. Por eso, orad y sacrificad vuestros días haciendo ayuno y penitencia, para que Dios os dé la paz. El futuro está en una encrucijada, porque el hombre moderno no quiere a Dios. Por ello la humanidad se dirige hacia la perdición. Vosotros, hijos míos, sois mi esperanza. Orad conmigo para que se haga realidad lo que comencé en Fátima y aquí. Orad y dad testimonio de la paz en vuestro entorno, y sed personas de paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”