Saludo a todos los que tratan de seguir los mensajes de María y una vez más, recordemos primero lo que la Virgen nos dijo el mes pasado. Eran tres los puntos principales, en los que debíamos reflexionar. María nos llamó a vivir la fe de nuestros padres y esto significa para nosotros, que primeramente seamos conscientes de que pertenecemos a Jesús, de que somos parte de la Iglesia Católica, de que también nuestros ancestros fueron paganos y adoraban a muchos dioses hasta que aceptaron el Evangelio y así, llegaron a conocer a Jesús que es la vida, la verdad y la luz. Fue en base a la fe en Jesús que nuestros padres, a pesar de sus debilidades y pecados, conformaron sus vidas y a nuestro país en cooperación con Dios. Nuestra herencia, conformada en la fe de nuestros padres, es muy rica. Nuestra historia de fe es también muy rica en personas que realmente vivieron su fe, que sufrieron por ella, que oraban y acudían a la confesión, que basaron su vida familiar en la fe y luego nos la transmitieron a nosotros. De ahí que especialmente los sacerdotes, los catequistas y los padres de familia estén llamados a vivir la fe, a fin de poder transmitirla a sus hijos y a las nuevas generaciones.
Esto es especialmente difícil en estos tiempos, porque hoy se ofrecen al hombre muchas y muy diversas ideologías. No siempre es fácil discernir correctamente todo y rechazar los falsos caminos y las falsas ideologías. Pero, sin llegar al fanatismo, nosotros estamos llamados a vivir la fe conscientemente en nuestras familias. Cualquier excusa que encontremos para no vivir nuestra fe, para no orar y para apartarnos de nuestra herencia espiritual – y por tanto, apartarnos del camino, la verdad y la luz- es la razón por la que mucha gente ha perdido hoy el sentido de la vida y ya no sabe quién es. Para esas personas, este llamado a retornar a la fe de sus padres es muy importante. Si atendemos a este llamado, encontraremos el camino, viviremos la verdad y sabremos quiénes somos.
El mensaje de septiembre nos invitaba a descubrir los milagros diarios del amor de Dios y el amor por los demás, y esto es la condición para la paz. Nosotros debemos verdaderamente llevarlo a la práctica y orar también para ser capaces de ver el bien en los demás y en nosotros mismos, para poder ser agradecidos con Dios y con los demás y expresar esta bondad. Y es que si reaccionamos sólo cuando alguien hace algo mal, nunca seremos capaces de encontrar el auténtico camino hacia la paz. A fin de ver el bien y poder reconocerlo en nosotros y en los demás, debemos ser humildes. Es así como se da la auténtica conversión del corazón, la conversión a la que María nos invitaba en ese mensaje. Y ésta consiste en luchar de manera consciente contra el pecado y contra todos los malos hábitos, así como en tener una perspectiva enteramente diferente hacia lo que es bueno y hacia nuestro propio crecimiento espiritual. Esperemos, pues, ser capaces de superar cualquier fatiga y perseverar en el camino de María.
Por el momento, Vicka, Mirjana e Ivanka están aquí en Medjugorje, mientras que Jacov y Marija están en Italia e Iván en los Estados Unidos. Los tres, Vicka, Marija e Ivan, continúan teniendo apariciones diarias, en tanto que Jacov, una vez que volvió de los E.U., nos dijo que todavía no puede hablar con los peregrinos, porque siente mucha tristeza al hablar de las apariciones.
Este mes, los grupos de peregrinos de todos los continentes ha aumentado de nuevo. La iglesia está repleta todos los días. Casi en cada Misa, sea en checo, alemán, eslovaco, italiano, inglés, francés, polaco, húngaro, rumano, siempre está a reventar. En la tarde se llena de nuevo tanto adentro como afuera y en los alrededores. María está llamando a sus hijos y, gracias a Dios, muchos están respondiendo. También hay muchos sacerdotes especialmente de Polonia y de los países de habla inglesa. En este mes, entre 40 y 50 sacerdotes han concelebrado la Misa vespertina. A principios de este mes, para ser más exactos del 25 de septiembre al 2 de octubre, los peregrinos de habla hispana de 18 países celebraron una Conferencia Mariana aquí, la cual congregó a cerca de 500 personas que durante toda la semana meditaron intensamente en los mensajes de María. En una declaración emitida por ellos se comprometieron firmemente a seguir el camino de María. La próxima semana, del 26 de octubre hasta el 1° de noviembre esperamos el arribo de aprox. 1000 franceses que decidieron venir aquí en sus vacaciones en respuesta al mensaje de María. Esperamos también la llegada de muchos otros peregrinos y le damos gracias a Dios por cada persona que está dispuesta a escuchar el mensaje de María y a ponerlo en práctica en su vida. María misma – y nunca debemos olvidarlo- continuamente nos agradece la respuesta a su llamado.
