Entrevista a Marija de P. Livio

Compartir:

P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos, en transmisión directa desde Medjugorje, a Marija que nos comunicará el mensaje de la Virgen de la Paz del día de hoy 25 de mayo 2022.

P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!

Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo a todos los oyentes de Radio María. Hoy día 25, como cada 25 del mes, la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:

“¡Queridos hijos! Os miro y doy gracias a Dios por cada uno de vosotros, porque Él me ha permitido estar todavía con vosotros, para animaros a la santidad. Hijos míos, la paz está deteriorada y Satanás quiere la tribulación. Por lo tanto, que vuestra oración sea aún más fuerte con el fin de que todo espíritu impuro de división y de guerra sea silenciado. Sed constructores de paz y portadores de la alegría del Resucitado en vosotros y a vuestro alrededor, para que el bien triunfe en cada hombre. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

P. Livio: Dime Marija, ¿la Virgen estaba preocupada como las veces anteriores?

Marija: Hoy la Virgen parecía más tranquila, podría decir casi contenta. Cuando ha empezado el mensaje diciendo: “Os miro y doy gracias a Dios por cada uno de vosotros”, mi corazón se ha abierto, y cuando ha dicho: “porque Él me ha permitido estar todavía con vosotros para animaros a la santidad”, me ha parecido que la Virgen, con una mirada de esperanza, nos decía lo importantes que somos y con su mirada puesta en nosotros, esa mirada tan bonita que tiene cuando nos da mensajes de esperanza, de alegría… me pareció feliz. Cierto, cuando ha empezado la segunda parte del mensaje, se ha puesto seria sobre todo cuando ha dicho: “con el fin de que todo espíritu de división y de guerra sea silenciado”. Es decir, que en este mensaje ha habido un poco de todo, porque ha tocado diferentes puntos. Nos ha tocado a nosotros porque nos ha animado, nos ha agradecido y ha agradecido al buen Dios por cada uno de nosotros. Yo creo que la Virgen se encuentra bien entre nosotros y esto nos hace muy felices. Este es un mensaje muy comprometedor, pero al mismo tiempo esperanzador porque Ella está con nosotros y nos quiere.

P. Livio: Marija creo que ya es la segunda vez que la Virgen dice: “Os miro”. Cuando dice esto, ¿a qué se refiere? ¿Qué es lo que mira? ¿Te mira a ti? ¿Mira el futuro?

Marija: Me mira a mí, nos mira a nosotros, mira a todos los presentes en la capilla donde se reúnen todos los que traducen el mensaje, y algunos más que se agregan ya que ahora en Medjugorje empiezan a llegar muchos más peregrinos, también muchos italianos.

P. Livio: La Virgen nos ha dicho otras veces que su presencia es un envío de parte de Dios, ¿verdad? Ella misma ha dado gracias a Dios por permitirle estar más tiempo con nosotros, pero, según tú, ¿esta presencia de tanto tiempo, durará mucho, poco, o no se sabe en absoluto?

Marija: ¡Yo espero que sea todavía por otros mil años! Nosotros no nos cansamos de Ella, estamos muy orgullosos de ser sus hijos, de escuchar sus mensajes y ponerlos en práctica, de abrazar la santidad. Yo creo que una persona que está cerca de la Virgen, es una persona positiva, feliz, una persona que ama vivir en la Tierra, pero que se entrena para vivir en el Paraíso. Yo lo veo en muchas personas que vienen a Medjugorje, que aman a la Virgen, Ella que es nuestra madre. Se siente esa felicidad en el corazón, esa gratitud en el corazón. Por esto, pienso que muchas personas que viven deprimidas no se sienten hijas de la Virgen, porque, a pesar de los momentos de dificultad, la Virgen siempre da esperanza. Lo hace también en el mensaje de hoy porque la Virgen no tiene miedo, ni siquiera frente a la guerra, pandemias u otras situaciones. Ella nunca ha dado muestras de importarle la pandemia que hemos vivido, siempre nos ha dicho que orásemos y nos acercáramos más a Dios. Y abrazáramos la santidad. La Virgen siempre apunta muy alto porque, efectivamente, la paz está perturbada y Satanás quiere esa inquietud. Por esto, la Virgen nos pide ser sus manos extendidas en el mundo. Eso es lo que debemos hacer con nuestra vida, con nuestras palabras, con nuestro testimonio, sobre todo así como somos. No queremos nada con el mal y queremos ser portadores de paz y de alegría, queremos ser portadores de Jesús resucitado y queremos que el Espíritu Santo nos inspire, nos guíe, como dice la Virgen: “para que el bien triunfe en cada hombre”. Es decir, no solo para aquellos que han abrazado la santidad, sino que cada hombre necesita de nuestro testimonio, sobre todo aquellos que están alejados y no han conocido el amor de Dios.

