¡Alabado sea Jesucristo!

Iniciamos un nuevo año y con ello, es natural trazar planes, recalcular objetivos y plantear nuevos propósitos que cumplir. Algunos de ellos probablemente serán los mismos que no se lograron en el año anterior; otros, podrían ser nuevos retos que deseamos alcanzar. Lo típico de incluir en nuestra lista podría ser iniciar un emprendimiento, adelgazar esos kilos de más, hacer ejercicios, cambiar de trabajo, completar los estudios que iniciamos, comprar un vehículo, renovar nuestra casa, etc…

Pareciera que la lista de metas, año con año crece cada vez más… pero podría ser que no nos estemos preguntando si esto es lo que realmente nos hace plenamente felices, si nos hace mejores personas, y/o si realmente nuestros planes concuerdan con lo que Dios espera de nosotros.

Al escribir este artículo me acordé de la famosa frase de la película “Bella” que nunca he olvidado: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.

Sobre esta misma frase el escritor Pablo Brotons, explica lo siguiente: “He estado haciendo muchos planes, que yo pensaba que eran extraordinarios, para mí y para mi familia, y ahora tengo la sensación de que alguien allí arriba ha estado riéndose durante este tiempo. Pero no es una risa de burla, no es una risa irónica, es una risa de un padre que observa con amor a su hijo, viendo sus buenas intenciones y sus esfuerzos sabiendo que le tiene preparadas miles de sorpresas que él ni tan siquiera puede imaginar…”

De este pensamiento podemos aprender que no solo al inicio del año, sino los 365 días, debemos revisar constantemente nuestras metas y planes, por más básicos o sencillos que estos sean, tomándonos el tiempo para detenernos en la oración y constantemente replantear nuestra propia existencia a la luz del Espíritu Santo.

Este ejercicio puede ser una muy buena oportunidad para hacer una especie de reciclaje o renovación espiritual; y en especial, para quienes estamos inscritos en la Escuela de la Virgen María Reina de la Paz, permitirnos iniciar el año, de su mano, que siempre nos guía y nos acerca a Dios (hasta donde nosotros le permitimos) para dejarnos sorprender y abrir el corazón a lo que tiene guardado para nosotros.

Al iniciar el año, es oportuno hacer eco del mensaje del 1 de Enero del 1987 de la Reina de la Paz, que sirvió de inspiración al escribir este artículo:

“Queridos hijos, hoy deseo invitarlos a todos a vivir en este nuevo año, todos los mensajes que Yo les doy. Queridos hijos, sepan que Yo me he quedado tan largo tiempo por causa de ustedes, para poder guiar sus pasos por el camino de la santidad; por tanto, queridos hijos, oren sin cesar y vivan todos los mensajes que les doy, porque Yo lo estoy haciendo por mi gran amor a Dios y a ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!.”

Si fragmentamos y oramos con el mensaje frase por frase, podemos empaparnos de la riqueza de este:

… deseo invitarlos a vivir en este nuevo año, todos los mensajes que Yo les doy…”

Vemos cómo la Gospa nos propone un reto simple y a la vez maravilloso que todos deberíamos incluir dentro de nuestra lista de propósitos para este año 2024: “vivir sus mensajes”; pero no solo nos invita de forma general a vivir “algunos de sus mensajes”, sino más bien nos llama a vivir “TODOS los mensajes que nos ha dado” desde su primera aparición a la fecha, y en el texto del mensaje se puede notar que este pedido lo recalca en 2 ocasiones (al principio y al final), como para insistir en la importancia de lo que Ella nos pide.

A veces nos quedamos con el último mensaje del 25 que la Gospa nos dio en ese mes, pero qué hermoso sería proponernos repasar en la oración todos los mensajes de forma cronológica o por orden temático, buscar la concordancia con la Palabra de Dios e iluminar con ellos no solo nuestra vida, sino el quehacer de nuestros apostolados, grupos de oración, pues fortalecen nuestra fe y nos ayudan a crecer en nuestro camino espiritual.

“… sepan que Yo me he quedado tan largo tiempo por causa de ustedes, para poder guiar sus pasos por el camino de la santidad.”

A través del tiempo hemos aprendido que estos mensajes, son toda una escuela de santidad, estos mensajes son los latidos del Corazón de una Madre que nos llama insistentemente a todos nosotros a una vuelta a Dios, a una vida nueva…, son el clamor de una Mamá que no se queda de brazos cruzados al ver la Humanidad y cuántas personas se pierden.

Han pasado ya casi 43 años y la Virgen María todavía se aparece con el mismo ánimo y amor como si fuera la primera vez. ¿Por qué será? La razón es que Ella continúa esperando a que más personas quieran responder a su llamado. Ella espera como una buena Madre a todos sus hijos sin excepción, y mientras tanto nos anima con sus mensajes para ser sus brazos extendidos ante un mundo sin esperanzas.

“… oren sin cesar y vivan todos los mensajes que les doy, porque Yo lo estoy haciendo por mi gran amor a Dios y a ustedes”.

