La conferencia de fray Israel del Niño Jesús por la tarde, en la que habló sobre como “Cambiar el mundo por medio de la oración y el ayuno” según los mensajes de la Reina de la Paz, junto al testimonio de Sydney Marín, donde se refirió a “Lo verdaderamente importante de la vida” y que nos ayudó a reubicar nuestra mirada interior, precedieron la Adoración Eucarística con la cual culminó el cuarto día del congreso.
Durante la noche, un grupo folklórico de Costa Rica presentó los bailes típicos, adornados y vestidos con sus trajes, lo cual hizo vivir a todos un momento de mucha alegría y con el interés atrayente de todo lo que es cultural. Cada uno de los participantes del encuentro recibió de regalo una imagen de la Virgen de los Ángeles, la patrona del país anfitrión.
La jornada del quinto y último día comenzó muy temprano por la mañana con la Eucaristía presidida por el P. Luiz Carlos Cely, quién la ofreció en acción de gracias por este XIII Congreso Iberoamericano de la Reina de la Paz. La homilía estuvo a cargo del P. Carlos Cano: “La Palabra de Dios es tan asombrosa que uno se siente completamente desbordado, superado por todas partes. En el camino de la fe, el Señor tiene momentos en los que nos deja ver por una rendijita y contemplar lo que nos espera. Y nos hace un regalo y sentimos en nuestro corazón el ardor del amor de Dios, la luz que nos hace entender cosas que hasta ese momento no habíamos entendido. Es una gracia particular que nos hace sentirnos en nuestra debilidad, fuertes. Nosotros hemos tenido experiencias muy bonitas pero la vida es otra cosa, y ahora hay que ir a la vida ordinaria. Hay que bajar de la nube y seguir el camino. El Señor nos ha hecho percibir, sensiblemente incluso, alegrías íntimas que no se pueden contar. El gozo es interior. El gozo es lo que nos da la fe en Jesucristo”.
Luego de la misa, tanto los presentes como quienes participaron online del evento, pudimos disfrutar de la catequesis del P. Eric Fallas, en la que se refirió a “La Reina de la Paz, signo de esperanza para el mundo de hoy”.
Promediando la mañana, se reunieron los congresistas para compartir sus experiencias y poder compartir las conclusiones de este XIII Congreso Iberoamericano.
Oriol Vives, tomó la palabra y dijo: “Quiero comentarles que hemos tenido bastantes reuniones, ha sido un programa intenso y quisimos aprovechar estos días que tuvimos, formarnos, también orar y luego reunirnos. Primero de todo está el ¡GRACIAS! Gracias Dios mío, un aplauso para Dios que ha sido un Padre en este congreso. Dar ¡gracias a Jesús y gracias al Espíritu Santo! ¡Gracias a la Gospa! ¡Gracias a todos! ¡Gracias a los hijos predilectos de María! Aplauso muy fuerte a fray Danko y a todos los sacerdotes”.
El próximo congreso será en España, en Colombia o en Guatemala del 7 al 11 de febrero de 2024. Al finalizar, todos de pie aplaudieron a Costa Rica por el amor, la acogida y el clima de hermandad con que fueron recibidos y se vivió el Congreso Iberoamericano.
En este punto es bueno agradecer a todos los que estuvieron detrás de escena, los que aportaron su trabajo de muchas horas, su esfuerzo y capacidades para que el congreso se pudiera llevar delante de la manera en que se hizo, excelentemente. Además de los 250 congresistas que tuvieron la gracia de estar en Costa Rica, otros 250 participaron online desde sus hogares. Para esto se coordinó muy bien, tanto la labor técnica como la humana. Va nuestro agradecimiento de corazón al equipo técnico, al ministerio de música, a los 60 voluntarios, a los hermanos de la cocina y a los que sirvieron las mesas, que cada día, con mucho amor, se ocupaban de todo lo necesario para el alimento del cuerpo. A todos los que de una u otra manera colaboraron con este congreso y qué sin ellos, no hubiese sido posible realizarlo. ¡Gracias!
La mejor manera de finalizar este artículo y de expresar lo vivido en estos días, es hacernos eco de las palabras de Oriol Vives, presidente de la Fundación Centro Medjugorje, que cuando lo consultamos sobre su experiencia, nos compartió: “Estamos disfrutando de un congreso maravilloso. Estamos aquí, en Costa Rica, 250 congresistas, de ellos diez son sacerdotes. Es como un pequeño Medjugorje. Nos estamos formando, estamos orando. La Virgen nos pide que intercedamos por la paz y aquí estamos, y el resultado es maravilloso. Fraternidad, amistad, vamos cumpliendo objetivos y nos vamos poniendo otros. Lo principal es llenarnos nosotros de Dios, para luego, cuando lleguemos a nuestros países poder desarrollar lo que hemos aprendido aquí. Desarrollarlo en los grupos de oración, en los Centros de Paz, en las parroquias, allí donde la Virgen nos indique. Quiero dar gracias a la Virgen porque ella es la que permite que año tras año celebremos este congreso. ¡Gracias Gospa, gracias Jesús! ¡Gracias a la comunidad franciscana que nos ha enviado a fray Danko! ¡Gracias a todos, estoy muy feliz!”.