P. Livio: Pero, yo he notado en estos últimos mensajes que, como bien dices tú, la Virgen nos invita a apuntar alto ya que a menudo en sus mensajes nos exhorta a la santidad. Dinos Marija, para la gente normal, para los peregrinos que son gente normal: jóvenes, viejos, padres. Explícanos qué significa ese camino de santidad. ¿Se trata de algo difícil, o bien es algo factible también para las personas más simples?

Marija: Dando testimonio a un grupo, me salió del corazón explicarles que yo creía en este proyecto de Dios, que había elegido este lugar y yo tomé como ejemplo la parroquia de Medjugorje. Les dije que la Virgen no había elegido a seis niños para dejarlos solos o aislados, sino que nos había dejado en nuestra parroquia, en nuestras familias. Daba mensajes para nuestra parroquia para que no nos sintiéramos solos o excluidos. Doy gracias a Dios porque la Virgen tocó tantos corazones en esta parroquia. A través de esta parroquia, tocó tantos corazones de jóvenes que eran nuestros hermanos, amigos, compañeros de escuela, de nuestra calle, de catecismo, etc. Gracias a estos compañeros que no nos veían como videntes sino como aquellos que recibíamos los mensajes que todos debíamos vivir. Esto fue una gracia especial para nosotros porque no nos sentíamos solos. Éramos un grupo de jóvenes, un grupo de parroquia, un grupo de familias, siempre juntos, abrazando los mensajes de la Virgen siempre de manera más profunda. Hoy, como mujer de una cierta edad, cuando miro atrás, agradezco siempre a Dios ese gran don de no dejarnos solos. Sí, nosotros tuvimos esa gracia especial de ver a la Virgen, empezamos a vivir sus mensajes, no solo al cien por cien, sino al mil por mil, empezamos a cambiar nuestra vida en lo más profundo de nuestro corazón ya que entonces nuestra vida no era como ahora que damos testimonio en cada ocasión. Me acuerdo que una vez en este tiempo de las cerezas, yo estaba subida a un cerezo y un grupo de personas me preguntaron dónde estaban las casas de los videntes. Yo, viendo que no me habían reconocido, les dije que continuaran recto y después a la derecha y otra vez a la derecha, pensando en la casa de Jakov y en la de Ivan. Yo les indiqué dónde estaban las casas de los videntes, pero yo permanecí subida al árbol comiendo mis cerezas. En cambio hoy no es así. Hoy siento la responsabilidad, también siento la gracia, siento la necesidad de testimoniar y si alguien pregunta por los videntes, les digo que yo soy uno de ellos. Este es el cambio, ahora estamos en primera línea. Al principio era más difícil porque me gustaban las cerezas y por esto les mandé a ver a los otros. Ahora es diferente porque sentimos más necesidad de testimoniar pensando sobre todo en que el tiempo es corto y debemos hacer siempre más.

P. Livio: Estoy de acuerdo contigo Marija. Dime una cosa, yo personalmente he escrito y dicho, y además los mensajes del inicio fueron siempre muy claros, que sois un pueblo elegido, que la Virgen eligió vuestra parroquia y la organizó para que fuera un ejemplo para las demás parroquias del mundo. Esto es algo excepcional en el programa de la Virgen. Es decir, eligió los videntes y la parroquia, ¿verdad?

