Queridos hermanos: ¡Feliz Año del Señor 2017!
Tengamos presente, que este año que hemos iniciado, es un año mariano: celebramos los 100 años de la primera aparición de la Virgen María en Fátima, 175 años de su aparición en Roma al judío Alfonso Ratisbonna y 175 años del descubrimiento del Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen María de San Luis María de Montfort. Por otra parte, el 25 de junio próximo, celebraremos 36 años de la primera aparición de la Madre de Dios en Medjugorje. Faltan 4 años para que se cumplan los 40 que tendrán un gran significado bíblico. Luego, los últimos mensajes que la Madre nos ha dado deben considerar estos acontecimientos.
Medjugorje es siempre una renovación espiritual constante para los tiempos que vivimos. Como lo es el magisterio del Papa Francisco. La Nave de Pedro anclada en dos columnas frente a las adversidades. O bien, la Aeronave que viaja apoyada en las dos inmensas alas que la sostienen: Pedro y María.
También este año la Virgen cumplió con su promesa de aparecer a Jakov por Navidad. Apareció sosteniendo al Niño Jesús recién nacido. También así ocurrió con Marija más tarde, porque la primera aparición fue la de Jakov. La Madre dijo: “Queridos hijos, hoy en este día de gracia, de manera especial, los invito a orar por la paz. Hijos, yo he venido aquí como la Reina de la Paz y los he invitado muchas veces a orar por la paz. Pero hijos, sus corazones están inquietos. El pecado les impide abrirse completamente a la gracia y a la paz que Dios desea darles. Para vivir la paz, hijos míos, es necesario que, ante todo, tengan paz en sus corazones y estén entregados por completo a Dios y a Su voluntad. No busquen la paz y la felicidad en las cosas de este mundo, porque todo eso es pasajero. Tiendan hacia la verdadera misericordia y paz que provienen solamente de Dios, y solo de esa manera, sus corazones estarán llenos de una alegría verdadera; solo de esa forma ustedes podrán convertirse en testigos de la paz en este mundo inquieto. Yo soy su Madre e intercedo ante mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
En este primer mensaje la Madre invitó a orar por la paz, como lo ha hecho innumerables veces desde que aparece en Medjugorje. Podríamos afirmar que la oración por la paz es siempre el más urgente mensaje y la más apremiante oración. Como también ocurrió en Fátima. La Madre quiere que al inicio de este nuevo año se considere esta intención. Todos sabemos que debido a los vientos de guerra que azotaron el año que hemos dejado atrás han dejado unas 90,000 personas fallecidas a causa de su fe en Jesucristo y, por otro lado, sólo en España hubo más de 90,000 abortos provocados. Bastan estos dos hechos para tomar en serio lo que la Madre pide. Pero también se puede considerar la situación de Cuba, Venezuela, México, Siria, las dos Coreas, Irak… El Papa está preocupado por la espiral de violencia que crece y la misma preocupación la tiene María. Luego, la respuesta está en la oración. Si queremos un mundo en paz hay que orar más. Se recuerda que María viene al mundo como la Reina de la Paz. Entonces, el programa del Cielo a través de Medjugorje, es un programa de paz para el mundo. María dijo: “Queridos hijos, hoy en este día de gracia, de manera especial, los invito a orar por la paz. Hijos, yo he venido aquí como la Reina de la Paz y los he invitado muchas veces a orar por la paz. Pero hijos, sus corazones están inquietos.” Luego, hay que escuchar a María y obedecerle.
También Ella nos dice cómo la oración por la paz puede ser eficaz: “El pecado les impide abrirse completamente a la gracia y a la paz que Dios desea darles. Para vivir la paz, hijos míos, es necesario que, ante todo, tengan paz en sus corazones y estén entregados por completo a Dios y a Su voluntad. No busquen la paz y la felicidad en las cosas de este mundo, porque todo eso es pasajero. Tiendan hacia la verdadera misericordia y paz que provienen solamente de Dios, y solo de esa manera, sus corazones estarán llenos de una alegría verdadera; solo de esa forma ustedes podrán convertirse en testigos de la paz en este mundo inquieto.”
Fijémonos bien que este mensaje es fundamental para todos los medjugorianos. La Madre está subrayando lo esencial de su visita y la razón porqué sus planes no se realizan: no se puede orar eficazmente por la paz, con el pecado en el corazón y buscando la felicidad en lo que el mundo ofrece. Por lo tanto, el mensaje es un llamado a la conversión del corazón y buscar la paz, en lugar de lo que el mundo ofrece, La Madre quiere que por el contrario nos entreguemos por completo a Dios y seguir Su voluntad. Este es el programa al inicio del año. Los otros mensajes vienen a reforzar y explicitar lo esencial del llamado a la conversión del corazón para ser instrumentos de paz.