Debemos ser muy conscientes de que los mensajes principales de paz, conversión, oración, ayuno y amor siguen siendo los mismos y que en estos mensajes mensuales, María insistentemente nos recuerda a través de diversos puntos que desea ayudarnos a perseverar en el camino con Ella a Dios. Por tanto, en este mensaje, María nos dice primero…
HOY LOS INVITO A ACERCARSE MAS A MI CORAZON INMACULADO
Este es un llamado maternal, porque toda madre lleva en su corazón el profundo anhelo de estar con sus hijos y estar ahí para ayudarlos, a fin de que también ellos puedan estar con ella. Para poder entender mejor este deseo de María, pensemos un poco en su Corazón. Nosotros creemos que Ella fue concebida sin pecado, tal como se lo dijo a Santa Bernardita en Lourdes cuando se presentó ante ella como la Inmaculada Concepción. El corazón de María fue obediente a Dios, estuvo lleno de amor, de confianza, esperanza y fe. Su corazón fue misericordioso y fue también la Madre que guardó las palabras de su Hijo en su corazón y meditaba mucho en ellas. Su corazón estuvo lleno de paz y totalmente dispuesto a servir a Dios y a los demás. Por eso fue a visitar a Isabel, por eso y porque estaba lleno de paz y de amor, se percató en las bodas de Caná que los miembros de esa familia tenían un problema y su corazón la inspiró a interceder ante Jesús por ellos. Y cuando María desea que nos acerquemos más a Ella, significa también que nuestros corazones deben hacerse más semejantes al suyo, especialmente ante las dificultades o problemas y que nos mantengamos firmes y no perdamos la fe, la esperanza y el amor. Es así como nos acercaremos más a su Corazón — un corazón que conoce también el sufrimiento y que aún así permanece fiel a Jesús a lo largo de Su Pasión. Aquí sería importante que nos preguntemos si tenemos ese anhelo de estar cerca de nuestra Madre. Esto es, debemos preguntarnos qué obstaculiza o refrena este anhelo de estar cerca de Ella. Todos encontraremos seguramente algo en nuestra vida que nos aparta del Corazón de María. Pero en general, podemos decir que quien quiera acercarse a Ella debe deponer cualquier orgullo y practicar la humildad en todo momento. Quien quiera acercarse a su Corazón, debe desterrar toda impureza a fin de asemejarse más a su Corazón Inmaculado. Todo lo positivo que hagamos nos acerca más a su Corazón, especialmente cuando guardamos las palabras de Dios en nuestro corazón y meditamos en ellas. Así nos acercamos más a María y Jesús estará tan vivo en nuestras vidas como lo estuvo en la vida de María. Así descubrimos también el significado de lo que dijo Jesús cuando afirmó que todos los que hacen la voluntad del Padre son Su madre, Sus hermanos y Sus hermanas. El segundo punto también es muy importante y en él María nos recuerda cómo sucedieron las cosas en esta Parroquia durante los primeros días de las apariciones…
LOS INVITO A RENOVAR EN SUS FAMILIAS EL FERVOR DE LOS PRIMEROS DIAS, CUANDO LOS INVITE A AYUNAR, ORAR Y A CONVERTIRSE
Entonces había realmente un auténtico fervor — en los videntes, en la población y en aquellos que comenzaron a venir a Medjugorje. El fervor era grande porque todos comenzaron a orar, a ayunar y a convertirse. Qué hermoso es pensar hoy en la gente que, habiendo creído que María realmente se estaba apareciendo aquí, desterraron sus malos hábitos. Los sacerdotes que se sentaban a confesar por horas sin fin podrían dar testimonio de ello. Hubo casos de gentes que, siendo miembros del Partido Comunista, se deshicieron de sus pequeños libros rojos, los cuales eran un símbolo de su pertenencia al partido o que incluso los dejaron en la Colina de las Apariciones. Aquí debemos pensar también en muchas otras personas que, debido a la ideología comunista, se eran ateas y ahora proclamaban ser creyentes. Todas las familias ayunaban y aún en las fábricas se ayunaba. La gente oraba y era posible constatar visiblemente que estaba cambiando. El fervor aumentó a tal grado, que
los comunistas reaccionaron con dureza y declararon a la aldea como una contrarrevolución — que estaba actuando en contra del Estado. n los primeros interrogatorios a los videntes, un médico afirmó que ellos habían inventado todo esto para destruir el comunismo. Los comunistas comenzaron también a perseguir y a encarcelar a algunos sacerdotes y a otras personas y mantuvieron a los videntes y a sus familias bajo una presión y vigilancia constantes. Pero nada pudo aplastar o silenciar la respuesta de la gente. A menudo se cuenta la historia de un policía que detuvo a una anciana mujer que se dirigía a la Colina de las Apariciones y le dijo que no podía pasar. Se dice que ella respondió: “¿Hijo mío, quién puede prohibirme poner mis pies sobre un lugar que ha sido tocado por María?”