Marija: Sí, es verdad. Esta noche por ejemplo, hay unos grupos de oración, como cada 25 de mes, y hacen adoración toda la noche y la iglesia permanece abierta para agradecer la presencia de la Virgen y por el mensaje que se ha dignado darnos. Durante toda la noche, a cualquier hora, hay gente que reza, que está en silencio, que agradece. Son pequeños gestos que conmueven. Hoy en la colina a las cinco de la mañana estaba el grupo que decidió hacer mil avemarías esperando el mensaje. Esta noche a las nueve hay el grupo de jóvenes y después toda la noche adoración. Esto ya lo hacíamos al principio hasta llegar el alba como agradecimiento ya que no nos sentíamos dignos de esa gracia que Dios nos estaba dando a través de la Virgen.

P. Livio: Yo me acuerdo que cuando empezó la guerra en vuestro país, la Virgen dijo en el primer mensaje de julio de 1981: “Cuanto durará esta guerra, dependerá de vuestra oración”. Después de uno o dos años, dijo: “Esta guerra dura tanto porque oráis poco” y ya en el cuarto año dijo: “Esta guerra terminará pronto porque habéis empezado a orar”. Creo que también en el mensaje de hoy dice algo parecido ya que dice que, visto que Satanás quiere la guerra, nuestra oración debería ser más fuerte. Creo que es una apelación a intensificar nuestra oración por la paz.

Marija: Es verdad. Nosotros sabemos que debemos intensificar la oración porque la Virgen dice que con la oración y el ayuno también las guerras se pueden parar. Por lo tanto, ¡hagámoslo!

P. Livio: Ciertamente. ¿Qué piensas tú de esta guerra? ¿Durará todavía mucho?

Marija: Yo espero que durará poco a pesar de que muchos no ven el final. Esta tarde estaba con nosotros un sacerdote de Ucrania que oraba especialmente por la paz y su presencia era también una invitación más a la oración. Nosotros sabemos lo que se debe hacer porque la Virgen, cuando hubo la guerra de los Balcanes, nos dijo que si orábamos más, la guerra sería más corta. Así lo hicimos y la Virgen escuchó nuestra oración. Hoy casi todo se ha reconstruido y no queda apenas señal de la guerra, pero en nuestro pensamiento y en nuestro corazón sabemos lo que la guerra significa. Yo siempre digo: Nunca llegar a la guerra porque es lo peor, es algo satánico. Cuando empezó esta guerra entre Rusia y Ucrania encontré a monseñor Aldo Cavalli, representante del Papa, y le dije que podíamos escribir una carta, hacer algo usando la diplomacia para decirle a Putin: “basta”. Al final, no lo pudimos hacer, pero hemos rezado mucho. Me acordé de monseñor Tonino Bello que, cuando tuvimos la guerra aquí, fue a Sarajevo a pesar de estar enfermo de cáncer, para rezar y decir que nosotros estábamos por la paz. Yo hoy quisiera gritar por la paz, no solo en Rusia y Ucrania, sino en todos esos países del mundo donde recomienza el comunismo, la dictadura, donde no hay libertad. También en nuestros países modernos donde parece que empieza una dictadura a través de esas nuevas ideologías y propuestas que nos quitan libertad de expresión. Debemos saber que esto no viene de Dios, sino de Satanás. Done no hay libertad, donde no hay democracia, allí no hay Dios porque Dios es libertad. Nosotros vivíamos en el comunismo y la Virgen nos libró de ello. Yo fui a Rusia y un año después cayó el muro. Creo que dimos un empuje. De ese viaje me acuerdo de cuántas iglesias abrimos y de cuántos testimonios dimos. El papa Juan Pablo II quiso que se llevaran a un vidente y el párroco de Medjugorje para ir a Rusia y hacer allí el acto de Consagración. Así lo hicimos juntos, yo en Moscú y él desde Roma. En la sede del periódico celebramos la Santa Misa y un pequeño bote de medicinas era nuestro cáliz porque no se podía hacer de otra manera. Pero yo estaba dispuesta a todo, incluso a morir si era necesario. Pero el Señor no quiso para mí el martirio, prefiere para mí el martirio cotidiano. Para mí fue una experiencia muy fuerte y tan bella que todavía hoy la siento en mi corazón como una gran experiencia en mi vida. Me acuerdo del frío que pasé, pero también me acuerdo de tantas personas que se acercaron a mí y de esa unidad. Me acuerdo de que una de las iglesias católicas estaba junto a una ortodoxa pero separadas por un alambre de espino y aquellos que estaban en la ortodoxa querían venir a participar de la aparición con nosotros y ¿quién detiene a alguien que quiere orar a la Virgen? Entonces propuse que quitaran el alambre de espino y pusieran el altar entre las dos iglesias con el fin de hacer partícipes a todos los que lo quisieran. Se pusieron las sillas de una y otra iglesia en el césped. Nos pasamos desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Cuando la gente supo que, mandada por el Papa llegaba una vidente de Medjugorje, muchos se quisieron bautizar, hubo muchas comuniones y también bodas. ¡Fue como un Pentecostés! La gente lloraba de alegría. Me acuerdo que por la noche blanqueaban el interior de las iglesias y que, después de setenta años, volvían a poner las imágenes de los santos. Esas personas habían arriesgado sus vidas y la de sus familias para poder conservar esas imágenes  en sus casas con amor y devoción.

