MEDJUGORJE EN PANAMÁ
Tres días de amor y esperanza
Comunidad Magníficat y Centro María Reina de la Paz
Crónica oficial
Iván Dragicevic, uno de los seis videntes de Medjugorje, estuvo en Panamá para participar de varias actividades organizadas por la Comunidad Magníficat y el Centro de María Reina de la Paz de Panamá.
-Día 18 de marzo de 2011
En horas de la mañana, Iván tuvo un encuentro con sacerdotes, diáconos y religiosas en la Parroquia de Santa Eduvigis en Betania. Seguidamente, se dirigió al Seminario Mayor San José para hablarle a los seminaristas, con la presencia del Sr. Arzobispo de Panamá. Luego grabó una entrevista para una televisora local.
Posteriormente, se dirigió a la Aldea de María Reina de la Paz, hogar de la Comunidad Magníficat, para dar su testimonio a las chicas toxico dependientes y a un grupo de familias del movimiento Familias de Nazaret. Después de la charla, Iván tuvo la aparición en el Oratorio de la Comunidad Magníficat a las 18:40, y al final compartió las siguientes palabras:
—«Yo siempre digo, que después de cada aparición, me resulta muy difícil hablar y muy difícil regresar a las realidades de este mundo. Me paro aquí frente a ustedes, pero todavía estoy con Ella, todavía estoy mirándole su rostro y viendo su sonrisa. Todavía estoy mirando sus ojos que nos miran a nosotros llenos de alegría. Verdaderamente, es muy difícil describir el encuentro con la Virgen y la belleza del encuentro. Siempre me gusta decirles a los peregrinos, a la gente, y a todos ustedes aquí esta noche, que si pudieran ver a la Santísima Virgen, aunque fuera por un segundo, no sé si la vida en la tierra tendría algún valor o algún interés para ustedes. Esta noche, la Virgen vino muy alegre y muy contenta, y al principio nos saludo con su saludo de siempre: “Sea alabado Jesús, mis queridos hijos”. Después de esto, Nuestra Señora dijo:
“Gracias mis queridos hijos, una vez más, por responder hoy a mi llamada. Y esta noche, deseo invitarlos para que juntos oren por la paz. Oren por la paz en el mundo. Mis queridos hijos, en este tiempo especial de gracia, oren para que puedan recibir las gracias del Espíritu Santo; por lo tanto, abran sus corazones. ¡Gracias mis queridos hijos otra vez, por haber respondido hoy a mi llamada!”
Después, la Virgen oró por todos nosotros con sus dos brazos extendidos. Y oró muy especialmente, por los sacerdotes presentes aquí esta noche. Luego, también oró por los enfermos que están aquí presentes. Nos bendijo a todos con su bendición maternal y bendijo todos los artículos religiosos que ustedes trajeron para ser bendecidos. Después de esto, le encomendé a todos, sus familias, sus necesidades, todas sus intenciones, y también especialmente, le presente a Ella, todas las intenciones que las personas me presentaron en este día para que se las ofreciera a la Madre. Después de esto, la Virgen pasó un tiempo orando por la paz y oró en su propia lengua aramea. Luego, yo recé un Padre Nuestro y un Gloria con Ella. Después volvió a orar por todos los aquí presentes, y luego se retiró. Ella se retiró con la luz y la Santa Cruz detrás mientras decía: “Vayan en paz, queridos hijos”.
Quiero volverles a repetir que esta noche la Virgen estaba muy, muy contenta y feliz».
-Día 19 de marzo de 2011
En horas de la mañana, el P. Francisco Verar condujo una entrevista exclusiva con Iván en Radio María, de una hora y media de duración. Posteriormente, Iván visitó las esclusas del Canal de Panamá, para dirigirse luego al Centro de Convenciones de Amador para el Encuentro Mariano de Oración por la Paz, con una asistencia de más de 10,000 fieles.
Luego de la aparición de la Virgen a las 18:40, Iván comentó:
-«Ahora, después de la aparición de la Virgen, yo quisiera describírselo a ustedes. Créanme, después de cada encuentro con la Santísima Virgen, me es muy difícil hablar. Es muy difícil para mí regresar de esa luz del cielo a la realidad de nuestro mundo. Porque cada vez que la Virgen viene, trae un pedazo de cielo con Ella, y yo puedo verlo detrás; puedo ver a la gente alegre, orando y cantando, y veo flores por todas partes. De verdad, es muy difícil describirles la belleza de este encuentro con las palabras que tengo a mi disposición, porque cada palabra que yo pueda usar para describirlo, es inadecuada y pobre. Para cada encuentro con la Virgen siempre nos preparamos con el Rosario, y mientras estoy rezando el Rosario —como lo he hecho hoy con ustedes—, espero la llegada de la Virgen. Yo la siento cada vez más fuerte en mi corazón cuando se acerca la hora de las 18:40 (6:40 p.m.). En ese momento, cuando vine al frente y me arrodillé a orar, y ya ustedes no pudieron escuchar mi voz, en ese instante vino nuestra Madre.
