La primera conferencia del cuarto día del congreso que, como cada mañana, fue después de la oración de Laudes en comunidad, y estuvo a cargo de fray Danko Perutina: “Llevar almas a María. Pautas para Organizadores de Peregrinaciones y Grupos de Oración”. Comenzó orando con los presentes, invitándolos a cerrar los ojos y recordando que Dios nos ama, Dios nos ama con amor eterno.
“Estos encuentros y congresos son una oportunidad para intercambiar nuestras experiencias, las dificultades, pero también las alegrías en este trabajo común por la Virgen. La característica de la Iglesia es que es peregrina. Porque Jesús dijo al inicio, vayan por el mundo entero y prediquen el Evangelio. El peregrino, como Abraham, deja su casa, a su familia, a su ciudad, su país y va a otra familia, a otra ciudad, a otro país. Se libera de estar cerrado, abandona sus hábitos, abandona su círculo más estrecho de gente para experimentar un encuentro alegre con los miembros de una comunidad caminante de fieles, que es la Iglesia. La peregrinación es la experiencia de la salida que tuvo Israel de Egipto. Por un lado, tenemos esa sensación de abandonar algo, pero por otro lado tenemos el anhelo hacia algo, y eso nos da la certeza de que hay una meta, tenemos una meta. Nuestra vida es un éxodo continuo. Abandonamos un momento para entrar en otro, abandonaremos esta vida también para entrar en la vida eterna”.
“Aquí vamos a aclarar una cosa, Dios no es una máquina de gaseosas, pones una moneda y sale un chocolate, dos monedas y sale una gaseosa. Echas tres rosarios y Dios manda enseguida lo que has pedido. No es así. Aunque nosotros pensemos que sea así, y si no se realiza lo que le hemos pedido, empezamos a dudar de la palabra de Jesús. Esta es la regla de oro para la oración, recuérdenla muy bien: ‘Cada oración es escuchada, pero si no reciben lo que piden, recibirán algo mejor’. Eso significa cumplir la voluntad de Dios. Hágase tu voluntad, pero sería fantástico si está de acuerdo con la mía. No se puede pedir así, aunque a veces sucede, pero otras veces no, porque Él sabe mucho mejor lo que es mejor para nosotros, que nosotros mismos. Somos forasteros en la tierra, no hemos llegado a nuestra meta, porque nuestra meta no está en la tierra, nuestra meta es el cielo. El Reino de los Cielos, la cercanía de Dios. Todos estamos en camino y debemos dejarnos guiar por Dios, porque si Dios nos guía nunca nos perderemos. Si le creemos, Dios no permitirá que nos quedemos en el camino equivocado”, dijo fray Danko hablando sobre la oración y la fe.
Y refiriéndose a los organizadores de peregrinaciones y las características que deben tener, agregó: “Cuando organizamos una peregrinación hay que dejar de lado todo lo que podría oprimir a una peregrinación. ¿Cómo? Antes que nada, examinando las propias posturas, y eso es muy importante para los organizadores y para los peregrinos. Junto al programa de la peregrinación, hay que darle al peregrino el examen de conciencia en una hoja y darle aclaraciones a los peregrinos. Que no vayan a Medjugorje a buscar milagros, o la solución barata e instantánea de los problemas. Si tienes un problema, vas a Medjugorje y se soluciona. Eso no es así. Esa es la espiritualidad instantánea, algunos lo ofrecen hoy”.
“Los que guían, tienen una responsabilidad mayor y tienen que ser santos. Deberíamos preguntarnos todos en que espíritu estamos guiando, llevando la peregrinación. No debe existir la competencia para el que trabaja para el Reino de los Cielos. Puede haber competencia de quien lo va a hacer mejor, pero no la competencia de si yo soy mejor que él. El que organiza algo y rechaza a los demás, ese es el testigo falso, porque Jesús no ha rechazado a nadie. Él en la cruz extendió los brazos para todos. La Virgen no se apareció en la Iglesia, sino en el monte, porque allá van los musulmanes también, los ateos, los ortodoxos, los agnósticos, todos. Porque la Virgen María es madre de todos, no solo de los católicos. La tarea de ustedes es guiar a los peregrinos hacia lo sagrado, hacia el Señor. Y por eso hay una gran responsabilidad en ustedes y por eso hay que proteger a los peregrinos de todo lo que pueda distraerlos. De todo lo que vean que es raro en la espiritualidad, huyan de ello. En nuestra fe, nuestra Iglesia no hay nada raro, todo está claro”, dijo fray Danko y después habló sobre los grupos de oración, culminando su charla de la misma manera que la comenzó, con oración.
La segunda conferencia del día, con el tema: “Jubileo 2025, don especial de gracia” estuvo a cargo del P. Inocencio Llamas. Al inicio dijo que la conferencia iba a ser breve, para poder tener una oración de sanación un poco más larga. La conferencia iba a servir a todos como preparación para la oración.
“Varios de ustedes nos han solicitado de que sería bueno hacer una oración de sanación y lo sentía también en mi corazón sacerdotal. Quisiera que los que ahora están aquí presentes, se sientan también unidos a los que nos están siguiendo por las redes de una manera virtual. Los saludo a todos con cariño y le pido al señor que la oración que vamos a hacer llegue a todos nuestros hogares, a todos nuestros países, y de un modo especial a los enfermos. Somos alma, mente y cuerpo. Cuando hablamos de sanación integral significa que necesitamos sanación en el alma, sanación en la mente y sanación en el cuerpo. Pero somos también relación interpersonal, necesitamos sanación en nuesrtras relaciones interpersonales y necesitamos también liberación, cuando hay acción de algún espíritu del mal en nuestra vida”.
