Me gustaría comentar un mensaje de la Virgen del año 1992 que me gusta especialmente por la alegría que transmite:
25 de junio de 1992
¡Queridos hijos! Hoy estoy contenta a pesar de que todavía hay cierta tristeza en mi corazón por todos aquellos que comenzaron a seguir este camino y después lo abandonaron. Mi presencia aquí es por tanto para conducirlos por un nuevo camino, el camino de la salvación. Por eso, Yo los invito día a día a la conversión, pero si ustedes no oran, no pueden decir que se está convirtiendo. Yo oro por ustedes e intercedo ante Dios por la paz: primero por la paz en sus corazones, después alrededor de ustedes a fin de que Dios sea su paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
REFLEXIÓN
La presencia de la Virgen en este mundo nos invita a contagiarnos de su alegría por eso de sus labios “estoy contenta” por eso la alegría de ella debe dibujar nuestra sonrisa todos los días desde el momento que abrimos los ojos dando gracias a Dios por el nuevo amanecer. Pero también la Virgen siente un pesar tan grande en su corazón, que su presencia sea superflua para algunos corazones que se van apagando poco a poco por falta de compromiso en la oración y en el sacrificio. La Virgen es el puente entre Dios y el hombre y nos invita a la conversión continua con la plena seguridad que ella ora también por cada uno de nosotros.
La conversión no es fácil, pero tampoco imposible, solo falta de afianzar nuestra voluntad para regresar a los brazos misericordiosos del Padre que nos espera con mucha alegría, y allí también está la Virgen porque ella nos trae el mensaje de paz y quiere que en medio de la tormenta, nuestro corazón tenga calma a través de la paz.