Un pedazo del cielo en la tierra
Hace años, gracias a Dios, que me puso en el camino que naciera la chispa por vivir lo que solo se puede experimentar en Medjugorje. En 2019, por la cercanía entre El Salvador y Panamá, pude estar en la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco pero para ir a la de Lisboa 2023 se me hacía más imposible (sufro una discapacidad severa y voy en silla de ruedas). Fue entonces cuando el Espíritu Santo me inspiró profundamente para decirle a mis padres: “si no vamos a Lisboa-2023, vamos a Medjugorje”. Y así sucedió.
El viaje de ida a Medjugorje estuvo lleno de pruebas, para empezar me mareé de Panamá a Frankfurt, vomité varias veces en el avión a tal punto que ya no reaccionaba cuando me hablaba mi mamá, se sucedían los obstáculos: los asientos pequeños e incómodos del avión, el no ir en mi silla de ruedas durante los vuelos, con personas de las líneas aéreas no preparadas para personas con discapacidad severa como yo, las tentaciones antes y durante el viaje, entre otras cosas… pero, al mismo tiempo, pude sentir la mano y el amor de Dios y nuestra madre María que me decían frases en mi corazón como ”no estás solo”, “las cosas bellas o el cielo no tiene el camino fácil”, “acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre”, “confía en mí “, entre muchas más y un olor a rosas.
Como salimos un poco atrasados aterrizamos tarde en Panamá y con miedo de perder la conexión con Frankfurt, cuando mi papá intentaba sacarme del avión sucedió el primer milagro pues nunca había aguantado en una silla de pasillo debido a mi discapacidad y esa fue la primera vez que sí lo pude hacer. En Panamá viví otra alegría, la de encontrar a mi hermana Vanessa (ella vive con su familia en Panamá) que también iba a Medjugorje con nosotros.
Despegamos de Panamá para Frankfurt, la prueba más grande para mí en todo el viaje pues son más de 11 horas fuera de mi silla de ruedas en el asiento del avión sin poder pararme o acostarme para estirarme, para colmo fue un vuelo con mucha turbulencia y me mareé de nuevo varias veces. Mi mami y mi hermana tampoco durmieron para estar pendientes de mí, ellas me llevaban agarrado durante todo el viaje para que yo fuera lo más cómodo posible; Al final mi mami me dio una pastilla para mareos y se vio la mano de Dios porque sucedió otro milagro pues cuando ya íbamos llegando a Frankfurt ya iba como si nada hubiese pasado en el vuelo.
Por fin llegamos a Medjugorje un 15 de octubre de 2022 a las 1:30 am (hora de Medjugorje) después de más de 24 horas de viaje, el amor de Dios en las personas del lugar y del hotel no se hizo esperar porque nos habían dejado unos panes para poder cenar. Era tanta la alegría y la emoción de haber llegado por fin a Medjugorje, que eran casi las 3am y no dejaba de platicar y reír a pesar del cansancio acumulado, después me dormí ¡y no amanecí hasta las 2 pm pensando que era las 8am!
Es una belleza escuchar el replicar de las campanas, comprobar el amor y respeto de las personas por el Rosario y los sacramentos; por otro lado, es impresionante la solemnidad, amor y dedicación con el que celebran cada Eucaristía día a día, a todas horas y en diferentes idiomas.
Por otro lado, me llené de una alegría y paz interior que no puedo explicar al encontrar la imagen de nuestra madre María en un costado del patio principal de la iglesia con rosas a su alrededor y el rosario con una rosa en su mano izquierda, la otra mano está en su corazón: ¡es tan bella e irradia tanto amor, ternura, paz interior y alegría!
El jueves 20 cumplí uno de mis sueños, pues nunca pensé poder estar en unas de las sedes de María Visión (medio de comunicación católico mexicano que muchas veces veo en la televisión) y ahí sucedió una de las lecciones que aprendí en Medjugorje porque pensamos que mi hermano y yo no íbamos a poder entrar por las gradas y entradas angostas que había pero Dios y nuestra madre María decidieron que para nosotros no hay nada imposible y al final pudimos ingresar hasta la capilla; En las personas que trabajan en este canal se nota la felicidad que no es de este mundo, el amor, entrega y dedicación por transmitir el amor de Dios y nuestra madre María a los demás.
Por la tarde noche pude cumplir otro de mis sueños relacionado con Medjugorje que fue vivir la adoración eucarística luego del rosario y la santa misa en la explanada de la iglesia Santiago Apóstol; fue una experiencia única e inolvidable para mí y la viví como nunca a pesar del frío que hacía.
En Studenci tuve la oportunidad de renovar mi consagración al Sagrado Corazón de Jesús y de convertirme en Guardia de Honor del Corazón de Jesús en la Archicofradía de la Guardia de Honor durante la celebración eucarística.
Por la tarde del viernes 21 pasamos un rato ante la presencia de Jesús sacramentado en la Capilla de Adoración junto a la iglesia Santiago Apóstol (momento muy bello para mí) luego fuimos a rezar el Vía Crucis que está atrás del Cristo Resucitado y justo, en la estación de la muerte de Jesús, nuestro Señor, nuestra Madre María nos hizo sentir su presencia por medio del baile del sol que cada uno vio y vivió en forma diferente.
