¡Queridos amigos del Amor!

¡La Navidad debería dejarnos sin palabras, en un silencio de gratitud!

La unión de lo humano con lo divino, de la tierra con el cielo, del tiempo con la eternidad, de lo finito con lo infinito, todo en una sola persona, la persona de Jesucristo.

¡Se hizo hombre! ¡Dios se hizo hombre! “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Juan 1,14) Por eso, es importante ser humanos, respetar la vida. Si el hombre es importante para Dios, ¡entonces también debe ser importante para nosotros! Que Dios se hiciera hombre es una expresión grande de amor. Ese amor crea, vive y transforma. Con su encarnación, Dios, que es amor, nos redime del quebrantamiento que es nuestro destino diario. La Encarnación, como dijo el gran teólogo del siglo XX, Hans Urs von Balthasar incluye un “camino descendente”: Jesús caminó hasta la inmundicia y el fango de la existencia humana, aceptando finalmente, como dijo San Pablo, “la muerte, y muerte en la cruz”.  (Fil 2,8). ¡Solo el Amor puede hacer eso!

Y tenemos que recorrer el mismo camino: amar a las personas y alabar a Dios. ¡Todos los días de nuevo! En cada encuentro, una y otra vez.

¡Feliz Navidad!

Fray Jozo Grbeš, ofm
Provincial

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