Oremos hoy por la humildad y por la apertura de nuestros corazones

“Queridos hijos, de nuevo los invito maternalmente: no endurezcan el corazón. No cierren los ojos ante las advertencias que por amor el Padre Celestial les envía. ¿Lo aman sobre todas las cosas? ¿Se arrepienten de que a menudo olvidan que el Padre Celestial, por su gran amor, ha enviado a su Hijo para redimirlos con la cruz? ¿Se arrepienten de que todavía no aceptan el mensaje? Hijos míos, no opongan resistencia al amor de mi Hijo. No opongan resistencia a la esperanza y a la paz. Con su oración y su ayuno, mi Hijo con su cruz disipará las tinieblas que quieren envolverlos y someterlos. Él les dará fuerza para una vida nueva. Al vivirla según mi Hijo, seran bendición y esperanza para todos los pecadores que deambulan en las tinieblas del pecado. Hijos míos, ¡velen! Yo, como Madre, velo con ustedes. Especialmente oro y velo por aquellos que mi Hijo ha llamado a ser para ustedes portadores de luz y portadores de esperanza: por sus pastores. ¡Les doy las gracias!”

(Mensaje del 2 de marzo de 2013)

 

Recemos el Ángelus

El ángel del Señor anunció a María.

Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María…

He aquí la esclava del Señor.

Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María…

Y el Verbo de Dios se hizo carne.

Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María…

Ruega por nosotros,

Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos de alcanzar

las promesas de Jesucristo.

 

Oremos
Oh Padre, Infunde en nuestra alma tu gracia. Tú, que en la anunciación del Ángel nos has revelado la encarnación de tu Hijo, por su pasión y su cruz condúcenos a la gloria de la resurrección. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

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