El sábado 22 por la tarde noche tuvimos el gran regalo de estar presentes en una aparición extraordinaria para peregrinos en el castillo de Nancy y Patrick, iniciamos con el santo rosario y con distintos cantos a la Virgen en distintos idiomas; la vidente Marija se arrodilló frente a la imagen de nuestra madre María para esperar la aparición a las 6:40pm cuando todo quedó en silencio, se sintió una brisa muy fresca y un canto de los pájaros.
¿Como fue antes y durante la aparición de nuestra madre María para mí? Desde el rosario sentí una gran felicidad y paz interior, el cielo era una obra de arte que cambiaba constantemente antes y durante la aparición, minutos antes pude escuchar el canto de pájaros, como de ángeles; durante la aparición sentí una brisa especial que cubrió todo mi cuerpo y alma con una paz interior que, a pesar de escuchar a algunas personas gritar en lenguas no sentí miedo, sentí un olor como de incienso y solo recuerdo que yo le dije a cada rato nuestra madre María: “Te amo”; no la vi en persona pero la sentí en mi corazón y también por medio de una persona que estaba atrás y me abrazo.
En Tihaljina vi la imagen de nuestra madre María más hermosa que he visto en mi vida, ahí la vi como sonriéndome más de una vez, no quería dejar de verla porque es tan bella que era como estar con nuestra Madre María en persona (puedo afirmar que fue así pues por ratos sentí su amor maternal, paz interior y exterior, olor a rosas e incienso y felicidad de otro mundo).
Llegó el tan ansiado lunes 24 llegamos hasta la base del Monte de las Apariciones, esperamos a los jóvenes de la Comunidad Cenáculo (para mí son ángeles) que me iban a subir en una silla especial, con suéteres para soportes y cinturones en mi cadera y espalda, yo lo más cómodo, relajado y feliz como si realmente fuera hacia el cielo, al subir las gradas para iniciar la subida lo hicimos con una bella oración acompañada de un Padre Nuestro, Ave María y Gloria; luego paramos en la cruz de madera donde se dieron las primeras apariciones de María en Medjugorje para vivir un momento de oración y contemplación en silencio; después subimos por fin el último tramo del monte para poder llegar a los pies de nuestra Madre María.
Sentí mi cuerpo y alma con una paz interior que no había experimentado jamás, mi cuerpo relajado como nunca, no sentí que la silla especial me quemaba hasta que llegué al hotel, nunca había aguantado en una silla que no fuera la mía, llevaba una felicidad inmensa durante la subida, mi estadía a los pies de nuestra Madre y, durante la bajada del monte, sentí como si María sonriera conmigo. Y obtuve unos de los milagros más grandes en mi vida como fue no tener dolores en mi cuerpo, en la silla especial no me aumentó el tono muscular a pesar del cambio tan brusco, no sentí bajón de azúcar por no haber comido y, durante el recorrido, la pierna derecha, que siempre mantengo arriba, se mantuvo abajo y sin movimientos involuntarios.
Al bajar del monte, nos estuvimos un momento en el monumento del tercer misterio de gozo del Santo Rosario (Nacimiento del Niño Jesús) para adorar y contemplar al niño Jesús espiritualmente, al terminar de bajar no costó para nada ponerme en mi silla de ruedas ni siquiera doblarme la pierna derecha para subirme a la minivan.
Llegamos a El Salvador con una sensación de extrañar mucho Medjugorje, pero con alegría de traer en mi corazón a Medjugorje para siempre; al día siguiente empezaron los frutos de la Escuela de María en mi vida: estoy tratando de escuchar y vivir la santa eucaristía diariamente y ponerle todo mi corazón y amor aunque muchas veces sea virtualmente; también estoy tratando de rezar cada día el rosario completo; estoy ofreciendo más mis malestares del cuerpo a Dios; rezo más la Coronilla de la Divina Misericordia y le estoy poniendo más dedicación y esfuerzo a las oraciones.
También está haciendo cambios en mi vida como el no tener pena de andar rezando las oraciones cuando salgo o en horas de trabajo, estoy tratando de regresar a la llama del amor del Inmaculado Corazón de María o de ayudar más en la parroquia; paso más feliz a pesar de los malestares y dificultades de mi vida; estoy tratando de tener más paciencia; me estoy dando más a los demás y estoy dando testimonio de Medjugorje, estoy con ganas de formar un grupo de oración de María Reina de la Paz y estoy orgulloso pertenecer a la pequeña comunidad de la parroquia santa Elena.
Cómo nuestra Madre María es tan buena, desde antes de ir a Medjugorje, yo ya seguía en Youtube el canal de Fundación Centro Medjugorje por las catequesis del Padre Llamas y el Congreso Iberoamericano María Reina de la Paz, aún sin saber que nuestro país ya tenía Movimiento María Reina de la Paz Medjugorje y que ya éramos parte del gran Movimiento Iberoamericano. Por ello, fue una gran alegría cuando en mayo tuve la oportunidad de poder vivir el retiro con el Padre Llamas, el cual me encantó porque sentí nuevamente los frutos de Medjugorje, su paz, la felicidad que no es del mundo, la presencia y amor de Dios y nuestra madre María.
En definitiva, fue una experiencia inolvidable que me gustaría volver a vivir si Dios y nuestra María Reina de la Paz me lo permiten.
Gerardo Schonenberg Ávila