Desde que a mediados de 2010 tuve conocimiento que existía un lugar llamado Medjugorje en el que la Virgen se aparece todos los días, me sentí cautivada y deseaba llegar allá; no sabía exactamente para qué, pero era algo que me envolvía como esos sueños difíciles de lograr.

La Virgen, la Reina de la Paz, me escuchó y me invitó a visitarla: Dos años después llegué con mi Comunidad Apóstoles de María Reina de la Paz y estuve en el momento de la Aparición del 2 de Octubre en la Colina de las Apariciones. Y no sólo fue ese momento, fueron tantos otros como la visita al Cenáculo, las charlas de la Madre Rosaria, las Misas concelebradas, el fervor de la gente, la exposición del Santísimo en la explanada, la Iglesia de Santiago, la tumba del padre Slavko, el castillo de Nancy y Patrick, los testimonios de las personas, conocer a Vicka, la preciosa imagen de la Virgen en la Parroquia de Tijalina, la Santa Misa en la Capilla de Marija, fue un bombardeo de bendiciones, de experiencias, de conocimientos, de espi ritualidad, de Rosarios, de comuniones, de “orar con el corazón”, de sentirnos otra persona, una nueva persona.

La presencia de este maravilloso Milagro, que dura más de 30 años, nos indica la gran preocupación de la Virgen por todos nosotros, sus hijos, el infinito cariño que nos tiene y su decisión de enseñarnos a llegar a su Hijo. ¡¿Quién puede permanecer indiferente ante tan grande acontecimiento, ante este misterioso acto de amor?!

A partir de mi conocimiento de las apariciones de la Virgen y del día en que Ella tocó mi corazón en nuestra Capilla de la Reina de la Paz, en Pachacamac, ha cambiado mi vida, ahora veo las cosas con otros ojos, siento que tengo que ayudar a que los demás también la conozcan, todos tenemos que convertirnos, tenemos que recordar y divulgar que somos peregrinos, que nuestra verdadera casa no está acá, Ella nos está esperando, es la gran mediadora y cada día ora por nosotros.

Estoy convencida que Medjugorje es un lugar que tiene mucho para dar y nosotros tenemos que aprovechar, es estar más cerca del Cielo, deseo llegar otra vez ahí con las personas que quiero para que ellas también reciban las gracias y puedan experimentar lo mismo que yo.

La peregrinación a Medjugorje fue tanto que es imposible asimilarlo junto, de una sola vez, lo que puedo decir es que ¡quiero regresar! es  como  una  fuente del Amor de Dios que puede saciar todos nuestros deseos y necesidades. Felices los que allí viven, no deben necesitar mucho más, casi lo tienen todo.

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