El Gran Silencio de la Osa

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Cuando visito a mi familia, en el estado de Nuevo Mexico, nos gusta caminar por las montañas.  Es bastante común encontrar osos en el bosque.  Uno necesita recordar que nunca debe situarse entre la osa y su osezno, o si no, va a tener problemas. Mientras que la madre guarde silencio es una buena señal.

La Iglesia, como la osa, ha guardado silencio sobre el asunto de Medjugorje durante casi 35 años. Como la osa buscando proteger a sus oseznos, ella siempre ha tenido la mirada y el oído dirigidos en aquella dirección.  Si la Iglesia hubiera visto una amenaza directa habríamos escuchado su “gruñido”. Estamos en un momento de espera porque la Madre Iglesia ha levantado su cabeza para mirar el asunto de Medjugorje con más atención. ¿Qué va a hacer? ¿Va a gruñir? ¿Va a atacar y acabar con Medjugorje? ¿Quién lo sabe?  Me gustaría reflexionar un poquito sobre este momento actual en que nos encontramos, una pausa impregnada de esperanzas y temor a la vez.

Muchos aprovechan este momento de espera para hacer más preguntas sobre Medjugorje.  Por ejemplo, unos  preguntan por qué las apariciones han durado tanto tiempo, otros atacan a los videntes, o a sus familiares, o a otros personajes conectados con Medjugorje.  No quiero extenderme demasiado en estas cuestiones, porque, de verdad, no tocan a la esencia del asunto de Medjugorje.  Son distracciones. Pero voy a opinar brevemente para que no se queden en el aire.

¿Por qué tanto tiempo? Opino que hay por lo menos 5 razones.  Una, es porque Nuestra Señora es una madre paciente con sus hijos, y somos medio sordos…  Dos, ella tiene muchos hijos que todavía no conocen el plan divino por el que el mundo contemplará el triunfo de su Inmaculado Corazón, y ella quiere asegurarse de no perder ningún hijo.  Tres, vivimos en un mundo que no tiene en cuenta las noticias que no son actuales,  “si no es actual, no me importa….”, dice el hombre de hoy, por eso la continuidad de su presencia permite a sus hijos tener la oportunidad de poder escuchar mejor.  Cuatro, los cambios en la época actual son enormes y ella quiere preparar a sus hijos muy bien para vivir este tiempo en el que vivimos. Y, finalmente, cinco, recuerden que hubo otra aparición de una monja Francesa, Saint-Étienne-le-Laus,  que tenía visitas diarias de la Madre María por más de 53 años, bajo el título de nuestra Señora de Laus, o Refugio de los Pecadores. Entonces no es algo nuevo tener apariciones tan prolongadas.

Sobre la cuestión del ejemplo de personajes vinculados con Medjugorje, no debemos confundir al mensaje con el mensajero.  Para utilizar una analogía, siendo yo sacerdote, yo sé cuán humano soy. Yo conozco la manera en la que vivo, o no vivo, una vida más o menos santa puede impedir, o no, la extension del mensaje de la Buena Nueva.  La Buena Nueva es algo independiente de mí.  Parte de la Buena Nueva es que Dios, en su misericordia, elige utilizar burros como yo para esparcir las semillas del mensaje de salvación.  En verdad, soy evidencia de la Buena Nueva, al igual que los videntes, sus familiares y el resto de personajes vinculados con Medjugorje.  Dios no elige a los más dignos para hacer su trabajo, Él hace dignos a los que Él elige.  Al final, como la Iglesia, Medjugorje no es un “Club de santidad” que no permite entrar a nadie que no sea un santo, sino que, Medjugorje, es una escuela de santidad donde la Madre María enseña a sus hijos, paso tras paso, cómo llegar a ser los santos que debemos ser.

Dejando estas preguntas y otras semejantes a un lado, ¿Por qué la Madre Iglesia no ha “gruñido” sobre Medjugorje?  Voy a utilizar de nuevo mi propia experiencia para contestar.  Llegué a Medjugorje como protestante y salí de allí inmerso en la fe católica, con un amor profundo por la única Iglesia que Jesús fundó en este mundo.  Aprendí a adorar al Santísimo Sacramento y empecé a vivir la Eucaristía.  Aprendí a confesarme con frecuencia.  Y, al final, encontré mi vocación sacerdotal, siendo el primer católico en 500 años dentro de la historia de mi familia.  Sabemos bien el por qué yo he podido llegar donde estoy cuando miramos las enseñanzas esenciales de Medjugorje, y es porque allí la Virgen enseña tan bien las cosas básicas y esenciales de la fe católica…  ¿Quién podría discutir contra sus enseñanzas sobre la oración del corazón, el cómo vivir la eucaristía, la confesión frecuente, la oración con las sagradas escrituras, o el ayuno? Cuando uno practica estas cosas ocurren cambios en su corazón, encuentra al Señor, y el plan que Él tiene para cada uno.

Quiero señalar algo más que he percibido sobre lo que podría llamar una de las gracias particulares de Medjugorje.  Es algo que un amigo sacerdote observó de los devotos a Medjugorje.  Me dijo que él había notado que los devotos a Medjugorje son los más trabajadores en sus parroquias y que aparentemente tienen un don: nunca se escandalizan cuando encuentran la humanidad quebrada dentro de la Iglesia. (Él me dijo eso durante los tiempos más duros de los escándalos de la Iglesia en los EEUU)  ¿Por qué la madre Iglesia no ha gruñido? Por qué ella también ha notado estos frutos buenos.

Pero soy un tipo al que le gusta imaginar la peor de las opciones.  Cuando veo que puede sobrevenir lo peor, entonces procedo a analizar qué hacer con calma.  ¿Cuál es la opción peor? Que la Iglesia diga que Medjugorje es falso, que nunca ha ocurrido algo sobrenatural allí.  ¿Si sucediera, que haría yo? Aunque me sentiría muy triste, aceptaría con todas mis fuerzas lo que mi Madre la Iglesia dice. Y estoy seguro que aquella decisión no quebrantaría mi fe. Y es más, tampoco cambiaría lo que practico según las enseñanzas de Medjugorje. Continuaría viviendo la eucaristía porque me hace uno con Jesús y con su Iglesia.  Continuaría confesando mis pecados con frecuencia, porque aprendí lo rica que es la misericordia de Dios.  Practicaría la lectio divina por que escucho la voz de Señor en sus escrituras.  Ayunaría porque he visto el poder que viene por medio del ayuno. Y, finalmente, continuaría intentando orar con el corazón porque he visto que allí está mi fuerza.  Déjenme decir, que dudo que la peor de las opciones pueda suceder.  Lo más sabio es poder sentir la calma mientras esperamos en estos momentos impregnados de silencio.

Para terminar, la Madre Iglesia es como la osa que gruñe y ataca cuando ve un peligro para sus hijos. El gran silencio de la iglesia habla muchísimo.

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