La modelo y conductora de TV Ania Goledzinowska le cuenta a Paolo Gambi por qué dejó el deslumbrante mundo de las celebridades por Medjugorje.
Por Paolo Gambi, Jueves 22 de Septiembre de 2011
Ania Goledzinowska: ‘Dejé Italia sin avisarle a nadie’
Mientras Silvio Berlusconi enfrenta la peor crisis que la República Italiana haya visto jamás, un miembro de su familia extendida se ha ido a un largo retiro a Medjugorje. Ania Goledzinowska, la novia polaca de Paolo Enrico Beretta, sobrino del primer ministro italiano (que es el hijo de la difunta hermana de Silvio Berlusconi, Maria Antonietta), se ha mudado a una aldea en Bosnia Hercegovina para llevar una vida de oración.
¿Cómo terminaste en Medjugorje?
La primera vez fui invitada por un amigo que también me pagó el viaje. Yo tenía una cierta alergia hacia los sacerdotes y la Iglesia. Pero ese primer viaje me cambió la vida, tanto es así que durante los dos años siguientes ya no era capaz de vivir serenamente, porque me di cuenta que nunca en mi vida había sido muy feliz. Lo que estaba viviendo era una ilusión, no la felicidad verdadera. Caí en una depresión. Yo tenía una vida privilegiada que ya no me gustaba. En cambio, anhelaba las cosas simples, normales. Una mañana me desperté, llamé a mi amigo y le pedí que me encontrara un lugar para alojarme en Medjugorje — o me tiraría por la ventana-. Dejé Italia con dos maletas sin decirle nada a nadie. Y aquí estoy.
¿Cuánto tiempo has estado en Medjugorje y cuándo regresarás a Italia?
He estado aquí casi tres meses. En realidad, mi primer pensamiento fue venir aquí sólo por unos días, ya que el 25 de junio debería haber empezado un trabajo de relaciones públicas en Porto Cervo, Cerdeña, en el club de millonarios de Flavio Briatore. Sin embargo, el 25 de junio fue también el 30 aniversario de las apariciones en Medjugorje. Después de cinco días aquí, cancelé el contrato y decidí quedarme. Estoy en una comunidad mariana y convivo con sacerdotes y religiosas.
¿Cómo pasas el día?
Me despierto a las cinco de la mañana. Subimos a la colina del Podbrdo para rezar el Rosario, luego descendemos, hacemos oración y luego la Santa Misa. Trabajamos hasta medio día. Yo limpio las habitaciones y los baños, después hago el planchado o me pongo a pelar patatas. También tenemos un huerto y gallinas. Después rezamos otro Rosario. En la tarde descansamos y a las seis de la tarde hacemos otras oraciones.
Estás pasando el verano en un lugar de oración, totalmente alejada de todo y de todos. ¿No extrañas Formentera, Cerdeña y otros lugares como esos?
Por supuesto que no. Muchos de mis antiguos amigos no pueden comprender lo que hago. Ellos no entienden cómo puedo ser feliz haciendo lo que quizás hacía mi señora de la limpieza. De hecho, creo que nunca había sido tan feliz. Me siento como cuando era niña, cuando era pequeña y vivía con mi familia pobre y sencilla. Todo lo que hago me hace sentir satisfecha. Me siento amada por Dios y por los que me rodean, sin tener que disfrazarme de lo que nunca he sido. Ahora sé que la gente se me acerca por lo que realmente soy y no para sacar provecho. Lo dejé todo. Me visto con los “vestidos de la providencia” que a veces dejan aquí los peregrinos, porque mi ropa no encajaba en Medjugorje. Tampoco podía llegar aquí calzando zapatos Chanel…
¿Cuál fue la reacción de tu novio, Paolo Enrico Beretta?
