El primer domingo de Adviento, el 3 de diciembre pasado, comenzó muy temprano con la santa Misa en la Basílica Menor de San Lorenzo, Catedral Metropolitana de Santa Cruz, y fue presidida por el arzobispo cardenal Mons. René Leigue Cesari, quien dio la bienvenida a fray Zvonimir Pavičić. El año pasado el Papa Francisco designo al actual arzobispo como sucesor de Mons. Sergio Gualberti.
“La lectura hoy nos advierte, estén atentos, no se dejen perturbar, no olviden cuál es el momento por el cual nos preparamos, no se dejen llevar por otras distracciones que no sea nuestra mirada en el momento del nacimiento de nuestro Salvador, creo que esto no tenemos que perder de vista. Celebramos ese encuentro con el Señor, recordando su nacimiento, recordando que Él viene hacia nosotros, dejemos que Él nazca en nuestros corazones, no nos hagamos los sordos para no escucharlo. No nos hagamos los ciegos, para no verlo; no nos hagamos los desentendidos para no darse cuenta, de lo que Él quiere de nosotros”.
“¿Por qué no vivirlo de una manera de retiro espiritual? Estar atentos a las cosas que vivimos cotidianamente, en ese ambiente que vivimos, encontrémoslo al Señor, démosle gracias y pidámosle que nos ayude siempre a estar atentos a las cosas que Él quiere de nosotros. Este es el tiempo del Adviento y este es el momento para hacerlo y hoy es el momento para empezar, todo el mes de diciembre, hasta llegar la Navidad, les invito a que ustedes estén atentos. Hagan una especie de ejercicio de oración profunda, de encuentro con el otro, de reconciliación también, para llegar a una Navidad como Dios quiere y como Él lo espera en nosotros”, reflexionó en parte de su homilía Mons. René Leigue Cesari. La celebración eucarística se puede ver completa en este link.
Al finalizar la misa, fray Zvonimir se encontró con algunos croatas de la diáspora que se acercaron a saludarle y conocerlo en persona. Hablaron unos minutos y ellos le compartieron que son unos 1.500 los croatas que viven en Bolivia. Quién les aviso de la visita de fray Zvonimir y que también colabora mucho con la Fundación Centro Medjugorje, fue la señora Guisela Hecimovich Cruz.
Luego, en un breve encuentro, el arzobispo habló con el párroco de Medjugorje y le agradeció su visita, y éste le regaló un libro de fray Slavko Barbarić.
Después de un riquísimo desayuno compartido con los hermanos de la Fundación Centro Medjugorje y sus colaboradores, en un pintoresco bar del centro de la Santa Cruz, fray Zvonimir se dirigió a la ciudad de Cotoca, donde está situada la “Ciudad el Triunfo”, un proyecto que nace en Medjugorje cuando Rubén Darío Ortiz Pereyra, de 53 años y oriundo de la localidad de San Javier, estuvo hace dos años como peregrino una semana allí, y nos contó como sucedió.
“A los 20 años desarrollé mi primer condominio, estando en la universidad. A partir de entonces ya llevó 33 años desarrollando proyectos urbanísticos, he desarrollado 18 aquí en Bolivia y dos en Chile. En 2015 me pregunté si tenía sentido de seguir haciendo lo que hacía. Me vino un sentimiento de que algo no estaba bien, a pesar de que eran muy exitosos los proyectos. Muy exitosos financieramente, muy exitoso en que 500 familias entraban a vivir a un lugar muy confortable, con piscina, cine, supermercado. Empecé a sentir que era el bien material la respuesta que yo daba, y que desde lo material era una buena respuesta. Pero sentía que seguir haciendo lo mismo no era lo que me tocaba, no era lo que me llenaba. Decía ¿después de 30 años de experiencias, que más? Y ahí fue que me di cuenta que tenía que ser un lugar que preserve la vida, que no la destruya”.
“Ahí comprendí que yo me crié en otro ambiente, entre los árboles frutales, entre los pajaritos, entre las especies de aves y animalitos nativos, en un lugar bien selvático. Y me di cuenta que lo que les ofrecía a los que venían a vivir era todo lo contrario a esos dones divinos de la naturaleza. Y dije que a partir de ahora iba a repensarlo e hice viajes por muchas ciudades “modernas” como Santiago de Chile, Buenos Aires y vi qué respuesta estábamos dando los urbanistas al territorio. Y me di cuenta que la propuesta que dábamos estaba basada netamente en los intereses que tenemos los seres humanos de vivir mejor, hacer dinero. Entonces dije, necesito silencio para ver que se viene y cuál es la respuesta que debemos dar. Estuvimos dos años sin tomar nuevos proyectos y lancé las preguntas al equipo de profesionales sobre qué se viene, pero que contemplemos la flora, la fauna, los valores que se están perdiendo”.
