Muchos peregrinos llegaron a Medjugorje en mayo y, entre ellos, tuvimos la oportunidad de hablar con algunos de los que venían de Alemania: La hermana Jency Naduvilaparmabil y el padre Mathew Jacob Matatila, líder del grupo Marlis Deutsch. La hermana Jency y el padre Mathew provienen de la India y llevan años sirviendo en Alemania.

La hermana Deutsch llegó por primera vez a Medjugorje hace 25 años y desde 1997 ha estado organizando peregrinaciones a Medjugorje. Le resultó interesante el hecho de que, desde el principio, los que se inscribían a las peregrinaciones no eran alemanes. Al principio, eran monjas y más tarde incluso sacerdotes de la India. Nos cuenta que cada peregrinación es especial en su propio estilo, y todavía recuerda vivamente su primera peregrinación a Medjugorje. Aquella fue una nueva experiencia que le trajo una paz profunda a su corazón, una experiencia que se hizo mayor y más intensa y que se convirtió en un deseo de acompañar a otros a este lugar tan especial.

La hermana Jency viene de una familia piadosa de Kerala. La oración diaria y la educación en la escuela a cargo de las hermanas religiosas, dieron como resultado su vocación espiritual. Vino a la obediencia a Alemania hace 25 años, donde trabaja como enfermera en hogares de ancianos. Oyó hablar de Medjugorje hace dos años. Es miembro de la Orden de las Carmelitas que están especialmente vinculadas a la Virgen y piensa que es una gran gracia que pudiera venir hasta aquí, ya que es la única de las 29 monjas que están en su comunidad que lo ha hecho. Se alegró de ver a tanta gente que viene a orar y a buscar consuelo. La hermana Jency reza a la Reina de la Paz para que todos los que buscan a Jesús puedan llegar a él a través de Ella.

El padre Franciscano Mathew, quien también proviene de Kerala, hasta ahora lleva quince años en Alemania. él también es miembro de la orden de los Carmelitas, una comunidad con 130 sacerdotes en Alemania. Dijo que como la gente en la India no posee muchos bienes materiales asisten a la Santa Misa en grupos muy numerosos. En Alemania, por desgracia, es al revés, y sólo las personas mayores van a la Santa Misa. Estaba emocionado de ver a tantos jóvenes en Medjugorje que van a la Santa Misa, así como a tantos peregrinos yendo al sacramento de la reconciliación. Tiene la esperanza de que un día pueda traer a un grupo de jóvenes de su parroquia, para que así, después de la experiencia de Medjugorje, puedan comenzar algo nuevo.

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