“¡Queridos hijos! Oren, oren, oren para que la paz reine en cada corazón y prevalezca sobre todo mal e inquietud. Gracias por haber respondido a mi llamado”.
1- “Oren, oren, oren para que la paz reine en cada corazón y prevalezca sobre todo mal e inquietud”.
¿Por qué debemos orar?
La oración tiene muchas dimensiones. La Virgen nos revela una importante: la oración sirve para la paz, para que la paz reine y prevalezca. Por lo tanto, la oración es importante para la paz, trabaja por la paz. La paz depende de la oración.
Cuando la Virgen usa las palabras “reinar” y “vencer”, tiene ante sus ojos un mal que también quiere reinar y vencer. Estos son algunos ejemplos:
“Ustedes, se preguntarán ¿por qué tantas oraciones? Miren a su alrededor, queridos hijos, y verán cuán grande es el pecado que reina en el mundo” (13-09-1984).
“La inquietud reina en los corazones y el odio rige el mundo” (25-11-2001).
“Satanás reina y quiere destruir sus vidas y la tierra por la que caminan” (25/03/2020).
La Virgen primero quiere que “la oración prevalezca en (nuestros) corazones en cualquier situación” (02-05-1985). La oración está en el corazón si en un momento determinado prevalece sobre otra cosa que se nos ofrece (ver la televisión, etc.), lo cual es una señal de que el corazón está disponible, abierto a la oración y que el hombre está dispuesto a dar el tiempo y la prioridad a Dios.
Además, la Virgen quiere que la paz y el amor reinen en nuestros corazones y venzan, que venzan el mal y la inquietud. Lo que es más fuerte, reinará y prevalecerá, y luego nos gobernará a nosotros, a nuestros pensamientos, a nuestras palabras. Lo que es más fuerte en nosotros moldeará nuestra mirada y nuestra escucha, nuestros pensamientos y actitudes.
Un hombre que no puede perdonar es un verdadero ciego que no se da cuenta de que la realidad no es como se le presenta. No se da cuenta de que se ha dejado atrapar y enredar en las redes del mal que están dentro de él. Es un esclavo del odio que reina en él. Es un colaborador del mal que actúa de forma oculta. Por eso, la Reina de la Paz nos advierte de esta manera: “Sean fuertes en la oración y con la cruz en las manos, oren para que el mal no los utilice y no venza en ustedes” (25-03-2015).
Cuando la paz y el amor reinen en nuestros corazones, entonces prevalecerán “sobre todo mal y confusión” a nuestro alrededor. Es por eso que la Virgen quiere que oremos para que la paz y el amor se fortalezcan en nosotros y entonces podamos vencer todo mal. La oración, entonces, sirve para fortalecer la paz y el amor en nosotros.
Y ahora, desde la teoría, comencemos a practicar y comencemos a orar.
NO NOS ARREPENTIREMOS
En tres mensajes, la Virgen dice que no nos arrepentiremos si rezamos por sus intenciones. En primer lugar, esto es cierto para nosotros que oramos:
“Oren y no se arrepentirán. Dios les concederá sus dones, con los que lo glorificarán hasta el fin de sus vidas terrenales” (02-06-1984).
Entonces, esto es cierto para nosotros y para nuestros hijos:
“Con inmensa alegría en mi corazón, les agradezco todas las oraciones que en estos días han ofrecido por mis intenciones. Sepan, hijitos, que no se arrepentirán ni ustedes ni sus hijos. Dios les recompensará con grandes gracias y merecerán la vida eterna” (25-06-2006).
Y finalmente, en el mensaje del 01-01-2024, esto es válido para tres generaciones: por nosotros que rezamos, por nuestros hijos y por nuestros nietos:
“Gracias por haber respondido a mi llamado, por rezar por mis intenciones. No se arrepentiran ni ustedes, ni sus hijos, ni los hijos de sus hijos”.
¿Por qué la Virgen quiere que recemos por sus intenciones el día de Año Nuevo? ¿Quizás porque el día de Año Nuevo tomamos nuevas decisiones para el año que comienza, hacemos planes, tenemos intenciones especiales? ¿Quizás por eso nuestra Madre quiere que sus intenciones sean las nuestras en el próximo año?
¿Por qué no nos arrepentiremos si rezamos por las intenciones de la Virgen?
Primero, ¿por qué deberíamos arrepentirnos? Lamentaremos no haber rezado por las intenciones de la Virgen. ¿Cuando? Cuando lleguemos a la meta, cuando veamos los efectos y entendamos por qué la Gospa nos pidió hacer esto.
De hecho, algunos de nosotros pensamos que es inútil orar, que la oración no tiene ningún efecto, porque no vemos el cumplimiento de la oración. Solo ven esto aquí y ahora, por lo que la oración les parece inútil. Es posible que veamos que se cumple lo que pedimos en la oración durante esta vida terrenal, pero sobre todo, lo veremos en la eternidad.
De esto aprendemos: Que debemos creer. La oración presupone la fe. ¡Vamos a creer en lo que nos dice a nuestra Madre! ¡Creamos que será como la Virgen quiere que sea! ¡No nos arrepentiremos! Y aquí la Gospa habla desde su experiencia. Cuando se encontraron con Isabel, con gran alegría exclamó: “¡Bendita eres porque has creído que se cumplirá lo que se te ha dicho de parte del Señor!” (Lc 1,45).