Fue ciertamente increíble lo que ocurrió aquí en esos primeros días, semanas, meses y años. Sin la presencia especial de María y la gracia de Dios, simplemente no podía explicarse todo eso. También es cierto que muchos peregrinos experimentaron ese mismo fervor al llegar aquí, pero ahora debemos preguntarnos si seguimos llenos de fervor por el hecho de que María continúe estando con nosotros.
Y es que corremos el riesgo de llegar a acostumbrarnos a este gran suceso y a la gracia enorme de la presencia de María aquí, al grado de ya no constituya para nosotros un impulso y que la gente se detenga o se canse. Pensemos en las palabras de San Juan cuando dice en el libro del Apocalipsis a una de las siete iglesias, que su amor primero se ha enfriado y la llama a renovar su amor inicial. En este sentido, pensemos en nuestros primeros días, en los primeros días de todos los que respondieron con fervor, de todos los que tuvieron que sufrir y oremos para que todos los peregrinos tengan la fortaleza de seguir adelante con María en este camino a Jesús. Junto con su deseo de que recordemos esos primeros días, María dice…
USTEDES ACEPTARON MIS MENSAJES CON UN CORAZON ABIERTO, AUNQUE NO SABIAN QUE ERA LA ORACION
Es cierto que mucha gente se comprometió a orar aún cuando no sabía lo que la oración significaba. En los 17 años y 4 meses, seguramente muchas personas se convirtieron en personas orantes, muchas familias encontraron de nuevo el tiempo para orar y miles de grupos de oración en el mundo entero llevaron a otros este espíritu de oración. Y esto es lo más importante que cualquier otra cosa que haya sucedido a causa de Medjugorje — que muchas personas dijeron ‘sí´ y obedecieron. Aún más, este mensaje nos pide que superemos cualquier fatiga y perseveremos en el camino de María. Después la Virgen dice…
HOY LOS INVITO A QUE SE ABRAN TOTALMENTE A MI
Y dice también lo que Ella desea hacer con nosotros…
A FIN DE QUE YO PUEDA TRANSFORMARLOS Y CONDUCIRLOS AL CORAZON DE MI HIJO JESUS
Si nos acercamos más al Corazón de María, lo más natural es que nos acerquemos también al Corazón de Jesús. Jesús dijo: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” y e invitó a ir a El, todos los que estén cansados y fatigados, todos los que estén tristes, y en El descubriremos el gozo y la paz. Jesús permitió que Su Corazón fuera abierto en la Cruz y esto fue un signo de que nos ama y que siempre está abierto a nosotros. Este es entonces un nuevo llamado para que realmente lo hagamos todo con María a fin de que Ella pueda llevarnos a Su Corazón, de tal modo que, como Ella dice, encontremos la paz y…
PARA QUE EL LOS LLENE CON SU AMOR
San Francisco de Asís a menudo lloraba delante de la cruz y decía: “El amor no es amado”. Una vez que hemos experimentado el amor del Corazón de Jesús, cualquier cambio en nuestra vida es posible. Debemos preguntarnos de nuevo, como hicimos al principio de esta reflexión, ¿qué es lo que nos impide aceptar un cambio en nosotros? ¿Son primordialmente los malos hábitos lo que nos hace cansarnos y nos desalienta para emprender algo nuevo? Todo pecado deforma a la persona y al mismo tiempo la destruye. Por eso, muchas relaciones en las familias y en el mundo están tan heridas, dañadas e incluso completamente destruidas. Es AHI donde necesitamos cambiar — cambiar de convicciones, cambiar de actitudes hacia la oración, hacia la Misa y la Confesión. Todos ecesitamos cambios ahí donde el amor no es fuerte, donde se ha perdido la esperanza y donde ya no existe