¡Queridos hijos! Mi oración hoy es para todos vosotros que buscáis la gracia de la conversión. Llamáis a la puerta de mi Corazón, pero sin esperanza ni oración, en el pecado, y sin el sacramento de la Reconciliación con Dios. Abandonad el pecado y decidiros, hijos míos, por la santidad. Solamente así puedo ayudaros y escuchar vuestras oraciones e interceder ante el Altísimo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!