“Ahí vino que la idea debería ser la restauración del ecosistema, ya no la urbanización. Entonces, ¿qué vamos a restaurar? La flora, la fauna y al ser humano, porque también se necesita restaurarlo. En este lugar identificamos las 42 especies de árboles nativos y sembramos 20 mil plantines que ya están listos para salir al territorio, le vamos a devolver el bosque al territorio. Y cuando uno trae árboles nativos, vienen las aves y animales silvestres, los que se alimentan de ese árbol, los que duermen en ese árbol, insectos, pajaritos, etc. Entonces ya vas restaurando la flora y la fauna, ahora ¿cómo restaurar al ser humano? Y ahí ya era más complejo, no puedo hacer nada por los demás, la gente tiene sus valores, su forma de ser. Pero también comprendí que, si uno le da la línea, es decir, la guía, ellos caminan por ese lugar. Por ejemplo, al tener nosotros huertos orgánicos acá, en la casa todos siembran papaya, chirimoya, porque se les da una luz, se les dice esta forma es la correcta. Y dije yo, la espiritualidad tiene que ser lo primero, porque si no todo lo demás se va a caer en algún momento. En la planificación dejamos que, a la llegada, se vea algún día la iglesia, por eso la dejamos en frente a la plaza, dejamos ese espacio para la iglesia. Grupos de oración venían a orar a este lugar y entonces me fui haciendo amigo de ellos. Entonces dije, esto es una señal. Ellos están viniendo y me tengo que agarrar de ellos porque yo no tengo la experiencia para enseñarle a otros a orar, a entender que lo espiritual es algo importante. Y ahí, con Jacqueline nació la oportunidad de ir a Medjugorje. Fui sin expectativas, la verdad no esperaba, no conocía lo que iba a encontrar. Me quedé pegado a la Madre, tanto que no quise seguir el tour, me quedé cinco días en Medjugorje. Subía con mi hija todos los días al cerro, aun cuando llovió. Me di cuenta de que había un camino muy grande que ya otros habían recorrido, y esto es como cuando alguien va y vuelve. El que va y vuelve puede contarte. Y decidí ponerme al servicio”.
Al preguntarle a Rubén Darío qué significaba la visita del párroco de Medjugorje a la Ciudad el Triunfo, dijo: “La visita del párroco de Medjugorje, fray Zvonimir Pavičić, significa todo para nosotros. Porque aquí todas las personas aman a la Madre. Estuve siete días en Medjugorje, y comprendí que, sin lo espiritual, lo demás en algún momento se cae. La idea de convivir en la naturaleza, si no va de la mano de lo espiritual, no va a llegar muy lejos. Pues allá -en Medjugorje- como que tomé fuerza y me di cuenta que es lo principal. Me he dedicado en estos dos años mucho a unirme con Jacqueline, que es la responsable de María Reina de la Paz en Bolivia, con mi cuñada que, está acá todos los sábados, es una fiel seguidora; y con el obispo, que es la autoridad máxima. Voy a seguir al servicio, mi voluntad está inquebrantable en ese sentido, y toda la fuerza la saqué de un lugar -Medjugorje- donde no hay forma de llegar y que no te tiemble todo el cuerpo”.
“Simplemente me puse en oración para ser un instrumento, ver en que puedo colaborar. En mi inocencia me traje de Medjugorje cinco piedras, y una con forma de corazón, y una piedra grande para que sea la piedra fundamental de la iglesia. La piedra angular la ha bendecido el obispo Estanislao el 14 de mayo de 2022. La estatua se encargó en Italia y ellos la hicieron fabricar en China, y por la pandemia tuvo que atravesar 6 países y demoró en estar acá 6 meses, pero llegó sin romperse. Al llegar estuvo 3 meses en una capilla de María Reina de la paz y la comunidad iba mucho a orar ahí, y después la trajimos a la ciudad en una peregrinación”.
“Uno tiene que estar al servicio, y mientras nosotros no nos mostremos aquí como comunidad, el templo no se va a construir, por más que nosotros queramos construirlo. ¿Si nosotros lo construimos, y en 6 meses se puede técnicamente, al otro día que va a pasar? Porque un templo no puede estar vacío. Tiene que haber esa comunidad, eso lo vengo diciendo desde hace dos años. La que tiene la autoridad es la Arquidiócesis, y el terreno ya se les ha transferido”.
“Y sobre si esto se puede replicar, creo que la humanidad, al menos acá en Santa Cruz, en Bolivia, está buscando. Es como que nos perdimos, pero ya nos dimos cuenta de que provoca dolor y la gente está buscando. Dicen que la Iglesia está hacia abajo, y lo que está hacia abajo es la humanidad, que se está dando cuenta que, si no vuelve a lo espiritual con fuerza, lo otro, lo material, es vacío. Creo que sí va a ser un modelo. Estamos haciendo un libro, como ciudades de tercera generación, que es la restauración del ecosistema y a la palabra urbanización, le ponemos una cruz. Si usted lee el concepto de urbanizar, en ningún lado habla de la flora, la fauna y la espiritualidad. En ningún lado se tocan estos tres temas. Creo que cuando, yo urbanista, llego a urbanizar, debo contemplar estas tres variables”, concluyó Rubén Darío.
