La idea de una reunión de oración de jóvenes nació en el corazón de uno de los jóvenes peregrinos de Inglaterra, a finales del Año Mariano (1988), quien lo compartió con el P. Slavko Barbaric. El P.Slavko apoyó esta idea y comenzó a organizar y dirigir el festival hasta el día en que murío, el 24 de noviembre de 2000. Después de largas conversaciones y de los buenos deseos, se celebró con éxito su primera edición. Los Franciscanos de Herzegovina daban conferencias a los jóvenes, tenían reuniones de oración en una gran carpa verde y en los frescos bosques que hay cerca de la iglesia en Medjugorje, en el Monte de las Apariciones y en el Monte Krizevac. Durante varias horas de la noche, también hacían adoración en la iglesia. Los cantos los dirigía un joven y talentoso sacerdote de Irlanda, Liam Lotán. El festival terminó pero decidieron continuar con un festival de oración. Esto desembocó en el segundo encuentro de oración. Ya estaban más y mejor preparados.
Igual que se había corrido la voz de Medjugorje, también se corrió la voz del Festival. Quedó demostrado el poder de convocatoria que tenía por la paz y cómo la convocatoria se había extendido a todos siendo siempre aceptada con entusiasmo por la gente. En el festival también se puso de manifiesto que la gente joven tiene en cuenta que no es una paz fácil, y sí una paz que sólo Dios da a los que se arrepienten de todo corazón. Esta experiencia tuvo un eco, y ese eco, con el apoyo de los medios de comunicación, es lo que ahora oís.
Muchos, tan sólo después de la experiencia de Medjugorje han decidido seguir más de cerca a Cristo, bien por la elección del sacerdocio o por una vocación religiosa. Del mismo modo, con la confesión, vemos que las vocaciones es uno de los frutos más bellos de Medjugorje. A los jóvenes les encantan los desafíos, y la llamada de Cristo es así, es una llamada a ser un discípulo radical.