Mensaje de Medjugorje, 25 de mayo de 2025

«¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito a ser hombres de esperanza, paz y alegría, para que cada persona sea instrumento de paz y amante de la vida. Hijitos, oren al Espíritu Santo para que los llene con el poder de valentía y entrega de su Santo Espíritu. Y este tiempo será para ustedes un don y un camino en la santidad hacia la vida eterna. Estoy con ustedes y los amo. Gracias por haber respondido a mi llamado.» (Con aprobación eclesiástica)

1- En este tiempo de gracia, los invito a ser hombres de esperanza, paz y alegría, para que cada persona sea instrumento de paz y amante de la vida.

La virgen nos recuerda que este es un tiempo en el que vivimos con Ella con gracia. ¿Por qué dice eso? ¿Como si no lo supiéramos? La Virgen nos recuerda que no olvidemos esto, porque podríamos arrepentirnos cuando haya pasado, cuando nos demos cuenta de lo que nos hemos perdido. Por eso es importante ser conscientes de esto y utilizarlo lo mejor que podamos.

 

“Los invito”. Y seamos conscientes de esto, porque nos acostumbramos a que la Virgen nos llame. Es una gracia que la Virgen nos llame a hacer algo, porque significa que cuenta con nosotros, que somos importantes para Ella y que también nosotros podemos contribuir y ayudarla a Ella, nuestra madre, a realizar sus planes. ¡No pensemos en lo difícil y exigente que es! ¡Es una gracia ser llamado! ¡Es un privilegio estar en el plan de la Virgen!

La vocación consiste en el deseo de la Virgen de ser personas de esperanza, paz y alegría. El sentido de esta vocación es llegar a ser por el hecho de dar. Es bueno para nosotros que nos hayamos convertido en personas de esperanza, paz y alegría, porque eso nos hace sentir bien. ¡Qué hermoso es tener esperanza, paz y alegría!

Pero el sentido de nuestra vida y de nuestros esfuerzos no termina ahí, sino que continúa. La dinámica fundamental de acción de Jesús es: Lo que el Padre me ha dado, yo se los doy a ustedes. Lo que yo les he dado, ustedes se lo deben dar unos a los otros. Como yo los he amado, así también deben amarse los unos a los otros. La Virgen está plenamente en el camino de su Hijo: Necesitamos convertirnos en personas de esperanza, paz y alegría no solo para nosotros mismos, para que sea bueno para nosotros, sino por el bien de los demás, para que también sea bueno para ellos, para que también ellos se conviertan en constructores de paz y amantes de la vida. Por el ejemplo que Jesús nos dio y por el ejemplo que María nos da.

Últimamente, podemos notar que la Virgen nos llama cada vez más a menudo, a dar, a ayudar a los demás. Arriba hemos descubierto la razón: Por la forma de pensar y actuar de Jesús. Pero tal vez por otra razón: para resistir el espíritu de la época, especialmente el individualismo y el egoísmo que se muestran cada vez más en el mundo de hoy y amenazan con prevalecer. La lógica de este ‘espíritu de la época’ es: Quiero estar bien, y no me importan los demás. Recientemente, escuché en persona a un hombre decir: ¿Niños? No, no quiero que estropeen mi felicidad y el poder disfrutar.

Solo podemos imaginar cuán solas, inconsolables, desanimadas, desesperanzadas, desesperadas, infelices y pobres seres humanos seríamos si siguiéramos la mentalidad de esas personas egoístas. ¿Qué le pasaría al mundo, a todos nosotros, si no hubiera personas que se sacrificaran por los demás y que con su amor y bondad no transmitieran la calidez, la bondad, la paz y el amor a su alrededor? ¿Qué sería de nosotros si no hubiera personas que nos perdonen, que nos acepten? Reinaría una era de hielo. Nos moriríamos de pena.

Por supuesto, no es fácil sacrificarse y darse a sí mismo, dar el tiempo y el amor por los demás. Por supuesto, no es fácil perdonar, aceptar a los demás y la cruz, ser paciente con los demás cuando no son de nuestro agrado y expectativas. Pero seamos honestos: todo esto es lo que esperamos que los demás hagan por nosotros, y todo eso nos hace felices. Así que, si nos hace felices, entonces hará felices a los demás si nos entregamos por ellos.

Aunque el sacrificio y la entrega de nuestro tiempo por los demás, el perdón, la aceptación de la cruz, la paciencia ante las debilidades de los demás, a veces nos parecen difíciles e impopulares, porque nos roban la comodidad, sin embargo, no es difícil. Depende del amor. Recordemos las palabras de la Virgen: Cuando no tienes amor, nada es posible para ti, y cuando tienes amor, todo es posible para ti. Alguien dijo: Es bonito cuando eres una persona feliz, y es aún más bonito cuando ayudas a los demás a ser felices también. Es bueno para mí cuando soy un hombre de esperanza, de paz y de alegría. Me siento tan bien. Pero, ¿podría ser feliz si solamente fuera feliz? ¿No es aún mejor y más hermoso, y no soy aún más feliz cuando ayudo a otros a estar felices? La verdadera felicidad está en eso.

