"¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito a ser hombres de esperanza, paz y alegría, para que cada persona sea instrumento de paz y amante de la vida. Hijitos, oren al Espíritu Santo para que los llene con el poder de valentía y entrega de su Santo Espíritu. Y este tiempo será para ustedes un don y un camino en la santidad hacia la vida eterna. Estoy con ustedes y los amo. Gracias por haber respondido a mi llamado."
(Con aprobación eclesiástica)