Al principio se sorprendió. Durante casi dos semanas no supo dónde estaba. Nos encontramos de nuevo un mes más tarde, cuando volví a Milán para rescindir el contrato de arrendamiento de la casa y vender el coche: decidí mudarme permanentemente a Medjugorje. Nos reunimos, hablamos mucho y él entendió mis razones. Me dijo que las respeta y que siempre y en todo caso él estará cerca de mí hasta que yo esté lista para volver. Y él sabe que esto podría suceder en un año como en cuatro. Mientras tanto, se está preparando para visitarme. Ahora yo puedo hacer lo que Nuestro Señor quiere de mí. Si Nuestro Señor quiere que yo regrese, volveré a Italia. Pero no creo que esto vaya a suceder en un futuro cercano.
Leímos en los periódicos que tú habías elegido la castidad. De nuevo, uno se pregunta si tu novio estuvo de acuerdo con tu elección.
Él es quizás el único hombre que siempre me ha respetado. Hemos mantenido una relación casta, aunque nos conocemos desde hace tres años. Tal vez por eso nuestra relación es tan profunda. He decidido crear una asociación “corazones puros” para aquellos que han decidido vivir en castidad hasta el matrimonio, respetando a Dios y respetándose a sí mismos. Como un signo de reconocimiento hay anillos numerados para todos los miembros.
¿Por qué tanta gente del mundo del espectáculo en Italia acude a Medjugorje?
No lo sé. Algunos lo hacen por publicidad, pero también están aquellos que lo hacen realmente para encontrar respuestas. Al final todos somos seres humanos y los periódicos generalmente no publican historias de gente común y corriente. Creo que el mundo de hoy nos impulsa a buscar la verdad, porque vivimos una falsa realidad.
¿Cómo comenzó tu historia?
Es una larga historia y escribí sobre ella en el libro Con occhi di bambina (“A través de los ojos de una niña”). Comienza cuando yo era una pequeña princesa que soñaba en un castillo y en su príncipe azul, pero fui arrojada del castillo encantado cuando tenía cuatro años de edad. Tuve que luchar contra personas falsas, el acoso, el abuso, las drogas y muchas cosas más.
Se publicó que en 2008, vistiendo tan solo un bikini, tú saliste de un pastel que regalaron al primer ministro Silvio Berlusconi y le cantaste “Feliz Cumpleaños”.
¿Después de Medjugorje, lo harías de nuevo?
Después de Medjugorje hay muchas cosas que no volvería a hacer, pero no me arrepiento de nada. He tenido que vivir lo bueno y lo malo de mi pasado a fin de dar testimonio hoy en día de que puedes cambiar, de que la vida real es otra cosa. Jesús vino y murió por los pecadores, no por las personas sanas. Yo soy la primera entre los pecadores. No quiero perder el privilegio de disfrutar de la misericordia de Nuestro Señor.
De las fiestas, quizás con cocaína, a Nuestra Señora… ¿No crees que quizás estás tratando de escaparte del mundo.
Yo no he tenido nada que ver con las drogas desde hace seis años. Tampoco quiero escaparme del mundo, yo sé que la batalla la damos en nuestra vida cotidiana. Pero primero tengo que curar mi alma para poder ayudar a los demás, ayudarlos a luchar en el campo de batalla por el único y verdadero Rey, que es Dios.
¿Qué quieres decir a nuestros lectores desde Medjugorje?
Tres cosas: amen, perdonen y no juzguen. Así como ustedes quieren ser perdonados, también los demás tienen derecho a una segunda oportunidad. Perdonen, pero no lo hagan por los demás: háganlo por ustedes mismos. Deben deshacerse del odio y el resentimiento que guardan en su corazón. Sólo entonces Dios podrá actuar en ustedes. De otro modo, Él no tendrá dónde derramar las gracias que les tiene reservadas. Si deciden venir a Medjugorje, no esperen ver el sol girar ni otros milagros. El milagro real es su partida. Nuestra Señora se hará cargo de todo lo demás. Abran su corazón.