Orando junto a los presentes, fray Danko Perutina comenzó su conferencia y luego habló de los organizadores de peregrinaciones y de “La Eucaristía, fuente de sanación”.
“¿Como van a reconocer a un buen organizador de peregrinaciones? Hay solo dos indicadores, la alegría y la humildad. SI algún organizador de peregrinaciones no es alegre, si tiene la cara como yo… (dice bromeando y se ríen todos) ese no es auténtico. La alegría es una característica de la Eucaristía”.
“Otra característica es la humildad, y ser humilde significa tener a la Virgen delante, tener delante a Jesús como el mayor ejemplo. Él que ha bajado del cielo y se ha hecho semejante a nosotros en todo menos en el pecado, ha pasado por todas nuestras situaciones, alegría, tristeza, pasión, resurrección, todo lo que pasamos y pasaremos nosotros. Por eso es que nos comprende mejor”.
“En el Antiguo Testamento los judíos ofrecían los animales como sacrificios. Si recordamos el maná, eso era pre saborear la Eucaristía. En una ocasión la virgen le dijo a los videntes que si tienen que elegir entre la aparición y la santa Misa, que siempre vayan a la santa Misa. Porque la Virgen es una teóloga excelente. Nos habla con palabras sencillas, pero esas palabras han sido dichas con amor. Por eso se difunden tanto por el mundo entero. Varias veces ha dicho vayan a mi hijo Jesús, no ha dicho, vengan a mí. Nunca ha querido que nada gire en torno a ella. Nosotros queremos que todo gire a nuestro alrededor. Jesús tampoco lo quiso. Jesús quería que los que lo escuchaban girasen en torno a la voluntad de Dios. ¿Qué es la voluntad de Dios? Es nuestra salvación, y ese es Jesucristo. La Eucaristía es el acto de amor de Dios. Cuando vamos a la santa Misa vamos con la profunda conciencia de agradecer a Dios por todo, por la vida, por mis amigos, mis hijos, mi esposa, mi esposo. Cuando ofrecemos el pan habría que ofrecer también lo que no es bueno en nuestra vida, para que Dios lo transforme, repare… Pero no sería justo darle solo las cosas malas, sino que cuando ofrecemos el vino, habría que ofrecer lo mejor que tenemos en la vida, para que eso se vuelva mejor todavía”.
“La Misa se llama la Cena del Señor. El tercer o cuarto día de las apariciones, los comunistas impiden la misa vespertina. Y cuando los frailes preguntan porque la prohíben, le dicen que ya tienen la misa por la mañana. Entonces el fraile le dice: ‘es que nosotros celebramos la última cena del Señor, no el último desayuno”. Luego, bajo la presión de los frailes de fuera, permitieron la santa misa por la tarde que desde entonces no se ha interrumpido. Durante la guerra, durante la pandemia, en Medjugorje se celebraba la santa Misa. La santa Misa no es un recuerdo, es un memorial. La santa misa es comunión. Ser santo significa ser normal. La santidad es un don y es también una gracia. Por eso debemos pedir siempre esa gracia, de ser santos”, dijo fray Danko y continuó hablando como debe ser la vida de un cristiano, y es lo que se debe tener en cuenta, y así debe vivir un organizador de peregrinaciones para poder dar testimonio a los demás con su vida, unida a Cristo, dentro de la Iglesia. Explicó además como en la vida es necesario hacer las cosas en un proceso, a su tiempo, y así todo se irá dando naturalmente. Y eso es lo mejor para poder trabajar con los jóvenes y que se vayan acercando, en un proceso, a Dios, a la Eucaristía, a la santidad. Fray Danko culminó su catequesis igual que como la comenzó, orando junto a los presentes.
El P. Jorge Ranninger tuvo a su cargo la conferencia de “La Consagración al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María como pilares de la espiritualidad de Medjugorje”.
“María siempre me lleva al corazón de su Hijo Jesús. La fe católica es el encuentro con una persona viva. Tenemos el libro “Ora con el corazón”. Sabemos que las cosas más importantes de la vida son las que quedan en el corazón, el amor, la paz. Si María y Jesús estan con nosotros, tenemos paz en el corazón, porque con el corazón nos encontramos con Dios. Todos queremos estar bien, pero nos olvidamos del que está al lado, nos olvidamos de Jesús y de María”.
«El camino que tenemos que hacer en la vida es el de volver al corazón, poner nuestras cosas, nuestros corazones, y acercarlos al corazón de María y de Jesús. En la Biblia no sale la palbra fácil, sale la palabra Amor. Y para eso nos debemos quitar los caparazones y solo la Madre lo puede hacer bien. Ella nos invita a dejar los miedos, las inseguridades, los dolores que estemos pasando, en el corazón de Jesús. Las heridas del corazón están llamadas a ser sanadas por las manos de María, porque ella sabe lo importante que es tu corazón. ‘Abran sus corazrones’ es lo que nos pide María hoy, es dificil, pero hay que ser valientes. Hay que pedir la gracia por la intercesión de María para abrir el corazón. Sigamos a los dos corazones… María y Jesús te invitan a abrir el corazón para venir a nostros y “nos darán la paz. Estamos llamados a amar, a amar en el día a día. Y eso lo podemos hacer gracias al Corazón de Jesús y al de María”, concluyó el P. Jorge.
La Eucaristía estuvo presidida por el P. José Ángel Pravos Martín que concelebró junto a otros 21 sacerdotes. La homilía la dio el P. Lucas Cely, y refiriéndose al Evangelio de hoy, dijo que nos deja tres enseñanzas importantes: “La primera es la llamada a la fidelidad matrimonial. Es muy oportuna para estos tiempos de la cultura del usar y tirar, la cultura de lo perecedero, como lo decía el Papa Francisco, la cultura del descarte. Algo que no me sirva, lo descarto. Es bueno recordar la fidelidad matrimonial. Pero no es solamente que no haya terceros dentro de la relación, sino todas esas delicadezas que tenemos nosotros con nuestro esposo, con nuestra esposa”.
“La segunda enseñanza es que el Evangelio también nos recuerda lo malo que es el orgullo. Cuantas veces por orgullo no hacemos lo que tenemos que hacer, o hacemos lo que no deberíamos hacer. Y eso le pasó al rey, por no desairar a sus convidados, dio la cabeza de Juan Bautista. Porque nos quedamos en ese orgullo del ‘que dirán’. Ese orgullo que me clausura y no me deja ver al otro. El orgullo es mirarse a uno mismo”.
“La tercera enseñanza es que al Bautista lo decapitaron por decir la verdad, por anunciar una situación irregular. En otras palabras, le quitaron la cabeza por ser profeta. Aquí, el decir la verdad, me recuerda una conversación que tuvo san Agustín, cuando todavía no era san Ambrosio. Agustín decidió poner a prueba a san Ambrosio y le preguntó ¿qué es la verdad? Y san Ambrosio, magistralmente le responde, la verdad no es un estado del pensamiento, l verdad no es el conjunto de esos embates del pensamiento. La verdad tiene nombre, y es Jesucristo”.
A las 22 horas comenzó el testimonio de Juan Manuel Cotelo, “¿Qué sucede cuando María pasa por tu vida?” el cual publicaremos como una noticia aparte por lo hermoso que ha sido.
La Jornada del tercer día del XV Congreso Iberoamericano de la Reina de la Paz culminó con la veneración de la cruz, guiada por el P. Diego González, en un clima de profundo recogimiento con la iglesia repleta.