El domingo 2 de agosto, Leticia Blanco Gordon, procedente de Perú, dio su testimonio en el Festival de la Juventud contando cómo se creó la Comunidad "Apóstoles de María, Reina de la Paz".
Dicha comunidad es fruto de Medjugorje y este año celebrará sus 15 años de actividad. Nos comentó que todo comenzó en 1991, cuando ella sólo tenía 19 años. La invitaron a un encuentro mariano sobre las apariciones en Medjugorje y quedó muy impresionada. Declaró: "Siento en mi corazón que la Gospa quería que difundiésemos la oración del Santo Rosario y que rezásemos por el triunfo de su Inmaculado Corazón. En 1994, tuve la gracia de venir por primera vez a Medjugorje y la Virgen me confirmó este sentimiento. En 1996, la Virgen, por maravillosos caminos, nos volvió a llevar a un congreso sobre Medjugorje en América Latina, donde me eligieron como representante de la juventud para el movimiento de María Reina de la Paz de toda esa zona. Sentí en mi corazón que el Señor me pedía que dejase mi trabajo y comenzase a evangelizar. En el 2000 aún seguíamos trabajando difundiendo los mensajes de la Gospa. Fue entonces cuando el Espíritu Santo puso en mi corazón el deseo de fundar una comunidad de laicos en Perú. Dicha comunidad es fruto de Medjugorje y se llama "Apóstoles de María, Reina de la Paz". Tuvimos la gracia de contar con la bendición del obispo nada más fundarla. Una vez creada la comunidad, nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, porque es a través de Ella que comienza el Reino de Jesús. Una vez más, el Espíritu Santo sembró en nuestros corazones el deseo de abrir una casa donde tener nuestra sede, pero no teníamos ni dinero ni un terreno donde construir. La Providencia de Nuestro Señor nos dio una colina en un lugar desértico donde comenzamos a construir la Casa de los Apóstoles de la Reina de la Paz con fe y en oración. A medida que pasaba el tiempo, la Providencia de Dios era más evidente. La colina no tenía una buena base donde construir, y como no teníamos suficiente dinero, teníamos que hacer todo a mano, incluso perforar el terreno. Sin embargo, la Virgen, siguió tocando los corazones de gente generosa, lo que nos ayudó mucho a acelerar las obras. Además de la capilla, tenemos también un Vía Crucis en la colina. Las conversiones han sido muchísimas hasta la fecha y no han parado. Rezamos continuamente en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María y queremos dar especialmente gracias a Dios y a la Virgen, ya que muchos sacerdotes y religiosos han renovado su vida espiritual en nuestra comunidad. Una vez más, con la Providencia de Nuestro Señor, han surgido nuevas vocaciones y se han curado muchos matrimonios rotos. Tanto el poder de la oración como la confianza en Jesús han hecho que se pudieran llevar a cabo estas obras y que esta colina desértica de Lima se haya convertido en un lugar de peregrinación en honor de la Reina de la Paz. Nuestra comunidad está abierta a todos."