La escritora María Vallejo-Nágera tiene ya un largo recorrido en el mundo de las letras. Con 14 libros publicados (10 de ellos best Sellers) ha recibido a Religión en Libertad para comentar, con gran alegría, las noticias que le han ido llegando desde Medjugorje, a dónde han acudido estas semanas un gran número de obispos y cardenales, para celebrar -junto a 80.000 jóvenes, la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Precisamente, en esta pequeña aldea bosnia Vallejo-Nágera experimentó hace veinte años una conversión que dio un giro completo a su vida. Desde entonces empezó a escribir libros y obras relacionados con la espiritualidad mientras ella misma iba descubriendo y alimentando esta fe que conoció en Medjugorje.
Recientemente, la Santa Sede ha permitido las peregrinaciones oficiales a Medjugorje, y así es como varios cardenales, entre ellos el vicario del Papa en Roma, y responsables de dicasterios vaticanos, han acudido a este santuario y han presidido allí la Eucaristía. Sobre estos acontecimientos recientes y sobre su profunda experiencia y conocimiento de Medjugore habla María Vallejo-Nágera en esta entrevista:
-María: tú fuiste una de las primeras personas de España en hablar públicamente de Medjugorje y de los acontecimientos espirituales que se perciben en ese pueblo. ¿Cómo fue tu primer contacto con este lugar y qué te sucedió para que te lanzases a hablar de ello?
– Bueno… Digamos que han sido 20 años muy duros, pero a la vez muy bonitos… Con grandes ataques de personas -tanto de la Iglesia como entre los ateos o agnósticos-, he sido burlada, humillada y he llorado mucho. Yo sólo puedo decirte que en Medjugorje, en el año 2000, viví una conversión muy fuerte, muy hermosa, que me cambió el corazón por completo. El primer efecto fue que dejé de golpe y porrazo de hablar mal de la Iglesia, pues la descubrí con esos maravillosos franciscanos que me atendieron allí y que me formaron en espiritualidad en esa primera peregrinación. A través de ellos supe que Dios existe y que sale al encuentro en lugares como Medjugorje. Desde esa primera peregrinación aprendí rápido y hasta vorazmente sobre las cosas de Dios, siempre de la mano de la Iglesia Católica, de sacerdotes santos y magníficos teólogos a los que me agarré para que me explicaran las miles de lagunas que tenía en cuanto a formación católica. Me di cuenta de que era una ignorante tremenda en cristianismo. Y así, con mucha dificultad y tropiezos, logré avanzar en la fe.
– Pero dices que te atacaron…
– Sí, mucho… No podía dejar de compartir con todos mis amigos y familiares el regalo, la maravilla que era visitar ese lugar. Y no lo tomaron muy bien, la verdad… Hubo creyentes católicos muy duros que tampoco lo aceptaron. Llegó de golpe la persecución, las burlas, las calumnias… Algunos sacerdotes incluso me dijeron que no me permitían hablar públicamente del lugar y hasta recibí emails en los que me reñían por compartir mi conversión con otras personas. Yo contestaba rogando que investigaran el lugar, los acontecimientos que ahí sucedían, pero no querían…
Esto me procuró mucha tristeza y sufrimiento. Hubo otros, sin embargo, mucho más positivos que, llenos de ilusión y esperanza, me suplicaban que fuera a sus parroquias a contárselo a los fieles. La confusión y el miedo entre el clero sobre el tema de Medjugorje era grande y me pilló por medio. Recuerdo una anécdota muy triste: una señora que me vio adorando, sin hacer daño nadie, ante el Santísimo en mi parroquia, escribió un anónimo al párroco para que me echara. Mi párroco, que no era afín en absoluto a Medjugorje, se enfadó muchísimo con aquella señora y rompió la carta en añicos durante una homilía, y prohibió que me atacaran por ser conversa de Medjugorje, invitándome a rezar y adorar todo lo que quisiera. Pero esa actitud del “católico de toda la vida”, (la de la señora), me hirió profundamente. Yo no lo entendía… Fue duro… Hoy miro para atrás y veo que simplemente que ese tipo de católico que aún no conocía Medjugorje, que no había ido, que no deseaba ir, hacía daño… Creo que muchos tenían cierto temor a lo desconocido y pensaban que ese lugar era una falsedad, una patraña de unos muchachos locos que se decían videntes, que mentían y engañaban a los peregrinos.
