Durante la santa Misa fúnebre, celebrada el 26 de noviembre del año 2000, Jakov Čolo, en nombre de todos los videntes, leyó el siguiente texto, expresando con estas palabras, quien fue y quien es fray Slavko Barbarić.

“¡Querido hermano nuestro, fray Slavko! ¿Cómo podemos olvidar todos los años que pasamos juntos: todas nuestras conversaciones, todas nuestras oraciones y todo lo que vivimos juntos? ¿Cómo no recordar todos tus sacrificios y tus luchas por nosotros? ¿Cómo no recordar tu bondad y tu amor por nosotros? Muchas veces nos dijiste: “¿Saben que los amo?” Hemos sentido muchas veces este amor y de tantas maneras recordamos estas palabras tuyas. Muchas veces, después de las apariciones, nos preguntaste: ‘¿Cómo es la Virgen?’ Hermano, ahora estás con Ella, tú que a Ella consagraste tu vida, tú que hiciste todo para que todos pudieran conocer su amor y su bondad y este amor y esta bondad estaban en ti tanto, que cualquiera que te conocía podía experimentarlo. Gracias querido hermano por el apoyo que muchas veces necesitábamos y nos lo brindaste en todo momento. Te agradecemos por todos los consejos que nos diste, justo cuando más lo necesitábamos para guiarnos en nuestra vida espiritual, sostenernos y ayudarnos en nuestra oración personal. Gracias por todas las visitas que nos hiciste en nuestros hogares, que trajeron tanta bendición y alegría a nuestras familias. Gracias por todos los juegos que jugaste con nuestros hijos que te vieron como un amigo verdadero y sincero. Hoy, querido hermano, te lloramos, pero al mismo tiempo nos alegramos porque estás junto a quien amaste inmensamente y por quien diste tu vida: la Virgen. Tu obra, tu bondad y tu amor vivirán por siempre en nosotros, y tú, querido hermano, ora y vela siempre por nosotros. Ahora, querido hermano, te decimos lo que tú siempre nos has dicho: Hermano, ¿sabes cuánto te amamos?

Tuyos: Jakov, Ivan, Mirjana, Ivanka, Vicka y Marija

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