P. Livio: Dime Marija, en Ucrania hay una parte importante de católicos que han estado en Medjugorje y que están sufriendo mucho. ¿Tú crees que hay esperanza para este pueblo que, como ha dicho la Virgen en el mensaje de octubre: “Dios es paz y libertad y lo que impide la libertad no viene de Dios”?

Marija: ¡Claro que sí! Hay esperanza para cada uno de nosotros, también para el pecador más empedernido. La Virgen llegó aquí para ayudarnos. Ella nos dijo que escucháramos su grito. Ella nos ama y escucha nuestras oraciones. Yo creo profundamente que también nosotros podemos ser constructores de paz porque creo en la fuerza de la oración.

P. Livio: La oración hace milagros como parar una guerra tal como hemos visto en el pasado y esto nos da mucha esperanza.

Marija: Nosotros sabemos que Satanás está aquí y usa a tantas personas, pero al mismo tiempo, sabemos que hay muchas personas que oran y que ayudan. Me acuerdo que hace unos días me llamaron por teléfono unas personas pidiendo oración porque habían decidido ir a Ucrania con ayuda humanitaria. El viaje fue bien, el Señor los protegió y pudieron hacer todo lo que se habían propuesto. Es decir, hay muchas personas que hacen el bien, solo que, como dice el dicho: “Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece”. Yo creo en este bosque de bien que está creciendo. No debemos pensar en nuestra humanidad como algo negativo porque hay un gran bosque que crece con la Virgen.

P. Livio: Yo creo que, en general, la humanidad no acoge como una gracia la presencia de la Virgen. No sé, es como si la ignorasen o cuando hablan de ello lo hacen con disgusto y esto duele mucho a las personas que escuchan y responden a esa llamada.