-¿Y qué reacción tuvo tu familia ante tu conversión y la promoción que hacías sobre Medjugorje?
– Al igual que con algunos amigos, hubo de todo: algunos familiares me respetaron con mucho amor, e incluso me pidieron que les llevara, (cosa que hice). El resultado fue que todos los que me quisieron escuchar experimentaron una fortísima conversión y acercamiento a Dios. Pero hubo también entre ellos (y entre amigos), los que se burlaron, los que me miraban de reojo y me criticaron duramente. Hubo en especial algunos parientes que me hicieron mucho daño… Pero bueno: nuevamente es el temor a lo desconocido, “al qué dirán”. Yo no les guardo rencor en absoluto. Pero fue difícil.
– ¿Cuál ha sido la reacción de esos detractores a raíz de la apertura que ha hecho el Papa Francisco con respecto a Medjugorje ahora?
– Pues, nuevamente hay reacciones dispares sorprendentes y hasta opuestas que me hacen pensar mucho… Gran parte de ellos me han telefoneado pidiéndome disculpas, y para mi sorpresa: ¡me ruegan ahora que les lleve a Medjgugorje con toda su familia! Qué vueltas da la vida. He pasado de ser burlada a que me pidan ayuda espiritual…Otros se sienten algo avergonzados y me lo hacen saber a su manera: saludándome de pronto llenos de cariño, escribiéndome emails pidiéndome toda la información posible sobre la historia de Medjugorje, etc. Yo procuro atender a todos… Sin embargo, también aún veo muchos corazones cerrados, hablando muy mal del lugar en incluso criticando al Papa Francisco por defender el lugar como sitio de oración y de gracia.
-¿Qué sintió esa primera vez que visitó Medjugorge cuando aún en España nadie o casi nadie sabía nada sobre el tema?
-Me conmoví profundísimamente al ver con mis propios ojos soldados muy jóvenes (los últimos coletazos de la guerra bosnia aún se respiraban), rezando de rodillas en el monte agarrados a un rosario. Las largas colas para confesar, las lágrimas de la gente, los arrepentimientos… Y la fascinante y sobrenatural presencia de Dios que se respiraba en cada rincón, en cada recoveco, en cada roca del monte.
Mi alma percibió muchas cosas, (no vi nada extraordinario en absoluto o salido de lo normal a nivel materia), pero entendí interiormente que Dios existía, que la Iglesia Católica no se había equivocado, y que todos moriremos un día y tendremos que dar cuentas. Tras la muerte: ¿qué clase de eternidad nos espera a cada uno? Todas esas cosas, todas esas inquietudes, nacieron de golpe en aquel primer viaje. Y fíjese: han pasado 20 años y aún sigo muy feliz por aquel despertar espiritual.
– ¿Se considera entonces como una privilegiada que ha alcanzado una madurez espiritual total?
-¡No, en absoluto! Cada día me doy cuenta de que el camino hacia la santidad es más y más difícil. Los sentidos espirituales despiertan de un zarpazo, y entonces comienza la formación; en mi caso tanto espiritual (hablando con sacerdotes preparados), como académica (estudiando en la Universidad todo aquello que me interesa sobre Estudios Bíblicos, que es mucho y muy difícil de aprender). Me queda mucho camino aún para la santidad. Pero hoy al menos puedo decir que estoy muy feliz, porque tras 20 años de lucha, en los que he dado conferencias en España, Latinoamérica y Estados Unidos, y he escrito libros y artículos que tratan sobre Medjugorje, he podido ver cómo el Papa Francisco ha abierto las puertas de Medjugorje de par en par al mundo entero. Esto me ha causado un alivio, una alegría y una paz infinita, no sólo porque las brutales críticas (a veces calumnias muy graves), han cesado de golpe sino porque ahora sé que muchas de las personas que quiero confiarán más en lo que se relata a nivel espiritual sobre ese pueblo. Estoy segura de que irán a recibir las gracias del cielo que ahí se derraman.
-Descríbanos Medjugorje en solo una frase…
– “Medjugorje es una escuela preciosa y muy eficiente de espiritualidad católica de la que ningún peregrino regresa igual”.