Stefano Rotondo es un médico procedente de Italia. Oyó hablar de Medjugorje al principio de las apariciones y peregrinó aquí por vez primera en 1983. Nos confesaba que su vida había cambiado radicalmente tras aquella visita.

"Fue entonces cuando comprendí que es muy importante encontrar a Dios donde yo vivo, y que puedo descubrir la alegría del simple encuentro con Dios. Vine en 1983 por vez primera y para mí, Medjugorje está ahora en todas partes, allá donde viva. Me ayudó a comprender el Evangelio y a vivirlo en mi día a día. Aquí aprendí a escuchar, a reconocer el silencio, a aceptarme a mí mismo – simplemente comencé a abrirle mi corazón a Dios", declaraba Stefano, cuya familia, junto con otras dos, formó un grupo de oración. Este es el cuarto año que viene y trae peregrinos a Medjugorje. "En lo más profundo de nuestro corazón queríamos continuar con la oración al volver; por ello, nuestras tres familias comenzaron a rezar el Rosario juntas con regularidad. Sentíamos la presencia de la Gospa en nuestros hogares y percibíamos cuánto deseaba que llevásemos también a otros peregrinos a Medjugorje."

Compartir: