Novena de Navidad con la Reina de la Paz.
Mensaje de la Virgen
“Hoy me regocijo con el Niño Jesús y deseo que la alegría de Jesús entre en cada corazón”. (25-12-1993)
Meditación
¡María se alegra, Jesús está alegre, Dios está alegre! ¿Habíamos pensado eso antes? Solo podemos adivinar cómo es la alegría de María y cuál es la alegría de Dios. María se regocija en el pequeño Jesús, el Padre se regocija en el Hijo y el Hijo en el Padre, y su alegría es el Espíritu Santo. ¡Indecible en palabras! Sólo un corazón abierto, que ama, puede acercarse a este misterio.
La alegría de Dios es una expresión del amor de Dios. Dios se alegra porque crea libremente. Además, Dios se alegra porque se da a sí mismo por nosotros. Nosotros, los hombres, somos el gozo de Dios. Dios se regocija en nosotros, los seres humanos, porque nos ama. Dios ama a todos los hombres y se regocija en cada persona, pero especialmente en los que se convierten: “Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse”. (Lc 15,7)
Jesús nos enseña que la verdadera alegría no está en lo que tenemos y lo que hemos logrado, sino en lo que somos: “Alégrense no porque los espíritus se someten a ustedes, sino más bien porque sus nombres están escritos en los cielos”. (Lc 10,17-20)
Estas palabras de Jesús nos revelan un conocimiento importante: que la alegría no está en los éxitos (que los espíritus nos obedezcan), sino en la identidad, en lo que somos (en nuestro nombre escrito en el cielo). Imagínate esto: ¡Eres el hijo amado de Dios, el hijo de Dios, la hija de Dios creada para la eternidad! Si eres consciente de esto, ¡hay una alegría verdadera y que no pasa, que nada ni nadie puede quitarte! ¡Ni la enfermedad, ni el sufrimiento, ni el fracaso, ni siquiera la muerte!
“No dejes que el amor humano que es limitado y condicional te canse, sino salta de alegría y canta. El amor de Dios no espera que cambies para poder amarte, sino que te ama para que puedas mejorar y seguir creciendo hasta la plenitud que tu corazón anhela… Tan pronto como te abras a este amor, las personas que te rodean serán felices, alegres, pacíficas, capaces de vivir. Ora, para que puedas decir esto a cada hombre, y mostrarlo: para que todos salten de alegría porque los amas”. (Fray Slavko Barbarić)
Oración
Si la Virgen quiere que “la alegría de Jesús entre en cada corazón”, entonces orar con el corazón significa abrir el corazón a la alegría de Dios, de Jesús. La experiencia de la alegría en la oración es saborear con el corazón esa alegría de Dios y permitir que nos abrume.
La Navidad está cerca. ¿Sientes el anhelo y alegría en tu corazón por la Navidad? Si no es así, toma conciencia: ¡Dios se encarnó y nació! ¡Eres tan importante a los ojos de Dios que él nació por ti!
Creo que ahora brotará de ti una oración: Jesús, tu eres alegre. Dame la gracia de sentir y experimentar tu alegría…