La primera señal de la venida de la Virgen, es siempre una luz y Ella viene dentro de esa luz. Y tan pronto como la Virgen llega, ya no veo nada frente a mí o alrededor mío. Y ya no siento tiempo o espacio. Ese es el momento del éxtasis.
La Virgen vino muy contenta y muy alegre esta noche. Se apareció con tres ángeles y nos saludó a todos con su saludo maternal: “Sea alabado Jesús, mis queridos hijos”. Después de esto, extendió sus brazos y oró sobre todos los que están aquí presentes esta noche. Ella oró por todos nosotros, en su propia lengua aramea. Luego oro, muy especialmente, por todos los sacerdotes aquí presentes. Después de esto, yo le encomendé a todos los sacerdotes y a todas las parroquias de donde ustedes vienen. Entonces, la Virgen, nos bendijo con su bendición maternal, y también bendijo todos los artículos religiosos que ustedes tienen con ustedes. Luego, la Virgen dijo:
«Queridos hijos, esta noche su Madre se regocija junto a ustedes, porque se han reunido aquí con Mi Hijo en oración. Mis queridos hijos, esta noche Yo les estoy trayendo la paz y quiero que ustedes lleven esa paz a los demás, les estoy trayendo amor para que den ese amor a los demás. Queridos hijos, sean mis apóstoles que lleven mis mensajes. ¡Vivan mis mensajes! Quien puede ser mi apóstol es aquel que vive los mensajes, de esa manera los puede llevar a los demás. Su Madre ora por ustedes e intercede por ustedes ante Su Hijo. Oren mis queridos hijos, oren, oren y nunca se cansen de orar. ¡Gracias, mis queridos hijos, por haber respondido a mi llamada!»
Luego de esto yo los encomendé a todos a Ella, todas sus necesidades, todas sus intenciones, todas sus familias. Después Nuestra Madre oró sobre todos los enfermos que están aquí esta noche. También yo le encomendé, especialmente, a todos los enfermos. Después de esto Nuestra Señora volvió a orar sobre todos los aquí presentes, y en esa oración Ella partió en una luz y un signo de cruz con el saludo “Vayan en paz, queridos hijos”. Esta es la parte más importante del encuentro con la Virgen esta noche».
-20 de marzo de 2011
A las 19 horas, Iván participó en el Encuentro Mariano de Oración organizado por el P. Francisco Verar, nuevo párroco de la Parroquia San Francisco de Paula en La Chorrera, donde se realizó el evento con una asistencia numerosa de fieles.
Al finalizar la aparición Iván comentó:
-«Estoy frente a ustedes y les estoy hablando, pero aún no puedo abrir los ojos porque me es muy difícil regresar a este mundo después de haber estado con la Virgen. No es fácil para mí estar todos los días con la Virgen, durante 5 o 10 minutos, y luego regresar a este mundo y seguir viviendo. Yo quisiera compartir con ustedes, y llevarles más de cerca los elementos más importantes de la aparición de esta noche. Pero tengo que decirles, que para mí es muy, muy difícil describir esto con mis pobres palabras. Es muy difícil describirles lo bella que es la Virgen, pero aún más difícil que esto, decirles cuánto Ella nos ama.
Esta noche, mientras tenía mi mirada en Ella, mirándonos a nosotros, podía ver el increíble amor en sus ojos y la alegría; y las lágrimas que corrían por sus mejillas, por el increíble amor por nosotros. Estaba muy alegre y feliz, parecía como si quisiera abrazarnos y besarnos a todos. Como les dije, Ella vino muy contenta, y nos saludó con su saludo maternal: “Sea alabado Jesús, mis queridos hijos”. Después de esto la Virgen dijo:
«Queridos hijos, esta noche su Madre se regocija junto a ustedes y esta noche, de una manera especial, en este tiempo de gracia, les estoy pidiendo que oren y que ofrezcan sacrificios; que perdonen y oren por la realización de mis proyectos. Queridos hijos, permitan que los ríos de amor fluyan a través de sus corazones. Es sólo a través del amor como ustedes pueden aceptarme a Mí, aceptar mis mensajes y vivir mis mensajes. ¡Gracias mis queridos hijos, por haber respondido a mi llamada!»
Luego de esto la Virgen oró especialmente —e individualmente— por cada uno de los sacerdotes aquí presentes. Oró con sus brazos extendidos, y después de eso extendió sus brazos y oró sobre todos nosotros aquí presentes. Oró también, muy especialmente, por los jóvenes y por los niños.
Después de esto, nos bendijo a todos con su bendición maternal. También bendijo todos los artículos religiosos que ustedes trajeron aquí. Luego, los encomendé a todos a Ella, sus necesidades, sus familias, sus intenciones; muy especialmente, encomendé a todos los enfermos que están aquí. Después la Virgen oró por un tiempo más largo por la conversión de los pecadores. Después siguió orando por nosotros y durante esa oración se alejó. Se retiró en medio de una luz y en el signo de la Cruz con el saludo: “Vayan en paz, queridos hijos”. Esto ha sido lo más importante de la aparición esta noche».
Centro Medjugorje Panamá