Obsérvese que en el segundo mensaje que vino por Marija, la Madre dijo: “Queridos hijos, con gran alegría hoy les traigo a mi Hijo Jesús para que Él les dé Su paz. Abran sus corazones, hijitos, y estén alegres para que puedan recibirla. El Cielo está con ustedes y lucha por la paz en sus corazones, en las familias y en el mundo, y ustedes, hijitos, ayuden con sus oraciones para que así sea. Los bendigo con mi Hijo Jesús y los invito a no perder la esperanza y a que su mirada y su corazón estén siempre dirigidos hacia el Cielo y la eternidad. De esa manera estarán abiertos a Dios y a Sus planes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
Entonces, en este segundo mensaje aparece claro, por segunda vez, la urgencia de la paz que solicita María y la oposición en el corazón del hombre que ejerce el pecado. Dice María: “El Cielo está con ustedes y lucha por la paz en sus corazones, en las familias y en el mundo, y ustedes, hijitos, ayuden con sus oraciones para que así sea.” Luego, para que la paz reine en el mundo entero, primero debe reinar en el corazón del hombre y en las familias. El Cielo lucha por esa paz y a través de ella debe reinar en el mundo entero. Entonces, es un llamado a la conversión del corazón: a poner a Jesús allí en primer lugar, y luego orar por la paz del mundo entero.
En el mensaje a Mirjana en la Cruz Azul, en el segundo día del año 2017, la Madre dijo: “Queridos hijos, mi Hijo ha sido fuente de amor y de luz, cuando en la Tierra habló al pueblo de todos los pueblos. Apóstoles míos, sigan su luz. Esto no es fácil: deben ser pequeños, deben aprender a hacerse más pequeños que los otros, y con la ayuda de la fe, llenarse de Su amor. Ningún hombre en la tierra, sin fe, puede vivir una experiencia milagrosa. Yo estoy con ustedes; me manifiesto a ustedes con estas venidas, con estas palabras; deseo testimoniarles mi amor y mi preocupación maternal. Hijos míos, no pierdan el tiempo haciendo preguntas a las que nunca reciben respuesta: al final de su viaje terreno se las dará el Padre Celestial. Sepan siempre que Dios lo sabe todo, Dios ve y Dios ama. Mi amadísimo Hijo ilumina las vidas y dispersa la oscuridad; y mi amor materno, que me trae a ustedes, es indescriptible, misterioso, pero es real. Yo expreso mis sentimientos hacia ustedes: amor, comprensión y afecto maternal. De ustedes, apóstoles míos, busco las rosas de su oración, que deben ser obras de amor; estas son para mi Corazón maternal las oraciones más queridas, y yo se las presento a mi Hijo, que ha nacido por ustedes. Él los ve y los escucha; nosotros siempre estamos cerca de ustedes. Este es el amor que llama, une, convierte, alienta y llena. Por eso, apóstoles míos, ámense siempre los unos a los otros, pero, sobre todo, amen a mi Hijo: este es el único camino hacia la salvación y hacia la vida eterna. Esta es mi oración más querida que, con el perfume más hermoso de rosas, llena mi Corazón. Oren, oren siempre por sus pastores, para que tengan la fuerza de ser la luz de mi Hijo. ¡Les doy las gracias!”
Lo esencial de este mensaje es siempre la conversión a Jesucristo; de lo que nos habló en el mensaje anterior. Nos pide que sigamos Su luz, y para lograrlo, dice: “deben ser pequeños, deben aprender a hacerse más pequeños que los otros, y con la ayuda de la fe, llenarse de Su amor”. Es un nuevo llamado a la minoridad evangélica que tanto ha destacado la Virgen en sus mensajes.
Cuando en estos días vemos los pesebres, debemos recordar que el primero en darnos ejemplo de pequeñez es el mismo Jesús, luego Su Madre y san José. Sin la pequeñez evangélica no hay Navidad, pero tampoco hay conversión a Jesucristo. Entonces, la Madre llama a orar por la paz y llama a buscar la humildad y trabajar por ella. Dice: “deben ser pequeños, deben aprender a hacerse más pequeños que los otros, y con la ayuda de la fe, llenarse de Su amor”. Se subraya, de igual modo, que la espiritualidad de Medjugorje no está basada solo en 5 “piedritas”, sino en muchas más. La Madre recuerda hoy otra “piedrita” que muchos olvidan: la pequeñez; ser más pequeños que los demás, pasar por inadvertido, no buscar protagonismos, halagos, fama, honores, puestos, distinciones… Pienso que no debemos hacer de Medjugorje una “devoción a la carta”; como se hace con un menú en un restaurante: “elijo lo que me gusta”. ¡NO! Hay que tomar todo lo que dice la Madre y evitar caer en la “devoción a la carta”, elegir lo que me gusta de Medjugorje y lo que no, lo descarto; como frecuentemente se hace con el ayuno no se puede hacer con la humildad. Sería un gravísimo error devocional.