2- Hijitos, oren al Espíritu Santo para que los llene con el poder de valentía y entrega de su Santo Espíritu.

Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Cómo lograr lo que hemos estado hablando? La Virgen nos revela un secreto: ¡Oren! En la Virgen no hay nada sin oración. ¿Por qué? Porque nos cansaríamos si confiáramos solo en nuestras fuerzas humanas, que a menudo son débiles. Aquí vemos el significado de la oración: orar significa buscar la fuerza de Dios. Todo lo que hacemos, lo hacemos con Dios.

Esta es una dirección completamente contraria a la de Satanás, porque desde el principio quiso que Adán y Eva vivieran sin Dios, solos, autónomos. La promesa era: Porque de esta manera se convertirán en dioses. Las consecuencias de aquellos que creyeron en ella y fueron en esta dirección son muy conocidas para nosotros: desde el poderoso Imperio Romano en adelante, desde Napoleón y Hitler, Stalin y el comunismo y otras ideologías hasta nuestros días. Todos estos poderosos «dioses» han caído y perecido. Lo mismo ocurrirá con la ideología del modernismo, que ahora aparece como poderosa.

No solo necesitamos conocimiento, sino también fuerza. Es por eso que la Virgen quiere que recemos al Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo da fuerza, y la fuerza está en el coraje y la entrega. El coraje es una fuerza interior que nos ayuda a ir a la vida sin miedo, a no tener miedo a los obstáculos que nos parecen difíciles e inalcanzables. Y la entrega es el poder con el que nos ponemos a nosotros mismos y a todo lo que tenemos y hacemos en las manos de Dios. En resumen: Tener coraje significa entregarnos a Dios para que Él nos guíe.

Porque Ella tuvo experiencia del Espíritu Santo, de alguna manera entendemos por qué María nos anima a orar al Espíritu Santo. Pero no tenemos tan claro por qué quiere que oremos por coraje y entrega. Puede parecernos extraño a primera vista, pero aquí también nos lo dice por experiencia. Porque, ¿quién fue más valiente que María para embarcarse en una aventura con Dios y aceptar su plan de concebir un hijo sin José, aunque estaba comprometida con José y con el Hijo de Dios? ¿Quién era más valiente que María, que se quedó embarazada sin marido y vivía en un entorno en que estaban dispuesto a apedrearla por ello? ¿Hay un ejemplo más grande de entrega que María, que se entregó completamente a Dios cuando dijo: “¿He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”?

Ella, que sería juzgada “débil” según los estándares actuales del mundo, derrotó a todos los poderosos de este mundo, porque fue valiente y entregó todo en las manos de Dios. Por eso nos enseña su secreto para que también nosotros seamos capaces de vencer al mal.

3- Y este tiempo será para ustedes un don y un camino en la santidad hacia la vida eterna.

La Virgen nos revela la profundidad y el significado de este tiempo de gracia: es un don para nosotros, y es un milagro, inmerecido, de Dios, de la Virgen. Y el regalo no nos fue dado como recompensa por algunos de nuestros méritos. Su significado es ser una oportunidad y un estímulo para que emprendamos el camino de la santidad hacia la vida eterna.

Llegados a este punto, tenemos muchas preguntas: ¿No somos privilegiados por este don? ¿Hay muchos que han tenido tanta gracia como nosotros? ¿Cómo y hasta qué punto usamos este don? ¿Cuánto es en este tiempo de gracia nuestro caminar en santidad, y cuánto está vacío?

4- Estoy con ustedes y los amo.

¡Qué sencillas son estas palabras de la Virgen! Tan simples que podríamos pasarlas por alto y saltearlas fácilmente. Pero eso sería un gran error. Hay un mensaje profundo escondido en su simplicidad. Estoy con ustedes. Eso significa que no tengas miedo, ¡no estás solo! ¿Hay un estímulo más grande que ese?

 

Los amo. ¿Hay una felicidad más grande que esta? ¿Saber y sentir que la Madre nos ama, que no somos huérfanos ni ajenos a este mundo? Así que, si alguna vez pensamos que la sociedad en la que vivimos, esta sociedad egoísta que nos rechaza y nos subestima, preferiría que los cristianos no estuviéramos allí, no hay mayor alegría que esta: ¡Hay alguien que nos ama, hay alguien que cuenta con nosotros, hay alguien que nos necesita, esa es la Madre María!

Qué lástima y qué vida desperdiciada si vamos bajo las estrellas como pequeños y no compartimos esa felicidad con los demás…

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