En el siguiente enlace podemos ver en video la llegada de la imagen de la Reina de la Paz a “Ciudad el Triunfo” el 14 de mayo de 2022 y la celebración que se realizó. Para conocer un poco más de cerca como es la ciudad y que brinda a la comunidad que se está formando, los invitamos a acceder por este link y poder verlo.
Acto seguido, el párroco de Medjugorje, fray Zvonimir Pavičić dirigió algunas palabras a los presentes y bendijo la “Ciudad el Triunfo”: “En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Ahora vamos a invocar la bendición de Dios, para que Dios bendiga este proyecto, que bendiga esta ciudad. Que bendiga a todos aquellos que vivirán en ella, para que todos siempre puedan vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y que muestren al mundo entero que es posible vivir con Dios y tener la alegría de la vida. Invocaremos la bendición de Dios sobre todos nosotros aquí, especialmente los que se han consagrado durante 33 días al Corazón de Jesús y de María. La oración siempre nos acerca a Dios, estemos siempre cerca de María, porque ella siempre nos guía hacía Jesús. Ella nos muestra el camino seguro, ella nos consuela, ella con su intercesión maternal nos protege siempre, porque ella es nuestra Madre y nosotros sus hijos. Y ella es quien mejor conoce qué es lo que necesitamos. Que siempre interceda ante el Señor por todos nosotros. Y ahora todos juntos digamos: ‘Dios te salve María…’ Y, por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, la Reina de la Paz, que el Señor bendiga estas medallas y a todos los que las llevaran. Que el Señor nos bendiga a todos nosotros y nos conceda su paz. Que nos cuide en este mundo para que después de esta vida, podamos entrar en la ciudad celestial, Jerusalén. Donde no habrá ni tristeza ni aflicción, sino solamente la alegría, el gozo y la plenitud en el Señor. Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca siempre. Amén”.
Después de la bendición de fray Zvonimir, los presentes rezaron las oraciones de consagración al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús.
Jacqueline Brehmer Gutiérrez tomó la palabra y dijo: “Esta visita es un don del cielo, un regalo de nuestra Madre, la Reina de la Paz. Como ayer mismo lo decía, marca un hito en nuestra historia espiritual, en la que decidimos un día caminar de la mano de nuestra Madre Santísima. Han sido muchos los signos y detalles que nuestra Señora nos ha dado a través de este tiempo. Estamos aquí con fray Zvonimir, el párroco de Medjugorje, con su fiel traductora, la señora Filka, que nos acoge con mucho amor en Medjugorje. Ella ha decidido venir a Bolivia una vez más, ha estado traduciendo en otra ocasión a fray Danko Perutina. Esperamos que no sea la última vez, sino que haya otras más”.
“Contamos con el apoyo de todos ustedes, para que, en el tiempo del Señor, podamos entrar, así como estamos, dentro de esa hermosa iglesia que viene a enriquecer esta tierra santa, donde se ha implantado la cruz, la cruz redentora de Jesús, como un signo de evangelización y que brotará como un manantial de aquí para el mundo entero”.
Culmino el acto con las palabras de agradecimiento a todos de Rubén Darío Ortiz Pereyra y con Filka Mihalj Pedretti, que recordó un mensaje de la Virgen ‘Si supieran cuanto los amo, llorarían de alegría’ , dijo: “Y que nos quedemos con eso. Estamos aquí para transmitir Su amor y ustedes que los transmitan a todos los demás. Por lo que han vivido o por lo que le han transmitido los hermanos que han estado en Medjugorje. Muchas gracias a todos”.
Esa misma tarde, en el Santuario de la Santísima Concepción de Cotoca, advocación de la Virgen María que se venera en esa ciudad y se la considera la patrona del oriente boliviano, los presentes hicieron una procesión hasta la basílica. En este santuario por excelencia de Santa Cruz de la Sierra, fray Zvonimir dio la catequesis y concelebró la misa, como parte de la Novena a la Virgen de Cotoca, cuya fiesta se celebra el día 8 de diciembre. El quinto día de la novena, el párroco P. Rubén Albis Condori, de la Orden de Predicadores, presidió la Eucaristía y predicó en la homilía: “Jesús nos dijo, no tengan miedo porque Yo voy a estar siempre con ustedes hasta el final de los tiempos”, y a todos los grupos de laicos, las familias, los movimientos que actúan en la diócesis, dijo: “Que con nuestras vidas hagamos visible la presencia de Dios, que seamos la luz de Cristo”, concluyó el P. Rubén.
La santa Misa completa se puede ver en este link.