“El Señor nos ha ido preparando con lo que nos decía hoy el padre Danko, además varios de los textos que iba a usar para esta conferencia, los uso el, sobre todo al final. El capítulo de Isaías donde Dios dice que somos valiosos para Él, que somos de gran precio para Él. Hermosísimo, era como una manera de preparar todo esto. También en estos días el padre Marinko dijo algo importante. El hizo una pregunta: ¿Cuál es el mensaje más importante que ha dado la Virgen? Y mencionó a Maríja Pavlović en una entrevista que le hicieron, le preguntaron cuál era para ella el mensaje más hermoso que le había dado la Virgen. Y dijo Maríja que el mensaje más lindo que había recibido fue: ‘Yo -la Virgen- te amo y te doy mi amor de Madre’. Y dice, una cosa es escucharlo y otra es experimentar el amor de la Virgen Santísima en su corazón. Y le dijo, la misión que te doy ahora es que tu lleves a las demás personas el amor que yo te doy a ti. Y decía el padre Marinko, esta es la santidad“.
“Recuerdo una frase que todos la hemos oído muchas veces y que es sumamente hermosa, que dijo la Virgen: ‘Si supieran cuanto los amo, llorarían de alegría’. Dios que nos creó por amor, nos ha creado para amar, y nos colocó en un mundo donde no todo es amor. Entonces cuando no hay amor se nos causan heridas, se nos causan sufrimientos, se nos causan también enfermedades. Y tenemos la tentación de responder de la misma manera o peor a lo que nos hacen los demás. Sin embargo el Divino Maestro nos dijo: ‘ámense los unos a los otros como yo los he amado a ustedes’. Y la felicidad está en sentirse amados, en amarse y en amar a todos, incluso a nuestros enemigos. Hoy en Laudes había una de las antífonas que nos invitaba a amar a nuestros enemigos, y eso no es posible con nuestras propias fuerzas, sino que necesitamos la fuerza de lo alto, del Espíritu Santo”, dijo el P. Inocencio como introducción, explicando cosas necesarias y dando luego pie al comienzo de la oración de sanación que se vivió profundamente en comunidad, con los presentes y los que se habían unido a través de la transmisión en vivo, culminando con una canción, que resumía todo: ‘El amor de Dios es maravilloso’.
La jornada siguió con los talleres en los que se habló de los “Grupos de oración de la Reina de la Paz” y de “Orar con la Biblia” guiados por Sandra Siman. Luego del rezo del rosario, se celebró la Eucaristía, la cual estuvo presidida por el P. Rafael Sampayo, que en su homilía reflexionó: “Somos hijos de Dios. Él ha colocado toda su grandeza en nosotros. Somos de Dios, y eso ya me lleva a saber que estoy haciendo aquí y quién soy. Somos de Dios. El libro del Deuteronomio nos dice que el Señor te ha escogido y tu haz escogido al Señor. Es nuestra decisión, aquí nadie está por accidente. Hemos escogido al Señor. La palabra de Dios me eleva en medio de las dificultades“.
“¿Y la Gospa como nos invita a elevarnos? Con las cinco piedritas. ¿Y cómo nos invita a elevarnos hoy en la Palabra? Perdona al que te ofende, ora por el que te ha hecho daño, eso es estar elevado en Dios, eso es estar disfrutando la gracia del Señor, eso es estar disfrutando del amor del Señor. La Reina de la Paz nos recuerda lo alto, lo grande, lo maravilloso que somos, hijos de Dios, sus Hijos. Llenos de esa gracia, llenos de esa misericordia. Y ese encuentro a muchos nos ha vuelto a traer a ese amor. El Señor nos eleva. El perdón, el orar por el enemigo nos lleva a eso. Todos estamos heridos y la Reina de la paz viene con su toque a comenzar a sanar las heridas, a presentarnos a Jesús, a darnos lo más grande. Somos de Dios, somos de la perfección, somos de la grandeza. Que no se nos olvide. Que hoy la Reina de la Paz nos recuerde que somos sus elegidos, de ella. Que somos comprados por el Señor, que somos sus sacerdotes eternos”, concluyó su homilía invitando a todos a que oremos por los sacerdotes.
Por la noche, la Adoración Eucarística estuvo guiada por fray Danko Perutina, lo que recordó y llevo a vivir a todos ese momento de cielo, en el espíritu de Medjugorje, ese clima de silencio profundo, silencio de intimidad con Dios, silencio de Presencia Divina. Los cantos que sumergían en la oración y llevaban al recogimiento, a escuchar la voz de Dios en el interior, y las meditaciones que ayudaban a abrir aún más el corazón a Jesús, para que siga haciendo su obra de amor en cada uno, según su voluntad. Al final, fray Danko bendijo a todos con el Santísimo Sacramento del altar y se cantó el Ave María.
Damos gracias a Dios por todo lo vivido, no hay palabras, solo el silencio del corazón puede expresar lo que no se puede decir con palabras, es un silencio de amor, y como sabemos, el amor lo expresa todo.