De tanto en tanto me encuentro con personas que están implicadas en cinco grupos parroquiales, tienen tres apostolados distintos, siguen siete devociones distintas, participan en cuatro parroquias y se declaran seguidoras de ocho ‘apariciones’ promovidas por otros tantos místicos. Aparte de ello, leen libros, escritos, revelaciones y diarios espirituales de tres o cuatro ‘místicos’ y escuchan a cuatro o cinco sacerdotes ‘opinólogos’ o influencers. Ufff. Bueno, lo primero que yo siento es una profunda admiración por esas personas, porque creo que deben tener un corazón, un alma, bien grande… y una cabeza no menos grande como para que puedan hacer y seguir todo eso y bien. Lo que es yo, con la Reina de la Paz de Medjugorje ya siento que tengo bastante. Y me explico. No es que me sienta abrumado o cansado, no. Tampoco me he aburrido de ser medjugoriano, no. Es que, viéndolo bien, considero que tengo bastante para meditar si me pongo a considerar tan sólo los mensajes de la Reina de la Paz, por ejemplo. Y ¿qué decir de toda la literatura medjugoriana que se ha producido -también en español- en estos últimos años?
Considero que sucede con Medjugorje y con la escuela espiritual de la Reina de la Paz que desde allí se origina, algo parecido a lo que nos pasa con el Santo Evangelio. Puede parecernos que ya lo sabemos todo, que es algo tan sencillo y fácilmente entendible, evidente incluso. Pero si tenemos mirada de fe y docilidad al Espíritu Santo, nos daremos cuenta también que el Evangelio es siempre nuevo y produce lo que anuncia aquí y ahora, si tenemos el corazón abierto. Del mismo modo, aquellos mensajes de la Reina de la Paz que en apariencia -sólo en apariencia- se muestran repetitivos sobre temas tan evidentes: la oración, la santidad, la paz, etc., si se van meditando con calma y humildad producen cosas nuevas en nosotros. Son palabras antiguas -repetitivas- y también nuevas y efectivas.
¿Y qué diremos acerca de las reflexiones tan autorizadas y sabias de P. Slavko Barbaric explicadas en sus numerosas publicaciones, por ejemplo? Recuerdo que hace varios años leí un libro de P. Slavko y -seguramente por tener yo el corazón duro- me pareció interesante, pero nada más. Hace algunos meses lo volví a leer, y me ha parecido espléndido y luminoso, me he quedado impresionado del libro y… de mi ceguera anterior. Y así podríamos decir lo mismo o parecido de otros autores y conocedores del fenómeno espiritual de Medjugorje y la Reina de la Paz.
En el mes de setiembre del 2024, tuve la gran oportunidad de vivir un retiro espiritual de sacerdotes predicado por el P. Jozo Zovko en Badija, Croacia. Ha sido probablemente uno de los mejores retiros que he vivido como sacerdote. Y allí me di cuenta que Medjugorje más que un dato que reciba la mente, más que una información que se recoge, es una gracia que se derrama abundantemente sobre alguien que se abre de corazón y tiene el valor de escuchar y recibir.
Con Medjugorje tengo para rezar y meditar toda mi vida. Seguiré ‘admirando’ a las personas que pican aquí y allá en diversas devociones, apariciones, apostolados, comunidades, etc. Sospecho que detrás de ello puede estar un terrible espíritu de dispersión y curiosidad, que no conduce mar adentro -como lo quiere Jesucristo-, sino que nos va dispersando sin llegar nunca a nada serio, a ninguna conversión verdadera, a ninguna santidad que valga la pena… al final, quizá lo único que consiga quien se deja llevar por ese raro viento sea el adorar su propio criterio, y su propio gusto. Más sencillo es, definitivamente, elegir un camino y seguirlo hasta el final, cueste lo que cueste, hasta alcanzar la configuración con Jesucristo.