Novena de Navidad con la Reina de la Paz.

Mensaje de la Virgen

“Todos ustedes por medio del bautismo son llamados y amados de manera especial, por eso testimonien y oren para que sean mis manos extendidas en este mundo que anhela a Dios y a la paz”. (25-12-2011)

Meditación

¿Por qué hay inquietud, conflictos, guerras?

La clave está en la mentalidad que se impone a las personas:

  1. El más fuerte quiere dominar al más débil.
  2. El modelo de pensamiento que reina es el de uno u otro.

Tal mentalidad excluye al otro y al diferente. El otro es su enemigo, amenaza y está de más, por lo que no debe existir.

¿Hay soluciones, caminos para la paz entre los pueblos?

Las soluciones son posibles, si los corazones cambian. Este cambio de corazón se manifiesta en lo siguiente:

  1. Que el más fuerte ayude al más débil.
  2. Que adoptemos un modelo de pensamiento que incluya a todos. Esa mentalidad incluye (integra, respeta) al otro y al diferente. El otro es su amigo y el que le enriquece, por lo que no le molesta su existencia.

La esencia de la Navidad es que Dios viene al hombre. Dios, que es vida, no guardó la vida para sí mismo, “siendo de condición divina se despojó de su rango” (Flp 2,6), y vino a ayudar al hombre, a dar vida a aquellos cuyas vidas estaban rotas, adormecidas. Dios, que es amor, ha venido a buscar a los perdidos, a curar a los enfermos, a liberar a los cautivos, a perdonar a los que han pecado.

El pensamiento cristiano fundamental y la esencia de la Navidad es que el más fuerte viene a ayudar al más débil. Dios, que es más fuerte, viene a salvar al hombre que es más débil. La mentalidad divina es amor, y se manifiesta en vivir según el modelo que incluye a todos. Jesús dice que el amor de Dios es como el sol y la lluvia, “… hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos” (Mateo 5,45). En Dios no existen los buenos y los malos; o los justos y los injustos. Dios no excluye a nadie. Es un padre misericordioso que quiere abrazar a ambos hijos, al menor y al mayor.

Dios es amor en sí, unidad en la diversidad (La Santísima Trinidad), es decir, paz. Es por eso que Jesús vino a reconciliar a aquellos que viven de acuerdo con la regla de uno u otro, que son mutuamente excluyentes, que viven en inquietud, conflicto, guerra, miedo y angustia. “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres” (Lc 2,14) los ángeles proclaman en Navidad, en el día del nacimiento de Jesús.

Oración

Hazte estas preguntas:

¿Quizás he excluido a alguien de mi vida?

¿Quizás yo tampoco quiero perdonar a alguien?

Y ora así:

Jesús, dame amor por la persona que he excluido, porque me ha hecho daño, porque tiene una opinión diferente a la mía…

Dame amor por la persona a la que no amo…

Dame amor por la persona a la que no soporto, a la que no acepto…

Dame amor…

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