Luego menciona: “Yo estoy con ustedes; me manifiesto a ustedes con estas venidas, con estas palabras; deseo testimoniarles mi amor y mi preocupación maternal.” En esta parte del mensaje no pide nada, sino por el contrario, estimula a sus hijos a sentirse protegidos por Ella, acompañados por Ella. Como ocurre con frecuencia en sus mensajes. La Madre nunca deja de manifestar su cariño a sus hijos, aunque ellos no se lo manifiesten.
Luego viene algo muy importante, frente al racionalismo en el que muchos viven, porque uno de los rasgos de las sociedades en las que vivimos es el racionalismo: buscar la explicación a todo. Dice la Madre: “Hijos míos, no pierdan el tiempo haciendo preguntas a las que nunca reciben respuesta: al final de su viaje terreno se las dará el Padre Celestial.” Esas preguntas, a las que la Madre se refiere, son, en su mayoría, de orden existencial: pueden referirse a las inquietudes personales o bien, a la ciencia. Sin embargo, cabe destacar, la Madre no se opone al discernimiento personal ni a la investigación científica, sino más bien: a la búsqueda de la explicación de todo. Que es diferente. O sea, que la Madre quiere que también vivimos una especie de pequeñez mental, aprender a abandonarse en Dios y dejar de buscar respuesta a todo, porque al final del camino será Dios quien responda a todo. Él quiere que sea así y debemos aceptar Su voluntad.
Posteriormente dice María: “Sepan siempre que Dios lo sabe todo, Dios ve y Dios ama. Mi amadísimo Hijo ilumina las vidas y dispersa la oscuridad; y mi amor materno, que me trae a ustedes, es indescriptible, misterioso, pero es real. Yo expreso mis sentimientos hacia ustedes: amor, comprensión y afecto maternal.” Con estas palabras la Madre nos exhorta a vivir en el abandono providencial, a confiar en Dios, en Jesús y en Ella y orar, porque la oración es la que nos hace crecer en el abandono y en la confianza en Dios, en Jesús y en María. Por lo que dirá seguidamente: “De ustedes, apóstoles míos, busco las rosas de su oración, que deben ser obras de amor; estas son para mi Corazón maternal las oraciones más queridas, y yo se las presento a mi Hijo, que ha nacido por ustedes. Él los ve y los escucha; nosotros siempre estamos cerca de ustedes.” Las rosas de la oración, que deben ser rosas de amor es el santo rosario (ramo de rosas) que María presenta a Jesús cuando lo hacemos con atención, con el corazón. La Madre está reforzando los mensajes anteriores que hablaban del Rosario. Entonces, al inicio del nuevo año, la Madre vuelve hablarnos del Rosario, por lo que este año, si es mariano, debe ser también Año del santo Rosario, porque fue la oración que más destacó la Madre en Fátima para detener la Primer Guerra Mundial y evitar la Segunda.
Posteriormente dice: “Este es el amor que llama, une, convierte, alienta y llena. Por eso, apóstoles míos, ámense siempre los unos a los otros, pero, sobre todo, amen a mi Hijo: este es el único camino hacia la salvación y hacia la vida eterna. Esta es mi oración más querida que, con el perfume más hermoso de rosas, llena mi Corazón.” Entonces, quien reza el Rosario también debe amar. Es imposible separar la oración del amor. Más aun, la oración que no lleva al amor habría que rechazarla por ser falsa, porque la oración debe trasformar el corazón. Por eso la Madre lo recuerda: se ora y se crece en el amor, a fin de no caer en el fariseísmo, en la práctica de la falsa devoción. Entonces, la oración más querida de la Madre es la que lleva, como Ella misma dice, a amar más al prójimo y a Su Hijo.
Al final, como lo hace en el mensaje del día dos, la Virgen invita a orar por los pastores de la Iglesia: “Oren, oren siempre por sus pastores, para que tengan la fuerza de ser la luz de mi Hijo. ”
Como conclusión, pues, la Madre nos pide que oremos por la paz, que oremos también por los pastores. Que no dejemos de rezar el rosario con amor, con el corazón. Nos dice que acojamos a Jesús en nuestro corazón para que seamos eficazmente paz para los demás. Nos pide desarrollar la pequeñez evangélica o infancia espiritual. Nos pide también que nos abandonemos y confiemos más en Dios, en Jesús y en Ella, y que no busquemos tantas respuestas a la vida.
¡Feliz Año del Señor y de María Reina de la Paz!