La Reina de la Paz nos guía hacia la verdadera felicidad.
“Queridos hijos, les pido con todo el corazón, les pido hijos: purifiquen sus corazones del pecado y elévenlos a Dios y a la vida eterna. Les pido: estén vigilantes y abiertos a la verdad. No permitan que todo lo que es de esta Tierra, los aleje del conocimiento de la verdadera felicidad en comunión con mi Hijo. Yo los guío por el camino de la verdadera sabiduría, porque sólo con la verdadera sabiduría pueden llegar a conocer la verdadera paz y el verdadero bien. No pierdan el tiempo pidiendo signos al Padre Celestial, porque él ya les ha dado el mayor signo: mi Hijo. Por lo tanto, hijos míos, oren para que el Espíritu Santo los pueda conducir a la verdad, los ayude a conocerla, y mediante ese conocimiento de la verdad, sean uno con el Padre Celestial y con mi Hijo. Ese es el conocimiento que da la felicidad en la tierra y abre la puerta de la vida eterna y del amor sin límite. Les doy las gracias.”
Aparición anual de la Virgen a Mirjana
18 de marzo de 2015
Oremos:
“Virgen María, Reina de la paz, me pongo bajo tu mirada de amor, y dejo que las palabras de este mensaje las pronuncies de nuevo sobre mí, y que como un bálsamo perfumado vayan ungiendo mi corazón, para que esa dulce unción me vaya purificando en este tiempo de cuaresma hasta lo más profundo de mi ser y sanando las heridas de mi alma.
Querida Madre, aun cuando nos corriges, lo haces desde el amor, pues a pesar de ser adulto/a sigo siendo un/a niño/a que necesita que me sigas enseñando como vivir y como transitar los caminos del Señor.
Reconozco María que en algunas ocasiones me siento tan débil y poco merecedor de tu amor, que hasta me escondo de tu presencia y de la presencia del Señor.
Por eso, Reina de la Paz, ayúdame cada día, para que el Espíritu Santo me colme de su presencia y me ayude a comprender toda la verdad, y a experimentar cada día mejor cuán grande es el amor del Señor y tus proyectos de Bendición para el mundo entero.
Gracias Madre por no cansarte de venir a este mundo para enseñarnos el camino que nos da la vida en plenitud y nos guía hacia el cielo. Amén.”