Fr. Alexander (a la derecha en la foto) es sacerdote desde hace tres años y viene de la Arquidiócesis de París. Participó en el 22º Seminario Internacional de sacerdotes en Medjugorje y fue nuestro invitado en el programa de radio:
“Vivo en la comunidad con otros sacerdotes que fueron enviados a otras diócesis cercanas a París, que no tienen suficientes sacerdotes.Nací en una familia católica muy tradicional de cuatro hijos. Crecí en la fe, pero me perdí en mi adolescencia, como muchos otros jóvenes. Mi hermana mayor me motivó a unirme a grupos de oración y fue allí donde descubrí algo diferente – la fe y la alegría pueden ir de la mano-. Más tarde, tomé parte en la renovación espiritual organizada por la comunidad de las Bienaventuranzas y tuve allí mi primera confesión apropiada, así como una experiencia del Dios que es Amor. Sabía la teoría de antes, pero más tarde la experimenté plenamente y decidí decirle a Dios: “Aquí estoy”.
Esta ha sido la primera vez que he participado en el seminario para sacerdotes: “No me sentí atraído tanto por el tema del seminario como por el lugar mismo, ya que Medjugorje no es sólo un lugar de oración para mí, sino un lugar de reconciliación. Vine aquí, como seminarista en 2010, pero no pude confesarme en ese momento. Ahora he venido aquí para tener esa experiencia también, para ver cómo se hace aquí y por qué la gente desea tanto confesarse aquí. Esta vez puedo sentir aún más que Medjugorje no es sólo un lugar de Nuestra Señora, sino un lugar donde uno se conecta con Dios, con Jesucristo; es un lugar muy centrado en Cristo.
Cada vez veo que todo está dirigido hacia Cristo -Veneración de la Santa Cruz, Adoración del Santísimo Sacramento, meditaciones de oración- que muestra cómo los mensajes de Nuestra Señora nos dirigen a Jesús. Lo que está presente aquí es muy simple. Nuestra Señora no nos dio nuevas instrucciones de cómo caminar detrás de Jesús. Pensaba cómo en nuestra parroquia también tenemos la Adoración del Santísimo Sacramento, pero tal vez no tengamos la fuerza del Espíritu Santo cuando rezamos el Rosario. Es un desafío presentar la oración del Rosario como una fuente de fe fuerte y de encuentro con Cristo. Trato de enseñar a los jóvenes a rezar el Rosario, pero ahora siento que debería hacerlo aún con mayor fervor; así recuerdo la invitación de Nuestra Señora antes de mi conversión para rezar el Rosario con el corazón”, dijo. Fr. Alexander.