Ottmar Tovar Almanza es un sacerdote ordenado el año pasado en la Arquidiócesis de San Antonio, Texas. Nació en Ciudad de México hace 32 años —en 1993—, donde residió hasta la edad de 12, junto a su mamá, su papá y su hermana mayor; pero entonces sus padres se divorciaron.

Él explica: «Su matrimonio no funcionó, así que mi mamá y yo nos vinimos para San Antonio porque toda la familia de mi madre vivía aquí desde hace mucho tiempo: abuelos, tíos, primos. Llegué aquí en julio del 2005». Hoy es un sacerdote que atiende a los hispanos en San Antonio Texas, conoce un poco de su historia.

El descubrimiento de su vocación

El padre Ottmar reflexiona sobre su llamado vocacional: «Primero que nada se debe a la elección de Dios. Estoy convencido de que, cuando me creó, Él ya lo sabía».

Lo que hubo después fue un proceso mediante el cual Ottmar fue descubriendo esa vocación: «Yo ya la sentía en mi interior, y se fue confirmando con los acontecimientos externos».

«Obviamente influyeron muchas cosas —sostiene—; primero que nada, la fe que recibí de mi mamá. Ella estudió la carrera en Teología, así que es una persona muy bien formada, pero además su espiritualidad personal es de una fe muy grande».

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