En esta frase nos invita a orar de forma continua y sin desfallecer para vivir todos los mensajes que nos da, no por iniciativa propia, sino como consecuencia de Su gran amor a Dios y a nosotros.

De esto se desprende que lo que le impulsa a nuestra Madre es el AMOR y que lo que nos trae la Santísima Virgen María son precisamente cartas de amor de Dios para ti y para mí, que trazan una hoja de ruta, para que poniendo en práctica sus recomendaciones “en clave de Mamá”, podamos abrir el corazón, nos anima a trabajar en nuestra propia conversión para colocar en primer lugar a su Hijo, no solo en nuestros planes, sino en el centro de nuestra vida y así alcanzar la tan anhelada paz con “P” mayúscula.

Estos mensajes son un signo del amor infinito de Dios y de su misericordia hacia nosotros, que no se extingue, palabras que traspasan el tiempo y el espacio, son palabras bajadas del cielo que quedarán grabadas en la historia y seguramente marcarán la antesala de los signos de aquel tiempo (este tiempo) en el que se derramaron infinitas GRACIAS, como nunca se ha visto, ni se verá, pero que lamentablemente no todos aprovechamos al máximo.

La presencia de la Virgen María es un signo que Dios no nos ha abandonado, que camina en nuestra historia a través de las apariciones en Medjugorje, que marca un acontecimiento nunca antes visto y que según los videntes que no se repetirá jamás en la historia de la Humanidad.

¿Pero cómo podemos hacer vida los mensajes en este año nuevo?

 Para quienes seguimos la espiritualidad medjugoriana, este podría ser un pedido relativamente simple, pero en varios de sus mensajes nos advierte a ser humildes, a ser alegres, a no desfallecer, a ser agentes de paz y más…

En el mensaje del 25 de junio de 2003 nos dice: «Los invito a vivir aún más mis mensajes con renovado entusiasmo y alegría.»

No solo en este, sino en varios de sus mensajes la Reina de la Paz nos advierte a volver al primer amor, y esto podría ser porque a través de los años nuestra experiencia personal con la Virgen María Reina de la Paz, se pudo haber enfriado y ese encuentro personal con Ella nos podría parecer un dulce recuerdo de algo “bonito” que vivimos en el pasado.

Si te encuentras desanimado, la idea de esta reflexión es hacer eco de estos mensajes que son un llamado de atención para que volvamos al primer amor y al entusiasmo en el que por primera vez descubrimos la presencia de nuestra Madre en Medjugorje.

Concretamente podemos vivir los mensajes de la Virgen María de la siguiente manera:

  • Releer todos los mensajes no solo los más recientes.
  • Vivir los mensajes implica abrir el corazón, acogerlos, orar con ellos, con el fin de identificar aquellos aspectos de nuestra historia y personalidad en los que debemos trabajar.
  • Tomar la decisión de trabajar con humildad y seriamente en nuestra propia conversión.
  • Poner en práctica las 5 piedritas: oración, eucaristía, lectura de la Biblia, ayuno y confesión.
  • Orar incesantemente por las intenciones de la Reina de la Paz:

Por las familias

Por los jóvenes

Por los enfermos

Por las almas del purgatorio

Por los que no han experimentado el amor de Dios en sus corazones

Por los sacerdotes

  • Ser testigos de los mensajes en nuestra familia, en el grupo de oración y en nuestros apostolados.
  • Realizar un compromiso concreto para trabajar por la Gospa, poniendo nuestros carismas y talentos: te animamos pues en la Fundación siempre se necesitan voluntarios.
  • Ser agentes y portadores de paz: pues ese es precisamente nuestro carnet de identidad, el carisma que hemos heredado a partir del título escogido y revelado por nuestra Santísima Madre en Medjugorje: “Yo soy la Reina de la Paz”.

A la luz de lo anterior, trabajar incansablemente unidos, poniendo al servicio nuestros carismas, respetando nuestras diferencias, pues eso es lo que precisamente enriquece nuestros apostolados.

En conclusión, la Virgen María Reina de la Paz viene a guiarnos por el camino de la santidad. Cuando hayamos comprendido que estos mensajes que da la Virgen son también para nosotros, entenderemos y encontraremos la fortaleza y también el valor para vivirlos.

Queridos hermanos, en nosotros están depositadas todas las esperanzas del cielo, en ti y en mí… entonces ¿qué esperamos para decidirnos a vivir los mensajes de la Virgen en este año que inicia…?

Hagamos sonreír a la Virgen en este año, con nuestro actuar, en sus mensajes Ella siempre concluye dando las Gracias por haber atendido a su llamado. Increíble! La Reina de la Paz nos necesita y eso nos exige docilidad, confianza, y desapego a nuestros planes.

 

¡Ave María Purísima!

 

Fuentes del texto:

.-   40 años de Mensajes de la Reina de la Paz. 4ta Edición. Fundación Centro Medjugorje.

.- https://brotonspozo.wordpress.com/2014/10/20/si-quieres-hacer-reir-a-dios-cuentale-tus-planes/ 

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