¿Por qué es más importante y poderoso creer que ver los efectos?
Porque en la fe crece nuestra confianza en Dios. En la fe nos entregamos a Dios, confiamos en Él, nuestra relación se vuelve más íntima. Y eso es lo más importante de todo. Por eso Jesús le dijo al apóstol Tomás: “¡Felices los que creen sin haber visto!” (Juan 20,29).
Santa Teresita del Niño Jesús afirma: “El hombre no agrada a Dios por sus virtudes y méritos, sino por la confianza ilimitada que deposita en la misericordia de Dios”. Y en otro lugar: “Lo que hiere a Dios y le golpea directamente en el corazón es nuestra falta de confianza”.
De la llamada de la Virgen a la oración aprendemos: Nuestra oración tendrá buenas consecuencias, o más bien, buenos frutos para nuestros hijos y nietos. Por lo tanto, no solo para nosotros, sino también para otros que vendrán después de nosotros. No nos arrepentiremos de haber orado. Al contrario, nos alegraremos de haberlo hecho. Y probablemente nos arrepentiremos y lamentaremos si no rezamos por las intenciones de la Virgen. Nos arrepentiremos de no haber creído, de haber pensado sólo en nosotros mismos y de que algunas cosas insignificantes fueran más importantes que la oración.
De esto concluimos algo más: ¡Qué importantes somos! ¡Qué importante es nuestra oración! ¡Qué importantes somos para la Virgen! ¿Vamos a apostar por esta confianza?
Además, aprendemos: Es bueno rezar por las intenciones de la Virgen. No solo por nuestras intenciones, no solo para que se cumplan nuestros deseos.
¿Por qué?
Porque la Virgen quiere que nos impliquemos, que actuemos, que seamos activos. En segundo lugar, cuando rezamos por las intenciones de la Virgen, no pensamos en nosotros mismos, y esto nos libera de nosotros mismos. El hombre de hoy está muy atrapado en sí mismo, da vueltas alrededor de sí mismo, y esto lo esclaviza y no crece. Y no solo el individuo no crece, sino que por egoísmo, el amor no se extiende a nuestro alrededor. Si lo único que le importa a un individuo es diasfrutar, estar bien, entonces no le importan los demás, no le interesa lo que les sucede a los demás, y esto trae frialdad a las relaciones y tiene graves consecuencias para el desarrollo y progreso de la sociedad. Porque, ¿de qué sirve que nuestra sociedad crezca en términos de tecnología, si nuestras relaciones son frías, si no hay amor? ¿De qué sirve que nos estemos acercando cada vez más a Marte, si estamos cada vez más lejos los unos de los otros y de Dios?
Y finalmente, con la invitación a rezar por sus intenciones, la VIrgen quiere que seamos una sola familia, Ella nuestra madre y nosotros sus hijos. Porque cuando estamos juntos, podemos hacer mucho bien. Por supuesto, solo si confiamos en la Virgen.
Queridos hermanos y hermanas, queridos hijos de María, recemos por las intenciones de nuestra Madre celestial. Creamos y no nos arrepentiremos. Estaremos felices de haber reservado un tiempo para la oración, de haber sido colaboradores de la Virgen en la salvación del mundo.
Recordemos que la Virgen nos invita a rezar por sus intenciones:
“Yo los invito a decidirse a orar por mis intenciones” (25-07-1993).
¿Cuáles son las intenciones de la Virgen?
“Hoy les ruego poner fin a las murmuraciones, oren por la unidad de la parroquia, porque mi Hijo y yo tenemos un plan especial para esta parroquia” (12-04-1984).
“Ofrezcan todas las oraciones para que se abran los corazones que están bajo el peso del pecado” (18-04-1985).
“En estos días oren aún más por la conversión de los pecadores” (02-08-1984).
“En especial, los invito a que oren por todos los que están lejos de Dios para que se conviertan” (25-08-1989).
“Hoy deseo invitarlos a orar todos los días por las almas del Purgatorio” (06-11-1986).
“Hijitos, oren especialmente por los que todavía no han conocido el amor de Dios y no buscan al Dios Salvador” (25-11-2004).
“Los invito especialmente a orar por mis intenciones, para poder presentarlos a mi Hijo Jesús, y Él transforme y abra sus corazones al amor. Cuando tengan amor en el corazón, reinará la paz en ustedes” (25-07-2004).
“Me regocijo con ustedes y los invito a a la oración. Hijitos, oren por mi intención. Sus oraciones me son necesarias, a través de ellas deseo acercarlos aún más a Dios. Él es su salvación” (25-09-1994).
“Hoy los invito a orar por la paz” (25-07-1991).
“Hoy, como nunca antes, los llamo a orar por la paz, por la paz en sus corazones, por la paz en sus familias, por la paz en el mundo entero, porque Satanás quiere la guerra, quiere la ausencia de paz, quiere destruir todo lo que es bueno” (25-03-1993).
Oren:
Señor Dios, no oro por mí, sino por las intenciones de la Virgen, para que se realicen tus planes y los suyos, por la paz en el mundo…
Continúen rezando por las intenciones de la Virgen (el Rosario…), ofrezcan la Santa Misa por las intenciones de la Virgen, sacrifíquense en algo con la intención: por la Virgen y sus intenciones. Ayunen por las intenciones de la Virgen…