fe. Se trata simplemente de un llamado a que tengamos el valor de decir ‘sí´ y abramos nuestros corazones a Dios y El, por medio de su Santo Espíritu, nos cambiará y seremos más semejantes a Dios. Esta es la voluntad de Dios porque, como dice el relato de la creación, “el hombre fue creado a imagen de Dios”. Y al hombre le han sido dados los dones para poder crecer en esa imagen de Dios. Cuando fuimos creados, nos fue dada la libertad y la habilidad para amar, para creer y esperar. Jesús, el nuevo Hombre, nos ayudará también a ser hombres nuevos y experimentar Su amor es la condición que necesitamos para este camino nuevo y decisivo con María a Jesús. Al final del mensaje de nuevo escuchamos…
ASI … ENCONTRARAN LA PAZ VERDADERA, LA PAZ QUE SOLO DIOS LES DA
Cada vez que amamos experimentamos la auténtica paz, pero cada vez que odiamos y hacemos algo negativo, cuando bebemos demasiado o consumimos drogas, cuando vivimos desordenadamente, cuando sólo buscamos las cosas materiales, hacemos todo esto con la esperanza de encontrar la paz. Pero la auténtica paz sólo proviene de Dios, aunque hay una falsa paz que se espera hallar siguiendo los caminos mundanos. Todos corremos el peligro de elegir el camino fácil y cuando pretendemos alcanzar la paz a costa de otros sólo nos convertimos en creadores de angustia y de caos. La paz de Dios proviene del amor — el amor hacia nosotros mismos y hacia la humanidad y sólo Dios puede darnos la auténtica paz. Para podernos decidir por esta paz, lo único que necesitamos es suplicar continuamente a Dios, en nombre de Jesús, el Rey de la Paz, que El nos dé esa paz. ¡Cuántas personas se han destruido a sí mismas y a sus familias porque buscaban una paz fácil! María, sin embargo, no se cansa de llamarnos y también de rogar por nosotros para que nos abramos a la paz de Dios y podamos aceptar esta auténtica paz. También nosotros oremos por esta intención…
OREMOS
Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por haber creado a María, Tu humilde sierva, con un corazón puro y humilde, sin mancha de pecado. Te damos gracias por darnos la oportunidad de ser semejantes a su Corazón. Te pedimos que nos des la gracia y nos purifiques de todo lo que nos aparta y nos separa de Ella, a fin de que en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y relaciones lleguemos a ser una imagen de Ella. Especialmente te pedimos por los padres y madres de familia y por los maestros, para que sus corazones sean semejantes al de María, que puedan transmitir sólo bondad, amor y misericordia a sus hijos y a todos los que les han sido confiados. Padre, Te damos gracias por las apariciones aquí en Medjugorje y por todas las personas que en un principio respondieron con fervor y Te pedimos que podamos permanecer fieles en el camino y que liberes de su fatiga a todos los que se han cansado. Dios, Padre nuestro, abre nuestros corazones a fin de que con María lleguemos a tu Hijo Jesús. Concédenos experimentar Su amor, que es Tu amor, y llena nuestros corazones con Tu auténtica paz. Libéranos a nosotros, a nuestras familias y al mundo entero de toda falta de paz. Señor, bendice a todos los enfermos que sufren y transforma sus sufrimientos en bondad. Por intercesión de María, Tu humilde sierva, danos la auténtica paz y danos la gracia de ser, con Ella, semejantes a Tu Hijo Jesús para que nos convirtamos así en testigos de Tu amor en este mundo, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Fra. Slavko, Medjugorje,
Medjugorje, Octubre 26, 1998