Marija: Yo creo profundamente que llegará también el fin de esta situación. Muchos políticos tampoco tienen esa libertad en el corazón, no tienen esa santidad, no sienten la necesidad de ser esas manos extendidas porque son esclavos del materialismo, del consumismo, del dinero, del poder, etc. Pero llegará el momento en que nosotros veremos la necesidad de escoger a quien nos tiene que representar. Yo no quiero que me represente un abortista porque yo estoy en pro de la vida. Yo no quiero un consumista porque yo no amo el consumismo. Yo no quiero a aquellos que se consagran al diablo porque yo quiero a los que quieren consagrar a nuestro pueblo y a nuestras familias a Dios, al Sagrado Corazón de Jesús, a la Virgen. Me sorprendió mucho saber que en la ciudad de Miami, una monja había creado una comunidad, quiso contactar con el alcalde para hacer un acto de consagración. El alcalde estuvo de acuerdo y pudieron hacer este acto de consagración en una ciudad de ocio, una ciudad muy moderna, tan mundana, llena de casinos, de diversión, etc. Me pareció muy bonito. Me acuerdo de cuando fui a Siracusa en Sicilia, el padre Matteo La Grua hizo el acto de consagración en el santuario de la Virgen de las lágrimas y lo leyó durante la aparición. La Virgen respondió: “Por este acto de consagración que habéis hecho, no os arrepentiréis ni vosotros, ni vuestros hijos, ni los hijos de vuestros hijos”. Es decir, que la Virgen dijo que iba a proteger a tres generaciones. Me acuerdo de que era un sábado y las escuelas estaban cerradas (en Italia los sábados por la mañana hay clases) para que pudieran venir al acto y debo decir que fueron muchos los que asistieron. Espero de todo corazón que en todas las ciudades de Italia se haga el acto de consagración porque de otro modo, no se puede ir muy lejos. Donde no hay bendición, hay maldición. Todo lo que se hace con la bendición de Dios nos trae grandes beneficios. A veces se trabaja muchísimo para ganar mucho y después gastarlo para llenar nuestros armarios a más no poder. ¡Esto no es normal! Por esto llegó la Virgen, para poner orden en nuestra vida. Para poner a Dios en el primer lugar y después todo lo demás.

P. Livio: Marija, la Virgen ha dicho que la paz esta deteriorada y que Satanás quiere la tribulación, pero parece que la prospectiva es la de animarnos a comprometernos en la oración, en el camino de la santidad y haciendo prevalecer el bien en nuestro corazón, venceremos.

Marija: Exactamente. Por esto os animo yo también. La Virgen está con nosotros, Ella nos mira y agradece a Dios por cada uno de nosotros. Debemos caminar junto a Dios, junto con la Virgen que cree que para Dios todo es posible y si estamos con Él, seremos fuertes y felices. La Virgen nos invita a vivir la felicidad de Jesús resucitado compartiéndolo con los demás. Me acuerdo que durante el Covid llegó aquí un grupo de polacos que me dijeron que si uno de sus compañeros no tiene trabajo, ellos hacen lo imposible para ayudarlo, también con dinero hasta que empieza a ganarlo, porque para ellos todos son hermanos. Hace pocos días hablé con un amigo de un grupo de oración, que ahora es padre de cinco hijos y uno de sus hijos, un chico muy guapo y alegre decidió entrar en un convento como fraile. Se había ido en septiembre y vino a casa para Pascua. Un día sale de casa por la tarde y dice a su padre que va a ver a sus hermanos. El padre asombrado le dice que sus hermanos están en casa, pero él le responde que va a ver a los hermanos de la rectoría. Es decir, que somos todos hermanos, no solo los de la carne ya que somos hermanos en Dios. Esta es la belleza de la vocación, del sacerdocio, del cristianismo, porqué dejamos de ser solo yo, ya que Dios obra en nosotros y nos volvemos esas manos extendidas. El Espíritu Santo sopla en nosotros cuando quiere y como quiere, nos volvemos portadores de paz y testimonios de Jesús resucitado.

P. Livio: Muchas gracias Marija por tus palabras y si te parece ahora acabaremos con la oración.

Marija: Sí padre Livio. Esta tarde oremos especialmente por todas las personas enfermas, por todas aquellas personas que viven sin esperanza, sobre todo por tantos jóvenes que viven confundidos porque no tienen a Dios en el corazón. Que el Señor acoja nuestras oraciones.

FUENTE: Equipo de Traductores de Amor de Déu

Compartir: